Especial 25: Shinsou Hitoshi.

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—Muchas gracias por ayudarme en esto, hija —habló tu madre pasándote un par de bolsas—. Te prometo que cuando llegue, te daré el dinero suficiente para ese concierto al que quieres ir.

—No te preocupes, mamá —contestaste dándole una sonrisa entre forzada—. Será mejor que te vayas, mi tía debe estar esperando en el auto.

—Es verdad. —Ambas miraron hacia afuera, viendo como el auto se encendía—. Si tienes algún problema, llámame. ¿Ok?

—Sí, mamá. Ya vete —dijiste riendo. Tu madre asintió y se fue hasta el auto donde se encontraba tu tía, ambas se despidieron y se fueron a su "noche de mujeres", como lo catalogaron ellas.

Cerraste la puerta para luego dejar soltar un largo y desesperado suspiro. Sentiste como unas pequeñas manos tomaban tu pantalón y lo tiraban para pedir atención. Bajaste la mirada para encontrarte a tu pequeña prima, que seguramente gateó hasta donde estabas. La tomaste entre los brazos y la levantaste para dirigirte al salón principal.

—Enano —llamaste a tu hermano que se encontraba viendo televisión. Cuando escuchó que le hablabas, volteó su cabeza para verte—. ¿Qué quieres para comer?

—¡Pollo frito! —gritó levantándose del sofá y saltando en el mismo puesto. Su actitud hizo reír a tu prima, que trataba de moverse igual que él pero en tus brazos.

—Bien, será pollo frito —comentaste, él gritó de felicidad—. Pero con una condición...

—¿Cuál?

ooo


—Bienvenido, pasa. —Abriste la puerta, dejando entrar al chico de pelo morado—. Lo siento por cambiar el lugar de encuentro, pero como ves... me han pedido que cuide a mi prima.

Shinsou pasó su vista por toda la sala principal, viendo como el mayor comía un pedazo de pollo y miraba televisión, a la vez que la más pequeña se encontraba en un andador tomando leche de un biberón. El chico hizo una mueca, que trataba de parecer una sonrisa. No pensó que la cita sería en tu casa.

—No te preocupes, en cualquier lugar está bien —dijo mientras mantenía su mano tras su cabeza un poco despreocupado.

Tu hermano, al escuchar una voz extraña, dejó de mirar la televisión para centrarse en quién era el que estaba al lado tuyo.

—¡Ah! ¡¿Tú eres el novio de mi hermana?! —gritó efusivo tu hermano.

—¿Novio?

—¡Él no es mi novio! —Te acercaste a tu hermano tratando de hacerlo callar—. Perdón, pero él no sabe medir sus palabras...

—Ah, —Se desconcertó un poco el chico—, está bien. No importa.

Suspiraste cansada; no querías que Shinsou tuviera una mala impresión de la cita, pero si no era esto, hubiera sido peor al tener que cancelarle unas horas antes. A fin de cuenta le habías explicado y el prefirió estar contigo en casa que cancelar la cita.

El sonido del llando de tu prima menor hizo que despertaras de tus pensamientos. No te habías dado cuenta en qué momento el chico se había sentado a un lado de tu hermano.

Sacaste a la pequeña del aparato donde estaba y la tomaste en brazos para tratar de calmarla. Pero los minutos pasaban y ella no dejaba de llorar, aún más fuerte que antes.

—Tal vez tiene pedos —habló tu hermano.

—¿Te refieres a gases? —preguntaste al no entenderle. Este se encogió de hombros.

—Puede que necesite eructar —habló ahora Shinsou levantándose del lado de tu hermano y yendo a tu ayuda—. He visto que le golpean la espalda.

Asentiste poniendo a tu prima apoyada en tu hombro, dándole golpecitos en su espalda. Poco a poco la pequeña dejó de llorar, pero en consecuencia empezó a dejar soltar pequeños gases continuamente.

—¡A funcionado! —dijiste feliz al ver como la pequeña había dejado de llorar completamente y estaba empezando a quedarse dormida.

Ambos se sonrieron mutuamente al ver como tu prima descansaba apoyada en tu hombro ya babeado.

El sonido de un cristal romperse los alarmó a ambos, girando en busca de lo que se había caído.

—Perdón —dijo tu hermano. Al parecer había ido por algo de beber y el vaso se le había caído a medio camino—. ¡Ya lo recojo!

—No —habló Shinsou antes de ti, parando a tu hermano que iba a tomar los pedazos con las manos descubiertas—. Es peligroso, yo lo hago.

—Puedes dejarlo ahí, voy a la habitación y vuelvo —comentaste al chico para que no lo hiciera.

—No te preocupes, yo puedo hacerlo. Estás ocupada. —Aunque quisieras detenerlo, el ya estaba terminando de echar los pedazos rotos a una bolsa. Le agradeciste y fuiste a la habitación para dejar dormir a la pequeña en la cama bien segura.

Al acomodar a la nena y verificar que nada malo podía pasarle, te devolviste al salón principal para encontrarte a tu hermano sosteniendo la pala de basura y a Shinsou barriendo los pedazos pequeños del suelo. Te dio ternura como ambos se ayudaban para limpiar.

—Ya está —dijo el de cabellos morados al verte parada mirándolos.

—Gracias otra vez por ayudarme —agradeciste—, y por querer venir aunque eso significaba estar aquí aburrido.

—No tienes que agradecer. No estoy aburrido.

—Genial, pues he pensado en poner alguna película. ¿Qué les parece? —dijiste ahora a ambos chiquillos. Tu hermano saltó de emoción mientras que Shinsou dejó liberar una media sonrisa.

ooo


—¿Cómo la pasaron anoche?

El día siguiente ya había llegado. Después de la película el chico se fue a su hogar, no sin antes despedirse de ti de una forma un tanto extraña.

Tu madre llegó un par de horas después de que el chico se fuera, y justo cuando tu hermano se había dormido.

—Bien, ambos se comportaron muy bien —dijiste en referencia a tu hermano y prima.

—¡Sí! ¡Comimos pollo frito y vimos una película!

—Qué divertido suena eso —dijo tu madre acariciando la cabeza de su hijo.

—Pero me dio risa cuando el novio de [Nombre] trató de besarla en la puerta.

El silencio reinó después de la pocas palabras que tu hermano soltó.

—¿Novio?

Cerraste los ojos, tratando de buscar una salida a lo que sería una larga charla entre madre e hija.

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Место, где живут истории. Откройте их для себя