Cita 57: Ojiro Mashirao.

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—Perdón por hacer que vinieras hasta acá, [Nombre].

Le sonreíste al chico y negaste con la cabeza tratando de restarle importancia. En primera instancia, nunca estuviste molesta por él, solo te había pedido cambiar el lugar de la cita, no era un problema tan grande.

—Hey, está bien. —Le diste unos golpecitos en su brazo—. No es nada. Además, así puedo ver como viven, y ver a Mina.

Después de eso el chico te sonrió, y entraron a la residencia de su clase. Él ya te había comentado como no era posible poder juntarse fuera de los dormitorios, pero sin embargo hizo lo posible para que lo dejaran traer a alguien externo. Tuviste suerte de que ya algunos chicos de la clase 1-A te conocían, así la directiva aceptó rápido tu visita.

—¡[Nombre]!

El grito ensordecedor de tu amiga se escuchó por toda la residencia. Esta fue corriendo hacia ti cuando te vio entrar por la puerta principal.

—Hola, Mina. —La abrazaste cuando llegó corriendo—. Ay, no me abraces tan fuerte que me quiebras los huesos.

Te soltó de inmediato, pero ambas rieron ante sus acciones. Ojiro estaba atrás de ustedes viendo la escena, mientras que sentados en la sala habían unos pocos compañeros del chico.

—¿Trajiste a tu novia, Ojiro?

Cruzaste miradas con quien habló, era un chico con el cabello azulado.

—¿Tienes permiso para traer a desconocidos a la residencia? —volvió a hablar.

—Iida, [Nombre] tiene su pase temporal dentro de las instalaciones, no la molestes —dijo Mina cruzándose de brazos.

—[Nombre] no es mi novia, solo estamos en una cita.

Cuando el chico dijo eso, una parte de ti se entristeció; era muy temprano para ser novios, pero el chico era tan atento y cariñoso contigo que si en algún momento te pedía algo así, aceptarías en todo momento.

Le mostraste el permiso al presidente de la clase, este simplemente asintió.

—Perdón por eso, [Nombre] —susurró el chico cuando iban caminando hacia el elevador. Negaste con la cabeza.

—Es normal, soy una desconocida para la mayoría.

Antes de que se fueran al cuarto del chico, Mina te dijo que después hablarían sobre todo lo que estaba pasando. Al recordar eso los nervios se hicieron presentes, no le habías dicho mucho de como iban tus citas con algunos chicos, y menos le habías dicho que con su compañero estaban yendo más allá de solo unas salidas casuales.

—¿Sucede algo? —preguntó Ojiro al verte distraída. Estaban saliendo ahora del elevador y caminando al cuarto del chico.

No te importaba tener una cita encerrada, no te daba miedo estar a solas con él, sentías esa tranquilidad con él y confiabas en él. Incluso si no fuese así, no es como si pudiera hacer algo en una residencia.

Ya estaban uno frente al otro en la pequeña mesa de centro en la habitación del chico. Su cita consistiría en ver una película tranquilos.

—Le pedí a un compañero si nos podía cocinar algo para comer, —Te mostró una bandeja con galletas caseras repartidas—, espero que te gusten.

—Gracias —dijiste tomando una—, ¿qué película veremos?

—¿Cuál te gustaría ver?

—Mmm, una de comedia-romántica suena bien.

Ojiro asintió y fue a buscar su computador para empezar a escoger. Cuando decidieron ya que película querían, decidieron por ponerse cómodos.

—¿Por qué no nos acostamos en la cama? —diste una sugerencia.

La cara del chico mostraba un pequeño cambio de color. Ambos se levantaron de la mesa de centro y fueron a la cama. Ojiro dejó el computador a los pies de esta, así que te sentaste en ella apoyando tu espalda en el respaldo; el chico se sentó a tu lado.

Ahora que estaba justo a tu lado, era algo más vergonzoso. Tu corazón no dejaba de latir con rapidez, los nervios te comían y solo estaban uno al lado del otro.

Ambos miraron la película, aunque ninguno estaba completamente atento a lo que pasaba en ella. Ya pasado una hora de la película, sentiste la mano del chico sobre la tuya; tu rostro se puso caliente cuando te fijaste en él, que te miraba con una sonrisa nerviosa.

El sonido de la película de fondo reproducía una escena empalagosa, lo que generaba un ambiente sentimental en el cuarto del chico.

—Mashirao...

El cuerpo del chico se acercó a ti, además de inclinar la cabeza lentamente. Solo podías ver como en cámara lenta cara se acercaba cada vez más.

—[Nombre], yo...

—¡¿Ya terminaron?!

La puerta fue golpeada abruptamente, para luego ser abierta de par en par por tu amiga. Ambos se alejaron rápidamente, quedando con las caras rojizas de la vergüenza. Mina los miró acusatoriamente, y por dentro tenía la sospecha que había interrumpido algo.

—Venía a decir que abajo quedó almuerzo para ustedes, los chicos trajeron yakisoba para todos.

Ojiro asintió, agradeciendo que les dejaran comida aunque ellos habían ya terminado con sus galletas. Mientras que el chico estaba calmado, tú le lanzabas miradas recriminatorias a Mina.

Luego de que se fue, suspiraste derrotada por el comportamiento de ella. Había arruinado el ambiente que se estaba generando.

—Mina es un poco...

—¿Metiche? —preguntaste completando la frase del chico—. Es mi amiga, la conozco como la palma de mi mano.

—Debió preocuparse por ti.

Negaste ante lo que dijo, reprochando el actuar de tu amiga. Ojiro rió ante tu forma de actuar.

Lo volteaste a ver, su risa era linda y te agradaba. Apoyaste tu cabeza sobre su hombre, sintiendo la vibración de su risa y luego un silencio sereno.

Elevaste la mirada solo para darte cuenta que estaba mirando de la misma forma que lo hacia antes de que tu amiga los interrumpiera.

Ahora él no fue quien dio el primer paso, fuiste tú. Acercaste tu rostro al del chico, buscando con tus labios los de él. Fue corto, tierno y cálido.

Te alejaste con una pequeña sonrisa reflejada, a lo cual el chico también sonrió.

—Hace mucho tiempo me preguntaba —Empezó a hablar el chico en un susurro sobre tus labios— si era que...

—¿Qué cosa?

—Que si quisieras ser...

La puerta fue abierta de par en par, creando un estruendo. Como piezas de dominó tu amiga y algunos de sus compañeros cayeron sobre si mismos, delatando así como estaban escuchando a escondidas detrás de la puerta.

—Ehh... ¿perdón? —dijo tu amiga al verte casi echando humo por las orejas.

Sentiste la risa del chico volver a empalagar tus oídos. Dejarías pasar lo que hicieron por esa vez.

Cita 57: ??/10

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora