Cita 22: Bakugou Katsuki.

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El grito de miles de personas encerrada dentro de unos metros cuadrados, alzando la voz como locos por ver dos grupos de jugadores tras un balón, no era el panorama favorito de tu cita, pero te dabas cuenta que estaba soportando todo ese alboroto por ti, y eso te alegraba de sobremanera, pues significaba que en verdad estaba dispuesto a hacer cosas contigo.

Saltaste del asiento de las gradas, junto con la mayoría de los presentes allí sentados, al ver como tu equipo favorito de baloncesto anotaba justo a tiempo para dar vuelta el juego antes de que terminara el último cuarto. Estabas feliz, y por el éxtasis del momento te abalanzaste encima del chico, que no se había parado a festejar, para abrazarlo.

Bakugou solo se quejó por el sorpresivo abrazo, pero no se separó de ti hasta que tú lo hiciste.

—¡Ganaron! —Festejaste separándote del él, te sentaste en tu puesto mientras guardabas las cosas para ya salir de la cancha—. Hace mucho que no veía un partido de baloncesto en vivo.

Dejaste de recoger tus cosas y posaste tu mirada en el chico que se había levantado de su asiento, tu sonrisa se ensanchó al pensar en lo que tuvo que sufrir el chico para verte feliz. Bajaste la mirada al ver la mano extendida del rubio, te estaba dado la mano para ayudar a levantarte. Sin rechistar tomaste su mano con fuerza, para así salir de allí y terminar con el maravillo día que te había dado.

Con cuidado y en fila, empezaron a salir junto a la mayoría de las personas que también querían irse.

—Me encantó como Tsuji dio su pase hacia atrás para que Kamata lanzara uno de 3. —Tus palabras salían fluidamente, y además se podía notar tu emoción en el tono de voz.

De reojo notaste la mueca indescifrable que estaba haciendo Bakugou cada que hablabas de los jugadores, y te extrañaste por eso.

—Bakugou —llamaste para que este te prestara atención, pues se notaba que su mente estaba divagando entre las nubes—. Bakugou.

—¿Qué quieres? —Su voz resonó al momento de hablar, pues aún se mantenían dentro del recinto cerrado, pero perdió fuerza al cruzar por la puerta y salir del lugar.

La gente empezó a esparcirse por toda la calle, pues ya no estaban aplastados como sardinas enlatadas como lo estuvieron hace unos segundos atrás, y empezaron a irse por diferentes direcciones. Ustedes igualmente se alejaron un poco de la entrada, para que así la bulla que aún se escuchaba, no los molestase al momento de comunicarse.

—¿Disfrutaste del partido? —Tu duda iba más allá que esa pregunta, pero no querías incomodar al chico por tus especulaciones.

—Estuvo bien —respondió. Asentiste a su respuesta, pero no quedaste conforme, sentías que solo tú habías disfrutado de la salida y que él solo se estaba conformando con que tú lo pasaras bien. Suspiraste triste agachando la cabeza, quedando en tu visión la mano del rubio entrelazada con la tuya. Tus labios se convirtieron en una sonrisa casi desapercibida, no dirías nada, pero le devolverías el favor en algún momento—. Prefiero jugar que verlo.

—¿Juegas baloncesto? —Te asombraste por su comentario y tu rostro se iluminó, nunca pensaste que el chico jugaba—. ¡Genial! ¡Quiero verte jugar algún día!

El rostro serio del chico cambió, y una sonrisa ladina se creó en su cara. Quedaste viéndole por un momento, cosa que no pasó desapercibida por él, ya que te dio un apretón ligero en la mano entrelazada, haciendo que te sonrojaras.

—Estas de suerte, cara de tomate. —Tu rostro enrojeció más que antes al escuchar el sobrenombre que te había puesto Bakugou, pero no dijiste nada.

Él tampoco dijo nada más después de eso, solo empezó a caminar, y como estaban aún de la mano, te arrastró con él de paso.

—¿A dónde me llevas? —No entendías a dónde iban.

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now