Cita 18: Aizawa Shouta.

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—¡Por aquí! —se escuchó el grito de una voz infantil desde lejos.

Un pequeño grupo de niños estaban a una distancia de ti, pestañeaste un par de veces y miraste al suelo, más específico a tus pies, donde se encontraba un balón de soccer. Te agachaste para recoger el balón y los chicos empezaron a levantar las manos para que se la tiraras. Te levantaste de la banca y les devolviste el balón de una lanzada.

—¡Gracias, señora! —gritaron despidiéndose y se fueron por donde llegaron.

Quedaste un poco desconcertada por eso. Te sentaste otra vez.

—¿Señora? pero si apenas y estoy en mi juventud, —suspiraste derrotada—, empezaré a cuidarme más, si ya me dicen señora.

—No veo la necesidad de hacerlo —hablaron detrás de ti—, estás bien ahora.

Te giraste mirando hacia atrás encontrándote a quién estabas esperando.

—Aizawa, —Dejaste salir el aire de tus pulmones al verlo—, me diste un susto.

El hombre te miró con seriedad, incomodándote un poco. Pero la ablandó al segundo, y subiendo la comisura de sus labios, te sonrió. Le sonreíste de vuelta mientras seguías sus movimientos. Este dejó de estar a tus espaldas y se sentó a tu lado en la banca.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Mmm... bien, por ahora.

—¿Por ahora? —dijo dudoso. Asentiste, e ibas seguir hablando, pero un pequeño maullido resonó por tus oídos, y al parecer el azabache lo escuchó también.

Frunciste el ceño y miraste para todos lados buscando la fuente del sonido. El pro héroe carraspeó la garganta, le miraste y este apuntó a un lado de la banca. Llevaste tu mirada a la dirección que apuntaba y allí escondido a un lado de la banca, se encontraba un pequeño minino. 

—Qué lindo —dijiste enterneciéndote.

Como estabas más cerca del animal, te acercaste a él y con cuidado lo tomaste. Al ser muy pequeño no hizo problema al tomarlo, pero te diste cuenta de que tenía un collar alrededor de su cuello. Lo pusiste en tu regazo para mayor comodidad.

—¿Estás perdido, pequeño? —dijiste al minino, este maulló despacio mientras empezaba a ronronear por las caricias que tú y el pro héroe le daban—. Tierno.

—¿Te gustan los gatos? —preguntó el hombre. Dejaste de ver al gato y giraste tu cabeza para ver a tu acompañante. Asentiste a lo que dijo y este sonrió—, conozco un lugar.

—¿Un lugar?

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—No te muevas, deja sacarte una fotito, o varias —dijiste mientras sacabas tu celular y empezabas a sacarle miles de fotos al pro héroe—. Internet me lo agradecerá.

—¿Mmm? —Aizawa te miró extrañado, pero dejó de hacerlo para darle más importancia a los gatos que lo rodeaban.

Después de encontrar al dueño del pequeño gatito del parque, el pro héroe te llevó, como dijo el mismo, a uno de sus lugares favoritos, un café de gatos llamado Nekokaigi, uno de los tanto de japón.  

Ahora mismo estaban sentados uno al frente del otro mientras se encontraban rodeados de diferentes tipos de gatos, grandes o pequeños, de raza o no. Pero todos igual de lindos.

Después de terminar con la mini sesión de fotos, bajaste el celular y lo dejaste encima de la mesa. Llevaste la taza de café a tu boca mientras que por debajo de la mesa un gato pasaba por tus piernas, dándote cosquillas y haciendo que soltaras una risa risueña. El hombre dejó de ver a los gatos y mantuvo su mirada en ti.

—¿Qué pasa? —preguntaste mientras volvías a tomar un sorbo de café.   

—Me gusta tu risa.

—Eh... gracias —respondiste nerviosa—. A mí me gusta tu barba de 3 días.

—Pues eres la única que le gusta.

Le sonreíste tímida y llevaste tu mano a uno de los gatos que estaba encima de la mesa, pero este corrió su cabeza para que no lo acariciaras.

—Hiciste un movimiento muy rápido —habló Aizawa—, se asustó. 

Asentiste a lo que dijo entendiendo y volviste a intentarlo, pero sin éxito, ese gato no dejaba que le acariciaras. Aizawa dejó salir una risa y llevó su mano a la cabeza del gato, acariciándolo normalmente. 

—¡Eh? ¿Por qué se deja contigo y no conmigo? —preguntaste amurrada.

—Dame la mano —dijo mientras agarraba tu mano con la misma con la que acarició el gato.

Llevó tu mano a la cabeza del gato. Aunque el gato se puso tenso al sentir el peso, el hombre empezó a dar pequeñas caricias lentas, haciendo que el gato se relajase y empezara a ronronear.

—Solo transmítele tu calma —dijo.

Sonreíste al ver la cara del gato disfrutar del momento tanto como tú con Aizawa. Miraste al hombre y le sonreíste divertida, este solo te dio una sonrisa ladina.

—Eres un experto de los gatos, ¿no? —Te burlaste de él.

Este alzó una ceja por lo que dijiste y llevó su mano a tu cabeza, acariciándote y despeinándote de paso. Cerraste los ojos haciendo un mohín y cruzándote de brazos.

—¿Por qué haces eso? —preguntaste mientras este dejaba de acariciarte la cabeza y empezabas a peinarte de nuevo.

—Me gusta acariciar cosas tiernas —dijo mientras tomaba un sorbo de su café. Te sonrojaste por lo que dijo, haciendo que sonriera.

—Para eso tienes a los gatos —respondiste.

—Para eso te tengo a ti.

Giraste tu cabeza mirando hacia otro lado, no querías mirarle a la cara y que te viera con el sonrojo. Uno de los mininos al lado del azabache empezó a restregarse en su brazo, esperando ser acariciado. El pro héroe levantó la mano para dar las caricias que el gato pedía mientras sonreía.

Te mordiste el labio al ver la escena al frente tuyo, era lo más tierno que tus ojos verían en toda tu existencia.

Cita 18: ??/10

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now