Cita 32: Iida Tenya.

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El cantar de los pájaros te repetían constantemente el buen clima que se mantenía en la ciudad, el fin de semana estaba empezando por buen camino.

Sentiste tu celular vibrar repentinamente, lo sacaste de tu bolsillo y miraste las notificaciones de reojo para luego volver a guardarlo donde mismo, todo con la mirada del de anteojos encima.

—¿A dónde iremos? —preguntaste curiosa.

Otra validación para que este fin de semana fuese bueno era el poder salir con Iida, el presidente de la clase 1A de la UA. Tus amigas de la academia se sorprendían por los contactos que mantenías con esa clase. No podías decir que era todo gracias a tus encantos, pues era más bien un cero a la izquierda, pero Mina era tu mayor influencia dentro del curso de héroes, así que le agradecidas a ella.

Tu celular vibró otra vez, y otra vez lo sacaste para revisarlo. El chico confundido por tu distracción paró de caminar.

Levantaste la mirada y viste que Iida ya no estaba a tu lado, lo buscaste con la mirada para ver que estaba unos pasos más atrás de ti. Te acercaste a él y le pediste perdón.

—Me he distraído con el celular, lo siento —dijiste juntando tus manos, aún con el celular entre ellas—. Es que un amigo me ha estado enviando mensajes.

—¿Un amigo? —preguntó el chico. Asentiste a la pregunta y le mostraste los mensajes, no te importaba que los vieras, no tenías nada que temer.

—Lo conocí también por la aplicación, y me estaba invitando a una salida casual con otros amigos —dijiste ahora guardando el celular—, son muy graciosos.

El chico no dijo nada, solo empezó a caminar rápidamente alejándose de ti. Lo miraste anonadada y empezaste a trotar para llegar a su lado otra vez.

Trataste de pararlo poniéndote al frente de él, cosa que funcionó.

—¡¿Qué pasó?! —preguntaste asombrada por su actuar.

—Lo siento, [Nombre] —susurró mirando a otro lado. Ya habían parado en medio de la vereda del centro de la ciudad—. No sé que me pasó, solo sentí un poco de rabia.

Suspiraste, era notorio que lo que le había pasado al chico, celos.

Iida se había puesto celoso de que hablaras con otros chicos, que salieras con otros igual que lo hacías con él.

Le sonreíste y le tomaste la mano.

—No tienes que sentir rabia, que hable con ellos no significa nada. Ellos son solo amigos, tú eres algo más.

Iida se quedó en shock, las palabras que le habías dicho le llegaron justo. Reaccionó a tu apretón y te acercó rápidamente para darte un beso corto.

—¿Ahora sí me dirás a dónde vamos? —Esta vez le preguntaste. No te había dicho, todo por ese pequeño problema.

—Hace un tiempo me hablaste de que te gustaba todo lo referente a los aparatos tecnológicos, así que pensé el llevarte a comprar algunas cosas.

Le sonreíste enternecida al chico.

—Muchas gracias, pero no creo que sea necesario —dijiste apenada.

—No te preocupes —dijo mientras se ponía recto y empezaba a caminar, arrastrandote—. Es un regalo.

Mientras eras arrastrada, pensabas en cómo tenías suerte de tener a alguien como él. Tan lindo, cuidadoso y a la vez caballeroso.

Después de una caminata un poco larga por todo el centro, entraron a un edificio, que adentro había varias tiendas referentes a objetos electrónicos.

—¿Cómo conoces este lugar? —preguntaste asombrada por toda la variedad de aparatos, pues parecía un museo de tanta muestra de cómo usarlos—, está genial.

Siguieron adentrándose al edificio, llegando al tercer piso donde ya no habían tantas tiendas, pero las pocas que habían tenían lo mejor.

Entraron a la primera que vieron, y cuando entraste viste toda la maravilla tecnológica que Japón tenía para sus ciudadanos.

Empezaste a ver todos los instrumentos; teclados, mouse, parlantes, placas, tarjetas gráficas, pantallas, hasta una sección para saber crear tu propio pc.

—¡Esto es asombroso! —gritaste abrazando al chico de felicidad—. Oh, tal vez aquí esté el repuesto de batería que necesito para el Notebook.

Fuiste directo al encargado y le preguntaste tu duda. Gracias al todopoderoso All Might que sí tenían lo que necesitabas y mucho más. Mientras que esperabas a que te entregaran el producto, empezaste a revisar otras cosas junto al chico.

—Mira eso, —Apuntaste el objeto en la repisa—, lamparas unidas. —El chico no entendió, así que le empezaste a explicar—. Son un par, si tocas la lámpara, la otra prenderá, aunque los separe la distancia. Es muy cool.

El chico llevó su mano a su barbilla, pensando en el producto. Era algo novedoso y popular por el internet hoy en día. Te llamaron para ir a buscar el producto, así que fuiste rápidamente a la caja, no sin antes tomar la caja de las lámparas.

—¿Te las vas a llevar? —la chica asintió y se lo entregó al dependiente para que lo cobrara.

—Una para ti, y otra para mí —dijiste viendo como el chico pagaba—. Así, cuando quiera conectar contigo, solo toco la lámpara y sabrás que soy yo.

Iida dio una sonrisa discreta ante lo dicho por ti. Que pensaras en él le daba a entender que sí era importante para ti.

—Así no te pones celoso por otros. —Giñaste el ojo mientras agarrabas las bolsas y salías de la tienda.

—¡Yo no estaba celoso! —Los nervios del chico eran notorios al ver sus movimientos rígidos de brazos. Si fuese por él, seguro cortaba una sandía a la mitad.

—Sí, seguro.

Salieron de allí de manos tomadas, caminando por el centro para seguir con su cita. Después le recompensarías al chico por su trato.

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Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now