Cita 46: Todoroki Shouto.

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La luz de la luna estaba empezando a esparcirse por las calles de la ciudad, esperando a que el sol se fuera para dar inicio a la noche. Acercaste tus manos a tu boca, y diste un soplido lleno de calor por el aire. Tus manos se calentaron por un segundo, pero volvieron a tomar ese frío corporal por el viento que soplaba fuerte hacia el norte. Decidiste por amarrar tu abrigo para no obtener el frío del ambiente, y esconder las manos entre los bolsillos de este mismo.

Tus ojos buscaban por entre la gente a un peculiar chico bicolor. El cohibo de tu cuerpo fue gracias a la ventisca que apareció de la nada; el viento y el cielo grisáceo no te daban buen augurio.

—Parece que va a llover. —Desviaste la mirada del cielo para ver quién te había hablado. Todoroki se encontraba ya a tu lado, sosteniendo un paraguas en una mano—. Perdón por llegar tarde, [Nombre].

Le sonreíste negando con la cabeza, no te importaba con tal de que haya venido. Todoroki te devolvió la sonrisa, pero un poco menos expresiva. Podían conocerse mucho mejor, pero su carácter sería el mismo.

—Qué bueno que llegaste antes de la lluvia, —Reíste mirando el paraguas del chico—, parece que vienes preparado. —Todoroki levantó el paraguas, y asintió ante tu comentario—. No le tienes mucha fe a los enamorados parece.

El chico no entendió a la primera, pero luego de un par de miradas confundidas se acordó.

—Orihime y Hikoboshi. —Asentiste ante su respuesta.

—Me da tristeza esa leyenda! —Suspiraste entristecida al pensar en el castigo de los novios de no poder verse—; y pensar que el clima es el determinante de si se pueden ver o no. —Volviste a mirar al cielo como antes lo hacías, las nubes grises eran presagio de lluvia—. Será mejor que avancemos antes de que quiera llover y no podamos disfrutar del tanabata.

—Tienes razón —dijo mientras tomaba tu mano con la suya y las entrelazaba. No te sorprendiste, llevaban ya varias citas, y poco a poco el chico se abría contigo—, vamos.

Caminaron un poco por entre todos los puestos que se encontraban allí, además de tratar de pasar por entre la gente y no ser empujado. Suspiraste cansada, lo cuál notó Todoroki; así que, te llevó cerca de los pocos asientos que existían y decidieron sentarse a descansar. Más que cansarse de caminar, era el sofoco de tantas personas en un mismo lugar.

—¿Quieres que te traiga algo para beber? ¿Agua, té, zumo? —Todoroki estaba justo al frente tuyo, mientras que tú estabas sentada. Negaste con la cabeza, y solo empezaste a ventilar un poco tu rostro.

—Hace unos minutos tenía frío, y ahora tengo calor.

—¿Seguro que no quieres algo para refrescar? —Volvió a preguntar el bicolor ya casi yendo a los puestos de bebestibles. Lo tomaste rápido de la mano para que no siguiera avanzando, y te levantaste del improvisado asiento para seguir caminando junto al chico.

—Estoy bien, estoy bien. —El vacilo de tu voz hizo calmar un poco al heterocromático, dejándolo más tranquilo al verte ya levantada—. Tampoco es para tanto, Shouto.

—Nunca es para tanto —susurró, aunque igualmente lo alcanzaste a escuchar—, si se trata de ti.

Ante sus palabras sentiste llegar el calor a tus mejillas, así que escondiste tu rostro mirando al suelo y dejándote llevar por el caminar del chico. Al parecer sí necesitarías un poco de agua para calmar tu calor.

Decidieron por ir a comer algo de los puestos, para luego esperar el pequeño espectáculo que harían cerca de allí. Cada uno compró lo que quería, yendo a diferentes puestos.

Terminaste de comprar una bandeja de yakitori, pues compraste tanto para ti como para tu cita, y te encaminaste hasta donde supuestamente estaba el chico comprando su preciado plato de soba. Alzaste la cabeza al no verlo allí, y lo buscaste alrededor para serciorarte de buscar bien.

—¿Shouto? —dijiste llamandolo a la vez que caminaban por entre la gente—. ¡Shouto! —Volviste a decir, pero aumentando el volumen de tu voz.

Frunciste el ceño frustrada, no lo encontrabas por ninguna parte. Derepente sentiste en tu mejilla un toque de agua, era una gota de lluvia que pronto empezó a aumentar y aumentar. La gente alrededor empezó a caminar más deprisa por entre la calle, mientras que otros abrían sus paraguas sin ningún cuidado.

Trataste de tapar tu cabeza con tus manos, haciendo un techo sin buen resultado. No había nada cerca más que un par de árboles -con personas ya ocupando el lugar-, y los puestos de las tiendas. Además, si sacabas el celular sin estar protegida bien, se mojaría y podría arruinarse.

—¡[Nombre]! —gritaron de la lejanía, tú solo atinaste a ir donde la voz—. ¡[Nombre]! —Volviste a escuchar, pero más cerca que antes. Ibas por buen camino.

A lo lejos, y casi al final de terminar la larga fila de tiendas, se encontraba el bicolor con el paraguas ya abierto y mirando hacia todos lados, buscándote. Cuando te vio ir donde él, rápidamente se acercó a tu lado y te tapó de la -ahora- fuerte lluvia, aunque ya estabas toda empapada.

—¿Dónde estabas? —preguntaste en una caminata rápida para salir de la lluvia directa. Se acercaron a un toldo de uno de los puesto y se quedaron allí—. Te estuve buscando por todos lados.

—Yo también te estaba buscando, pero la lluvia arrasó y no podía verte.

—Yo tampoco podía encontrarte. —El chico te abrazó con fuerza, mientras que empezaban a caminar en dirección a la estación para así volver a casa, pues la lluvia no dejaría disfrutar bien el festival—. No me abraces, estoy mojada.

—No me importa si lo estás, quiero abrazarte.

Después de decir eso volviste a obtener un sonrojo vergonzoso gracias al chico que a veces podía decir frases románticas sin darse cuenta. Tu cara se calentó, aunque no sabías si era por el chico, o el posible resfrío que tomarías por culpa de la lluvia.

Ya esperando el tren para llevarlo a la casa del chico, te quedaste pensando en lo acababa de pasar. «Significa que los novios no se encontraron» pensaste desilusionada por la pena de amor.

—Sé que estoy siendo trágica —hablaste captando la atención de Todoroki—, pero ¿qué hubiera pasado si no nos encontramos por culpa de la lluvia? —preguntaste al chico, este frunció el ceño e inclinó la cabeza sin entender. Te mordiste el labio sintiéndote una tonta, la vida real y la ficción era muy diferentes—. Olvídalo, fue estúpido es...

Tus labios fueron capturados por los del chico, que se había inclinado para darte el beso sin rechistar. Miraste como tenía los ojos cerrados mientras te besaba, así que lo seguiste y cerraste los ojos disfrutando del beso que te estaba dando.

—No te dejaría de buscar hasta encontrarte —susurró sobre tus labios cuando terminó el beso. Te mordiste el labio, y le diste un pequeño beso de regreso. Luego de esas demostraciones de amor, lo abrazaste sintiendo el calor de su cuerpo.

Agradecias estar con él siempre, sin que hubiera un problema que los alejara.

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Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now