Cita 51: Bakugou Katsuki.

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—¡Si no te apuras te dejo atrás!

—La que tiene las entradas soy yo, ¡idiota!

El de cabellos rubios se giró enfadado, haciendo que chocaras en su pecho. No tuviste tiempo para reaccionar cuando el chico ya te tenía atrapada entre sus brazos y te posicionaba sobre su hombro como un costal de papas. Golpeaste su espalda para que te soltara, pero eras ignorada.

—¡Ya suéltame! —gritaste pataleando como niña pequeña.

Iban caminando por las diferentes atracciones de la feria. La mayoría eran para menores, juegos para niños pequeños; existían pocos para adolescentes, y uno de ellos era la casa embrujada.

El chico te bajó al darse cuenta de que ya estaban en la fila para poder entrar en la atracción de terror. Peinaste tu cabello para no verte tan desastrosa por culpa del chico, pero este llevó su mano desarreglándolo de nuevo.

—¡Oye! —Diste un golpe en su hombro por su acción.

—Ya —dijo tomando tu mano para que pararas con la seguida de golpecitos. Lo miraste desafiante, y le golpeaste con la otra mano—, si sigues olvídate de que entraré a esta mierda contigo.

—Seguro y lo dices porque tienes miedo —comentaste para hacer enojar al chico.

La fila empezó a moverse, pronto les tocaría entrar con un grupo de personas. Bakugou atrapó tu otra mano, sin dejarte defensa. Se acercó a tu rostro y rezongó.

—No me llames cuando tengas miedo.

—No lo haré —respondiste.

Ahora era su turno de entrar junto a un grupo de 5 personas, aunque no importaba mucho ya que la mayoría se separaba adentro. Entraron todos juntos siendo envueltos por la oscuridad de la casona. Antes habías entrado a casas embrujadas, pero ibas en vagones; ahora tenías que caminar y encontrar la salido por tu cuenta.

El grito desgarrador desde el fondo del pasillo donde estaban hizo temblar tu cuerpo en un escalofrío, parecía que estaban matando a alguien en esa dirección.

—Vamos por acá —susurró uno de los chicos que estaba integrando el grupo. La mayoría asintió y empezaron a caminar hacia una de las habitaciones.

—¿No vamos con ellos? —preguntaste al rubio al ver que no hacía caso y se iba por otro lado.

—Si quiere ve con ellos. —Dio media vuelta y decidió por entrar a una de las primeras habitaciones del pasillo—. Yo no necesito que nadie me diga por dónde es.

Viste como entró a la habitación y cerró la puerta tras de él, luego te giraste para ir donde los demás, pero ya no sabías por donde se habían ido.

Otro grito desgarrador hizo que temblaras del susto; estaba cada vez más cerca. Decidiste por entrar a la misma habitación por donde pasó Katsuki, tratando de ir con él, pero cuando entraste a la sala, él ya no estaba.

—¿Katsuki? —llamaste en un tono bajo para que nadie o nada te escuchara.

Dentro de la habitación se encontraba un sofá desgarrado, una televisión con la pantalla rota al frente y una mesa de café deteriorada. En la esquina opuesta de donde estabas había una lampara de pie encendida, y a su lado agachado se encontraba una persona. Te quedaste helada al ver a la persona levantarse despacio.

Tu mente divagó como salir de allí, sin darse cuenta de que a unos pasos existía otra puerta más, lo único era pasar rápidamente. Sería tonto devolverse si estabas buscando la salida. Inhalaste conteniendo la respiración, como si eso te hiciera invisible ante el personaje.

Contaste mentalmente hasta 3 y corriste hasta la puerta, sintiendo los pasos de la persona cerca de ti. La puerta parecía trancada, y la empujabas tratando de abrirla.

—¡Katsuki! —gritaste despavorida.

Abriste con fuerza la puerta y la cerraste antes de mirar atrás; habías entrado a otra habitación.

—Hey.

—¡¡Ah!!

Llevaste tu mano a tu pecho tratando de calmar tu corazón, mientras que Bakugou te miraba con el ceño fruncido por tu estado. Lo miraste asustada, y te escondiste entre su pecho tratando de parar el palpitar rápido de tu corazón.

—Eres un idiota —susurraste.

—Deja de llamarme idiota. —La voz del rubio se escuchó. Te tomó de la muñeca para que lo miraras—. Bien que me llamabas gritando.

Tus mejillas se enrojecieron al acordarte de que gritaste su nombre al sentir miedo. Katsuki podía ser brusco a veces, pero te daba seguridad estar con él, y era por eso por lo que siempre te gustaba salir juntos. Desviaste la mirada para que no notara tu sonrojo, pero con su mano libre tomó tus mejillas apretándolas para que lo miraras a los ojos.

No hizo nada más que mirarte, hasta que te soltó y empezó a caminar a la siguiente puerta.

—Esta es la salida —dijo abriendo la puerta detrás de él.

—¿Ya sabías el camino?

Este se encogió de hombros saliendo por la puerta. Lo seguiste para luego sentir los rayos del sol ya en un tono naranja por el atardecer.

Desde afuera podías escuchar el grito de las personas que aún no podrían salir. Seguramente había más salidas que por la que salieron ustedes, pero esta era la más sencilla.

—Uhm, pensé que sería más terrorífico —dijiste creyendo ser valiente.

—Estás de broma, —Te miró como si estuvieras diciendo estupideces—, apenas y podías con el idiota vestido de fantasma e ibas a poder con más.

Abriste la boca indignada, pero la cerraste porque sabías que tenía razón. Lo único que esperabas era que se olvidara de que gritaste su nombre cuando sentiste el peligro.

—Mejor vamos a comer, tengo hambre. —Le tomaste de la mano y lo arrastraste contigo para olvidar ya ese episodio de tu vida—. Tú invitas.

—¡Estas jodiendo! —gritó irritado al verte reír por su comentario, pero no dijo nada más para seguir escuchándote.

Aunque ahora estaban tranquilos, hubieras esperado esa oportunidad de poder tomar la mano del chico cuando tuvieras miedo; pero ahora que lo estabas haciendo con tranquilidad, no te importaba mucho.

Cita 51: ??/10

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now