A little time for us

Start from the beginning
                                    

- No sé si te has dado cuenta, pero no se parece en nada a lo que acabas de decir.

- Lo sé, pero puede haber una similitud.

- No. Lo que tú dices lo conseguí gracias a tu ayuda, pero en lo otro estoy sola, no tengo a nadie que me guie, ni me de consejos, ni me ayude en las rachas malas y cuando me choque con un muro y crea que todo se ha acabado.

- Creo que olvidas que mi intención es estar a tu lado durante ese recorrido de aprendizaje. Otra cosa es que tú quieras.

- Quiero, pero me es difícil... Seguramente me sentiría incomprendida.

- No digas esas cosas.

- Pero es cierto, ¿cómo vas a comprender algo que no has vivido? Te puedes hacer una idea, pero no llegar a saberlo.

- De verdad, a veces eres desesperante. Solo intenta comprender mi postura, ten algo de empatía.

- Claro, tomaré ejemplo de ti – dije con sarcasmo – como tienes tanta empatía con el mundo.

- Que solo te la muestre a ti no significa que no la sienta.

- Lo sé, siento que a veces me salgan cosas que no creo. Tengo conocimiento de que debajo de esa armadura se encuentra un valiente y sensible corazón.

- Exagerada.

- Solo digo lo que creo, y esas palabras han sido totalmente sinceras.

- Tu sí que tienes un gran corazón – se acercó a mí y nos fundimos en un beso pausado y largo.

- Te amo.

- Y yo a ti, pequeña.

- ¿Por qué me llamas así? – me separé un poco de él.

- No sé, quizás porque te saco 15 años.

- Es una buena razón – le pegué un golpecito en el pecho.

- ¿Acaso dudabas de mis argumentos? – fingió estar dolido.

- Viniendo de ti me podría esperar cualquier cosa, la verdad. Pero no me gusta que me llames así.

- Pues tendré que buscar otra manera, cabezona insufrible, uy mira, ya la he encontrado.

- Creo que el insufrible sería más acertado si se refiriera a ti.

- Lo que tu digas... Hablando de otra cosa – combio rápidamente de tema – deberíamos irnos en no mucho.

- ¿Por qué no aprovechamos este último rato y no hacemos el feo de no aprovechar esa enorme cama que hay a unos metros de aquí?

- Si la señorita está dispuesta... Por mí no hay problema alguno.

- Para nada.

Me levanté, diré de él y lo guie hasta la amplia e iluminada habitación. Luego, comencé a besarlo, y, en el momento en el que él menos se lo esperaba, lo empujé, tirándolo en la cama.

Su mirada reprochaba mis actos, pero se calmó en todo que me coloqué encima de él. Estaba sentada de rodillas, con la zona de su miembro debajo de mis órganos genitales.

Comencé a frotar un poco ambas partes mientras sus manos se dirigían a manosear mis redondeados pechos por encima de la tela. Poco a poco y entre besos, roces y caricias notaba que cierto órgano paulatinamente su iba poniendo erecto y fuimos desvistiéndonos mutuamente, sin variar mucho la postura inicial, hasta que nuestros cuerpos no tenían impedimento alguno para encontrarse.

Con su pene bajo mis pliegues comencé un suave vaivén, dejando caer una pequeña fracción de peso controlada sobre él.

En su mirada comenzaba a asomar un brillo lujurioso y lascivo, que siguió con la situación de sus manos sobre mi trasero, apretándolo y haciendo marcar el ritmo.

Dark Shadow ~Severus SnapeWhere stories live. Discover now