La chica rubia se volvió al castaño con cabello húmedo, y supo que realmente era atractivo, seco o empapado, de chico bueno o chico malo. Y sobre todo, siendo verdaderamente Zachary Blackelee.

—Mírate—dio un pesado suspiró Hallie—. Vayamos al autobús escolar, quizá consigamos un conjunto de ropa.

—Me secaré pronto—asintió—, la chaqueta absorbió todo.

—¿De dónde la sacaste?—frunció el ceño—. Nunca te la habías puesto.

Zachary llevó una mano a la parte trasera de su cuello, ¿y si le decía que la rentó justo para su cita? Ya saben, quería usar el estúpido -pero no menos querido- cliché de chico con chaqueta negra.

—¿Entonces es nueva?—volvió a hablar Hallie.

—Eh... Sí.

Hallie movió la cabeza de un lado a otro. Zachary pescó su nariz.

—Ya no te enfades—soltó su nariz para tomarle de la muñeca—, mejor vayamos a donde te prometí.

•••

—¿Te gusta tener citas en una biblioteca? —Hallie recargó sus codos en el mostrador de paquetería, mientras Zac entregaba la chaqueta.

—No es solo una biblioteca, son varios mundos en un mismo lugar. Así que prácticamente te llevo de viaje por toda la galaxia—guiñó un ojo—.  ¿No es bonito? Seremos mejor que astronautas.

—Y por estas razones me convences de hacer las cosas—rodó los ojos.

Habían perdido un largo tiempo afuera de la biblioteca, Hallie no quería entrar, y no era porque le pareciese mala idea, sino que su preocupación por la excursión escolar iba en aumento. No obstante, Zachary la convenció de comprarle pollo frito a la salida; una orden para ella y otra para la profesora, así no los reprendería tanto si la sobornaban con comida.

—Todo estará bien—Zac dio dos palmaditas en su hombro e hizo un ademán para ingresar a la sala.

—No sé qué tramas con todo esto—arrastró los pies no muy convencida y atravesó la puerta de cristal.

Como era la biblioteca nacional de Blessingville, era inmensa desde el comienzo, a la entrada estaban colocadas unas letras gigantes y tridimensionales que decían:

«Ciudad de palabras»

Luego se enteró de que era asientos para disfrutar de tu lectura, cogías un libro y lo leías plácidamente en la banca en forma de letra.

A su derecha radicaban mesas redondas con sillas altas y giratorias, éstas pertenecían a la cafetería con tapiz de letras cursivas. El olor a café, y galletas de canela conquistó a Hallie.

—¿Quieres ordenar algo? —invitó Zac.

—¿Puedo comerlo mientras recorro el lugar? —susurró, era un lugar tranquilo, con música instrumental de fondo. 

—No creo—señaló con los ojos el piso blanco impecable—, solo es en esta zona— giró su cabeza a las escaleras que conducían a la biblioteca.

—Entonces sigamos—avanzó hacia adelante y se volvió a Zachary cuando no supo que escaleras tomar. 

—Hacia abajo está el auditorio—en ella hacían conferencias de libros, o presentaciones musicales de obras. 

¿Contigo sin Internet? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora