El día siguiente se hizo uno de los más largos de mi vida, tuve todas las clases pesadas juntas. Después de la cena, me dirigí rápidamente al despacho mientras iba tatareando bajito una canción por los solitarios pasillos.

La pueta estaba completamente cerrada, pero no pasó mucho tiempo hasta que escuche una voz detrás de mí.

- Cabezona insufrible, algún día te podrías demorar un poco en comer, ¿no?

- Es que no te quiero hacer esperar – me di la vuelta y tras una sonrisa me encogí de hombros.

- El caso es que tú me tienes que esperar a mí, pero no perdamos ni un segundo más – me agarró de la muñeca y tiró de mí hacia dentro.

El ambiente estaba más lúgubre de lo normal y los sillones y el escritorio estaban apartados, lo que dejaba un gran espacio libre.

- Veo que has preparado esto de antemano.

- Prefería no perder tiempo, pero hubiera dado igual ya que alguien se empeña en meterme prisa.

- Perdona, si te molesta tanto no lo volveré a hacer – empecé a cabrearme.

- Yo… esto… Lo siento, no quería ser pesado – me dio la espalda.

Me acerqué a él y tiré de su manga, cuando se dio la vuelta estaba un poco sonrojado y desviaba su mirada a cualquier lugar donde no estuviera yo. Acaricié su mejilla con mis dedos, con lo que conseguí que me mirara, y se sonrojó aún más.

- Soy yo la que siente haber perdido los cables. Perdoname… por favor – dije con un hilo de voz.

Despues de unos segundos pareció recobrar la postura. Su semblante se volvió inexpresivo y adoptó su habitual postura rígida. Me comentó que me iba a enseñar a participar en duelos.

Primero, comenzamos con con un poco de teoría y luego, algunos hechizos sencillos.

- Esto es muy fácil – dije después de desviar un Expelliarmus.

- ¿Quieres que te lo ponga más difícil?

Antes de que pudiera contestar mi varita ya estaba en su mano y una fuerza me empujó hasta hacerme sentar en una silla que suponía que habría invocado él. Se me acercó y antes de darme la varita se acercó a mi oído y susurró un “no seas impaciente”.

Las semanas iban pasando y poco a poco iba avanzando en las “clases particulares” de duelo. Lo único realmente entretenido era pasar los pequeños ratos libres con Fred y George, aunque claro está que Copeland también entraba en el pack y entre a mitad del trimestre me resultó realmente gracioso ver a Snape hacer de árbitro en el partido entre Hufflelpuff y Gryfindor.

Antes de que terminara el trimestre Snape me avisó en la última sesión que terminaríamos un mes antes de los exámenes finales para continuar el próximo curso.

Las vacaciones de Pascua pintaban como todos los años, llenas de deberes hasta arriba y yo cada vez me sentía más débil, como si un dementor fuera acercándose poco a poco a mí, pero en vez de absorber los sentimientos felices estuviera llevándose mi energía.

Un día después de las vacaciones, James me pidió si podía pasar un rato con él, así que quedé con él al día siguiente junto al Lago Negro.

Cómo costumbre mía, llegué un poco antes para adentrarme en el mundo de mis pensamientos un rato, pero para mi sorpresa él ya estaba allí.

- Llegas muy temprano –  le dije.

- Lo mismo te digo rubia.

- Argh, odio que me llamen así – me senté a su lado, bajo la sombra de un árbol.

Dark Shadow ~Severus SnapeWhere stories live. Discover now