Caminé a paso apresurado por los pasillos del colegio, ya iba tarde para la primera clase y lo más probable era que no me dejarían entrar. Había corrido unas siete cuadras desde la parada del bus hasta poder llegar y siento como si en cualquier momento fuera a escupir mi pulmón por el cansancio.
El salón quedaba en el segundo piso y ya resignada de poder entrar me senté en el primer escalón de abajo hacia arriba, saqué una botella de agua que sabía que necesitaría y comencé a tomar.
Era nueva en este colegio y anteriormente estudiaba de tarde así que no estaba acostumbrada a levantarme temprano, costaría mucho ponerme al tanto. Dejé de beber cuando mi sed se calmó dejando la botella a la mitad e iba a retomar mi camino cuando unas voces en el pasillo a mi derecha llamaron mi atención.- Tu tarea, ahora -demandó alguien.- N-no pue-edo dártela, Chad, e-es mi n-nota -respondió otro chico. Se escuchó un golpe fuerte y de un salto me puse de pie pasando mi maleta por mi hombro.- ¿Y crees que me importa, McCoy? ¡Tu tarea, ahora! -gruñó el tal Chad. Caminé hacia donde creí que provenían las voces y la escena que encontré no fue nada linda.
Había un chico de lentes sentado en el piso abrazando con fuerza su maleta mientras que otro más corpulento estaba de pie y otro más estaba atrás de él riéndose de la cara de miedo del que estaba en el piso. Sentí como el enojo por una injusticia comenzaba a hacer efecto en mi y obviamente no dejaría esto así. Cuando el que supongo que es Chad hizo su pierna hacia atrás dispuesto a darle una patada al chico del piso saqué mi botella de agua y se la lancé justo a la cabeza.- ¿Qué demonios..? -dijo él tocándose la zona afectada.- Largo de aquí, idiotas -grité.
Los tres giraron a verme y pude ver un moretón en la cara del de lentes, mi enojo aumentó y avancé unos pasos.- No te metas, mocosa, será mejor que te vayas -amenazó el que antes se estaba riendo.- No me digas qué hacer. Si no se van voy a gritar -metí una mano a mi maleta por seguridad.
Chad me miró, entrecerró los ojos y se acercó amenazante. Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, habló-; ¿quien te crees para mandarnos, niña?- Mejor dime quién te crees tú como para golpearlo a él -le dije en su mismo todo hostil. Este frunció los labios en desagrado.- No acostumbro a pegarle a las chicas, pero creo que hay una primera vez para todo -dijo.
Cuando su brazo se levantó saqué el gas pimienta de mi bolso, retrocedí y se lo rocié en la cara. Gritó del dolor y se tiró de rodillas al piso, su amigo gritó su nombre y corrió en su ayuda. Cuando me miró le apunté con el spray y solo levanto a Chad y se fueron. Una vez que desaparecieron por el pasillo me encaminé hacia el chico que aún seguía sentado en el piso y me arrodillé al frente de él.- Hey, ¿cómo estás? -le pregunté con una sonrisa y lo más amable que pude aunque este no me estaba viendo. Pero no respondió- Oye, ¿cómo te llamas?- Hank, Hank McCoy -murmuró aún con la mirada en el piso.- Bueno, Hank, ¿cómo estás? -toqué su hombro y al fin me miró. Su cabello castaño, ahora despeinado, cubría su frente y parte de sus ojos pero estoy segura que son los más hermosos que he visto en mi vida. Su mejilla tenía un gran moretón que de cerca se ve peor, su rostro estaba pálido y sus labios finos estaban fruncidos.- Podría estar mejor. Me puse de pie y le extendí la mano para que también lo hiciera, pero solo la quedó viendo.- Me está comenzando a doler el brazo, Hank -reí. Cuando al fin la tomó vi como sus mejillas se sonrojaron.
Se arrimó a la pared que estaba antes y no habló. Esto está desesperandome.- ¿Qué sucede? ¿Acaso te comió la lengua el ratón? -pregunté mientras me cruzaba de brazos.- N-no. Es que l-la mayoría de v-veces las c-chicas lind-das me ignoran -admitió avergonzado.- ¿Así que piensas que soy linda? -jugué. Su mirada fue a mi rostro y sus ojos estaban abiertos de par en par, además de que su sonrojo aumentó y ahora parecía un semáforo.- ¡No! -alcé una ceja, este se dio un golpe en la frente con la palma de su mano- Digo, sí. Sí l-lo e-eres.
Él era una ternurita. Agarré su mano con fuerza y tiré de él para que caminara.- ¿A dónde me llevas? -preguntó nervioso.- A la enfermería, hay que poner hielo en esa herida -respondí sin verlo-. Ah, Hank -me giré, este me miró-, tú también eres muy lindo -dije, seguido de un guiño el cual hizo que su sonrojo volviera automáticamente.
*********** Segundo imagina o one-shot de este especial. Como dije todos los créditos a la autora. Imaginasoone-shotsquequieranserpublicadospormensajeprivadoseestánrecibiendo 😉
