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Lunes 10 de Octubre

Carl

Luego de ver la noticia en el periódico, dejo el café sobre la mesa familiar y mis padres se quedan mirándome con suspicacia.

Este día es similar a los de antes: en mis años de secundaria y preparatoria simulábamos ser una familia feliz, bebiendo café, comiendo tostadas y leyendo las noticias todos por igual, cada uno con su periódico.

El punto es que esta vez no me detengo a pedirles su aprobación cuando salgo corriendo de la casa dejando atrás el grito de mi padre:

-¡Qué clase de levantarse de la mesa es esa!

Y el llamado de mi madre:

-¡Carl!

Que Dios me proteja luego de su monumental castigo cuando regrese. De momento aprovecho que me han devuelto el auto y tengo las llaves conmigo.

Una vez que estoy dentro, pongo el motor en marcha y salgo, observando que mamá se acerca a la puerta y se queda mirándome mientras me despido de ella en pensamientos.

Espero que me pueda entender algún día.

Y espero aún más que la fuerte corazonada que me ha dado en el pecho, no sea signo de algo malo.

Al momento que inicio el descenso desde Avenida Central hasta la localidad que me conducirá al muelle, ya he elaborado tantas teorías en mi cabeza que seguir pensando es algo masoquista a lo cual decido no renunciar.

En mi búsqueda de Tachas, Tracy me contó que la última localización que halló fue en El Bosque.

Anteriormente, sus amigos en la tal "Bad House" me preguntaron si ya me había fijado en este sitio (¿¿¿qué clase de amigos no se preocupan porque uno de los suyos ha desaparecido???), palabras que seguí y me condujeron al muelle en varias ocasiones pero con intentos infructuosos siendo mi único hallazgo un cementerio abandonado que ronda la podredumbre.

Pero El Bosque y su conexión con el muelle es algo de lo que en alguna ocasión escuché hablar, no obstante fue Tachas mismo quien me trajo en determinada ocasión a este lugar.

Mis ojos se empañan de lágrimas en el instante que un recuerdo aparece en mi cabeza.

-¿Así que eres demasiado comelibros y por eso quieres ganarte una beca?-me preguntó con las manos en los bolsillos y sus ojos mirando al cielo.

Caminábamos entre los árboles.

Él con las manos en los bolsillos de sus pantalones y yo con la misma postura pero con mis ojos mirando al suelo, gesto que delataba tanto mi timidez como mi inexperiencia andando en estos lugares... y a que mi miedo a caerme era monumental.

-Sólo quiero encontrar un modo de independizarme lo antes posible-le expliqué-e irme de mi casa. Empezar la Universidad en otra ciudad y no depender de ellos ni siquiera en lo económico.

-Ahhhh-murmuró y se llevó un cigarrillo a los dientes-. ¿Fumas?-me preguntó estirando la cajetilla en mi dirección.

-Eh... Yo...-titubeé. No quería parecer una persona aburrida si me negaba pero aceptarle iría en contra de mis principios mismos. Y lo que sería aún peor es que mucha gente se ahoga la primera vez que fuma, lo cual si me sucediese delataría mi inexperiencia aunque todavía peor iba a ser delatarme como una persona poco interesante ante él-. Está bien-accedí.

Y cuando intenté sacar uno de los cigarros, él lo quitó de mi vista y se lo guardó.

-No pensé que aceptarías-murmuró con algo de decepción en su tono y encendió el suyo-. No dejaría que te cagues la vida con un arma de efecto paulatino tal como es la nicotina o cualquier mierda que entre en la amplia categoría de «drogas».

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora