▲ 185 ▼

49.4K 4.6K 1K
                                    

Cuando Audrey me suelta todo, va naciendo en mí la necesidad de matar a Rebecca, a Stefano, a Tracy misma por creer en él, a todo el mundo por ser tan hijos de puta, urge en mí la necesidad de destruir Bad Boys y que cada uno de sus integrantes arda vivo en una hoguera mortífera.

El punto es que no hay demasiado tiempo para poder actuar, cada segundo vale oro y debo llegar a Tracy antes que nadie.

Cuando salgo de la casa, Audrey se queda a mis espaldas llorando a moco tendido y suplicando algo de piedad, suplicando que la perdone por haber conocido los planes de Rebecca y nunca haber dicho nada.

Incluso...yo. ¿Cuándo demonios iba a imaginarme que Stefano y mi puta ex ahora iban a ser amantes? ¿Cuándo iba a pensar que uno de los perseguidos más grandes de la Historia por haber concretado un romance prohibido iba a ser quien busque venganza con otro romance similar?

Tracy y yo siempre vamos al borde de las reglas. Sabemos lo que se puede y lo que no.

Y aún así, como declaró Audrey, siempre volvemos.

Siempre.

Pese a que me aterre la idea de que no podamos volver a esos juegos. Ahora esto va en serio y hay mucho para perder.

Hasta hace unos momentos no tenía energía ni vitalidad para hacer nada. Por el contrario, ahora, enterarme que la vida de Tracy va a contrarreloj, el mundo termina por dar un vuelco enorme y he logrado superar de momento, ese pozo profundo que me tenía atrapado.

El maldito punto es que cuando salgo de la casa, me encuentro con que no tengo ninguna movilidad para llegar ya que me trajo el idiota de Rick y tanto mi coche como mi motocicleta se encuentran en el campus de la IVU.

Hasta que Audrey llega a mis espaldas y me toma de un brazo.

-¡¡¡P...por favor-tartamudea entre su llanto desgarrado-, per...perdóname, en verdad...!!!

La miro a los ojos y mi cabeza se ilumina sólo por un instante.

-Consígueme un coche-le exijo.

-¿Qué...? Pe...pero... ¿así vas a...?

-¡Que me consigas un auto o una movilidad o la mierda que sea, demonios!



La camioneta rosa de las conejitas tiene una calavera pintada a los costados con dos colitas.

Me veo terriblemente estúpido andando en esto pero no me importa. La parte buena es que logré quitarme de encima a Audrey.

No tiene perdón lo que hizo. Por mucho que intente repararlo de algún modo, juro por mi vida que si a Tracy llega a ocurrirle algo, demonios, me encargaré de terminar con todos los imbéciles que participaron.

Les romperé todos los huesos a cada uno y juro, demonios, lo juro que nadie podrá salir ileso si Tracy llegase a salir herida de algún modo tras toda esta mierda.

Cuando entro por Avenida Central, siento que el motor no puede trabajar más, la jodida camioneta ya va al máximo de velocidad que el velocímetro puede marcar pero aún así no es suficiente.

¿Una cabaña en el bosque? ¿Cercana al muelle?

Nunca he visto eso por ahí.

Las casas están demasiado alejadas, nunca me he metido más allá del cementerio en la espesura del bosque. ¿Cómo iba a imaginarme que a una loca desquiciada la tenían escondida ahí?

Stefano y Kylie son una leyenda viva. Lo que aún no termina de cuadrar en mi cabeza es cómo pasaron de ser considerados errantes a vivir tan cerca de Los Jefes.

Es como si... como si alguno de ellos lo fuera.



Cuando entro a zona costera, puedo contemplar a lo lejos el esperado muelle. Lo incompatibles que no podría entrar al bosque dentro de esta movilidad, apenas es una camioneta de conejitas playboy, no es que vaya en un tanque o una máquina topadora.

Detengo la camioneta y bajo. La brisa fresca me llena los pulmones, despertando en mi interior un escalofrío horroroso.

Según Audrey, Stefano convenció a su hermana de facilitarle algunos objetivos y traer a Tracy hasta acá. Quedaron de juntarse a las diez de la noche lo cual me genera la incógnita de no saber si voy con ventaja o desventaja ya que me palpo los bolsillos y he olvidado el maldito celular.

Una vez que desisto con culparme por todo lo que podría haber hecho y no hice, me decido a entrar en la profundidad del bosque. Hay tantos arbustos y pinos como pelos en mi cabeza. Esto es un maldito laberinto, ¿cómo demonios voy a saber dónde podrían estar? Lo peor es que no logro escuchar nada exceptuando el ruido de algunas aves nocturnas y mi respiración agitada.

Miro al cielo y descubro que sólo las estrellas guían mi camino pese a que una densa capa de nubes las cubre y las desnuda al igual que la luna brillando en lo alto.

Desde el horizonte se ve que llegará una tormenta, voy inerme y si creo que con los puños haré de las mías será terriblemente estúpido.

No veo nada, tropiezo cada tres pasos y no cuento con nada que pueda defenderme.

Porque a quienes me encontraré hoy, estoy seguro que no son de este estilo de personas que se defienden con su propio cuerpo.

Vuelvo corriendo a la camioneta en busca de algo que me pueda ayudar, que me guíe de algún modo y termino por encontrar un bidón de cerveza vacío con una manguera con la cual han de haber estado bebiendo estas conejitas antes de llegar a la casa.

A simple vista parecen algo inofensivo pero cuando me llevo la mano al bolsillo del pantalón, encuentro una caja de cerillos y cigarros.

Perfecto.

Me dirijo hasta la tapa del tanque de gasolina y meto la manguera con el bidón al otro lado. La fuerzo un poco hasta que logro mi objetivo: el combustible empieza a caer en el interior.

Bien, bien, bien.

El único problema es que tarda pero cuando ya he llenado más de la mitad del bidón espero a sacar lo poco que le quede al tiempo que maldigo en voz baja mientras el cielo se ilumina por relámpagos lejanos.

Finalmente desisto y me hago a un lado con lo cargado. Al tanque de gasolina le queda lo suyo pero no tengo demasiado tiempo como para poder llenarlo.

Entro corriendo al bosque teniendo en mente un poco más claro cómo es el camino, con la diferencia de que esta vez no me voy a detener a pensar dónde se estarán escondiendo.

Ya han llenado mi cupo de paciencia y no pienso seguir dejando un sólo minuto de ventaja:

-¡¡¡HEY, IDIOTAS!!!-grito sin un objetivo fijo-. ¡¿NO ME PIENSAN RECIBIR?! ¡ACÁ TIENEN LA VISITA QUE BUSCABAN!

Continúo provocando y justo cuando siento que sólo estoy haciendo el ridículo para mí mismo, percibo a cierta distancia el ruido de un automóvil que se acerca al bosque a toda velocidad y como un presagio, imagino lo que sucede a continuación.

Llega a mis oídos el estruendo de un choque, de vidrios haciéndose añicos y el grito de una chica.

Un alarido de dolor que distingo de inmediato.

«Tracy.»

-Hey, chico malo.

Esta nueva voz me llega por sorpresa desde atrás y volteo.

Para encontrarme el dulce rostro de una chica rubia y un bate de béisbol que me da en el rostro.



________________

#BADBITCH #MARATON #Día7

________________

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora