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De pie, en la gasolinera, aguardo mientras un hombre carga combustible a mi motocicleta.

El clima está fresco pero me gusta. Las noches de agosto son el punto justo entre el calor abrasador que se va con el día y los crudos inviernos que se avecinarán.

Me apoyo contra un pilar mirando el cielo limpio de nubes, apreciando el brillo de las estrellas, buscando un poco de cordura, de calma en mi interior....

De calma.

Calma.

¡Oh, mierda!

«Me siento nerviosa, ¿puedes volver a calmarme?»

¡El mensaje de Tracy! Que nunca respondí.

Me propino millones de insultos a mí mismo mientras me apresuro en buscar mi móvil en el chaleco de jean con las mangas cortadas cual llevo puesto y busco entre movimientos bruscos, el chat que debí haber respondido hace horas.

Hasta que Audrey arruinó todo.

Tú eres el imbécil que lo arruina todo, empezando por haberte acostado con ella.

Oh, por favor, te ruego no empieces.

¿Que yo no empiece? ¿Qué harás? ¿Mandarme a dormir con unos cuantos vasos de whisky tal cual hiciste anoche? Espero no tener que recordarte lo que ocurrió luego de que te emborrachaste.

-Aquí tiene su ticket-me despierta de mi ensimismamiento el sujeto de mameluco azul que acaba de llenar el tanque a mi movilidad.

-Esto...claro...ahora-le digo sin dejar de teclear en mi celular un maldito mensaje de respuesta.

-Aquí tiene su ticket-insiste el muy tocapelotas.

-¡Que ya va, mierda!-me quejo y guardo el móvil. Busco algunos dólares en los bolsillos y le paso sin esperar vuelto.

-Debe pagar dentro-contesta y le guardo los billetes en un bolsillo de su mameluco.

-Págalo tú y quédate con el cambio.

Sin recibirle el papel, pongo en marcha mi motocicleta y me marcho como quien huye de una persecución.

«Espero te haya ido bien con tu primer día» tecleo y le doy a Enviar.

Espero no sea demasiado tarde para que acepte mi respuesta.

Estoy en la puerta de la casa de mi padre, listo para lo que me aguarda...

Las luces del interior de la casa se distinguen apagadas, sólo unos faroles dan algo de luminosidad al exterior cuya función implica más presumir el lindo ladrillo, las lindas plantas y el lindo color de la enorme casa. Me vomito en todos estos lujos.

-¿Qué haces acá?-me pregunta papá con suma extrañeza.

-Vaya, linda manera de darle la bienvenida a tu hijo-le suelto. Lo bueno es que me ha atendido él la puerta y no la barbie de treinta que lleva por novia, debe ser mi día de suerte...

-Siempre eres bienvenido a casa, lo sabes. Es tú casa, también.

-¿Puedo pasar?

Me sorprende que no se mueve de inmediato sino con una condición antes:

-¿Vienes puesto?

-¿Qué?

-Que si estás...drogado. O si has bebido antes de venir.

-¿Qué demonios...?

-Sólo quiero que no montes una escena en casa. Desconozco cuál ha sido el motivo que te trajo esta noche pero me sorprende que lo hagas y, por como te veo ahora mismo, no deseo que un arranque de ira por tu parte eche a perder este día.

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora