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Acaricio su pelo y lo siento tan devastado que puedo sentir en carne propia su dolor.

Con ayuda de Carl, hemos podido incorporarlo en su cama. Lo tengo envuelto en mis brazos, con mis rodillas juntas y los pies al borde del edredón. Carl se encuentra a los pies, sentado hacia un costado y tomándose los tobillos.

Los tres nos encontramos en silencio, a la espera de que las palabras no entorpezcan su flexibilidad.

La ira y sus estallidos de mal humor amenazan con hacerse presentes en cualquier momento, sin embargo, puedo colocar mi mano sobre su pecho, siento los latidos de su corazón tan acompasados que de ir más lentos parecería a punto de morir.

Tiene los bordes del rostro sudados, los ojos enrojecidos y las lágrimas ya se han secado pero dejan el calor propio de un dolor desbordado.

Los tres y toda la habitación bañada por la luz mortecina de la luna y las estrellas que nos llega desde el exterior. Theo en mis brazos. Carl custodiando. Parecería que por primera vez, formásemos parte del mismo... equipo.

Pareciera que al fin el ángel y el lobo en la carta que hace tiempo recibí de Theo, se hubiesen encontrado en la temida caverna.

Para terminar formando una alianza.

-Tiene mi edad.

La voz de Theo nos alarma tanto a Carl como a mí. Somos como dos papás frente a un bebé que dice sus primeras palabras (pensamiento que me obliga a morderme la lengua para no reírme).

-Él tiene mi edad-repite-. Tachas. Sólo soy unos meses de diferencia mayor.

Rebusco en mi cabeza mil cosas para poder contestarle, para preguntarle, quisiera calmarlo pero tampoco debería detenerlo ni contradecirlo así que las palabras se chocan en mi garganta sin poder salir.

Si no tienes nada para decir, mejor no digas nada.

Llevas un tiempo en silencio, tú. Aunque hoy debo darte la razón, creo que por fin coincidimos en algo.

Oh, mi cielo. Siempre estoy aquí, sólo que tú eres tan idiota que cada vez me escuchas menos.

¿Cómo era eso de que calladita te ves más bonita?

-Esos significa que el muy saco de mierda embarazó a mi madre al tiempo que se acostaba con otra puta por ahí.

-E...Esa mujer a la que llamas «puta» es la madre de Jacob-interviene Carl.

Me muerdo el labio inferior esperando a que Theo reaccione mal, no obstante, se queda en silencio y dice sin un matiz descifrable:

-Tienes razón. Entonces más zorra fue mi madre.

-Theo, no la conde...-intervengo pero él me detiene.

-¿Que no la condene? ¿Estás loca? Yo...yo creo... que ella siempre lo supo.

-¿Qué?-suelta Carl.

-Sí, demonios-el enojo se abre paso en su voz-. Esto es un real y verdadero fiasco; yo creo que sí lo sabía. Que siempre supo que se acostaba con otra. Mamá siempre se comportó como si papá fuere todo en su vida y de alguna u otra forma, el poco dinero que teníamos cuando era pequeño desaparecía. Hubo veces que se iba de casa el viernes y no regresaba hasta el lunes. Mamá me decía que no sabía dónde estaba, otras veces que se iba por cuestiones de trabajo pero... ¿y si se iba con ella? ¿Con ellos? Su otra "familia",

-Pero Jacob creció en un orfanato-intervengo. Esto lo sé porque en algún momento Tachas se lo dijo a Carl y él me lo dijo a mí-. Si es que tenía mamá, nunca estuvo para él.

BAD BITCH #2Where stories live. Discover now