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Dejo que mis manos toquen la fotografía mientras mil tambores golpean mi pecho desde adentro.

Miro al hombre en la imagen y trago saliva intentando liberar el nudo en mi garganta.

El hombre tiene pelo negro, ondulado, parece ser una persona que poco se preocupa por su aspecto ya que sumado a esto, se lo ve medio regordete, desarreglado pero de buen genio. Al menos eso dice su enorme sonrisa y su mano en el vientre de mamá.

-Tracy...-murmura Carl quien me acaricia la espalda para darme ánimos. Quizá se ha dado cuenta de que me he quedado helada-. Debo admitir que se parecen.

Intento sonreír y lo miro a los ojos. Mi amigo me devuelve otra sonrisa con un enorme brillo que me deja sin habla.

-No puedes negar que ambos tienen las mismas facciones.

Suelto una carcajada cargada de nerviosismo y tensión lo cual no hace más que incrementar la angustia.

Vuelvo a la foto y me detengo en el rostro del...desconocido. Aunque no lo sea así para mí.

-¿Por qué, Carl?-le pregunto con la voz ahogada.

-¿Qué necesitas saber?

Miro hacia abajo y mi campo se nubla de lágrimas. Demonios, conozco esta sensación...conozco el ardor en la garganta, el calor en mis mejillas, el dolor en mi pecho, la mirada borrosa. Conozco el dolor de primera mano.

-Necesito...saber sobre él. Sobre mí. ¿Por qué nos abandonó? ¿Por qué me abandonó?-digo y mi voz se quiebra en la última palabra.

Justo en ese instante me termino de derrumbar ya que recuerdo las veces que mamá me cambió la ropa, me hizo el desayuno, me enseñó a andar en bicicleta, me llevó de la mano a mi primer día de clases, me hizo callar cuando de pequeña me metía en conversaciones de adultos. Recuerdo cada momento en que mamá me puso los límites cuando abusaba de la confianza de mis abuelos, cada momento que invirtió en lavarme los dientes, en enseñarme cuentas para la escuela, en arroparme antes de dormir, en contarme historias sobre dragones y princesas... Y todo lo hizo ella sola. Con ayuda de mis abuelos ya que ¿dónde hubiésemos ido a parar sin ellos? Ay, no puedo creer, intento hacerme la idea y no termino de entender...

-Shh...-murmura Carl mientras acuna mi rostro contra su pecho-. Llora todo lo que tengas que llorar, querida.

-Lo...lo peor es que no entiendo por qué lloro. Se lo veía tan feliz, tan contento con mi madre ahí, ¿por qué se tuvo que ir?

-Quizá, no lo sé. Tu...padre ha de haber tenido sus motivos. ¿Nunca se los preguntaste a tu madre?

Me aparto de mi amigo y me seco las lágrimas con el puño de mi manga.

-Sí pero siempre su respuesta fue la misma.

-¿Cuál?

-Que no estaba contento con el embarazo.

-Mmm.

-¿Qué ocurre?

Acto seguido toma el anuario y me lo acerca.

-Yo no diría que se lo viera molesto-asegura-. Al contrario.

-Es sólo una foto-me escudo y rechazo su ofrecimiento.

-No deberías subestimarla. Las fotografías dicen mucho. Sólo hay que aprender a leerlas.

Sus palabras me dejan pensando. Tan profundo que no soy capaz de prever el momento en que corta la página del anuario y casi pongo el grito en el cielo de no ser que me cubre la boca.

-Deberías tener esto-asegura-. En verdad. No me pertenece.

-A tu familia...

-Mis padres tienen otra de estas fotos.

-¿Hay...más de ese Baile de Graduación?

-Hummm, no lo creo. Pero de hallarlas, serás la primera en recibirlas.

Suspiro y lo miro a los ojos, tras esas gafas enormes que le hacen parecer cinco años menor.

-Gracias, amigo. El día que alguien te ame, será una persona afortunada. Y si tú le amas, será mayor fortuna aún.

Abre la boca para detenerme pero finalmente no dice nada.

Nos quedamos en silencio. A veces es bueno entender lo que las palabras callan.


-¿Cuál es tu necesidad de ir tan abrigada a la Universidad?

Mamá ni siquiera me mira al decir esto pero ha de tener la idea dándole vueltas de hace un buen rato mientras conduce. Miro por la ventanilla y me limito a echarle un vistazo de reojo, sintiéndome a la vez con una ligera sensación de traición al hacerme la idea cuánto es lo que no me ha contado sobre la historia de mi vida.

Todos tenemos derecho a nuestra Identidad.

-No siento el calor.

-Apagaré el aire acondicionado si quieres.

-Sólo son unas mangas largas, mamá. No es necesario apagues nada.

-¿Cuál es tu necesidad de ir tan a la defensiva? Estás pronta a ser una adulta...

-Lo soy.

-No.

¿Por qué? ¿Porque un adulto conoce realmente quién es y sobre todo, de dónde viene?

-¿Cuál es tu motivo para decir que no soy adulta, mamá? Tengo 18 años, me gané una beca para mi Independencia y merezco un poco de respeto de tu parte. ¿No crees?

-Si te vas a poner así por unas mangas largas...

-Unas malditas mangas largas que tú sacaste en discusión.

-No uses ese vocabulario conmigo. -Uf...

-¿Dónde está?-le suelto.

-¿Quién?

Ambas nos quedamos en silencio.

La pienso millones de veces antes de que el recuerdo de haber visto la foto de papá vuelva a asaltarme. Tengo que morderme la lengua para no preguntarle cuál es el verdadero paradero del hombre con el cual me concibió y luego me parió.

Se pare con dolor, se respira con dolor, se crece con dolor. También se mata a un padre con dolor, ¿verdad?

Ella no mató a tu padre.

Sí. Con la palabra y el pensamiento.

Él es quien no quiso verte.

Pero ella se adaptó sin más a esa decisión en lugar de hacer justicia si es que tanto me ama o me amó.

-¿Dónde está quién, Tracy?

-...

-¿Ah?

-Mi...-empiezo-, universidad. Dónde está mi universidad.

-Vaya si hasta te la has adueñado. Creo que harás buenas migas con la vida universitaria.

-¿Temes que te decepcione?

Parece pensárselo un momento y luego vuelve su mirada a mí por un instante. La sostiene unos segundos para volverla al camino:

-No me decepcionas y no es para menos, claro. Eres mi hija.

El enorme portón del campus universitario se abre mientras el auto entra y mis pensamientos sólo se orientan en querer una cosa...

...un padre se preocupa en que un hijo no lo decepcione pero ¿y si se preocupasen más por no decepcionarnos ellos a nosotros?

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#BADBITCH #MARATON #DIA2

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BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora