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Tracy

-No creo que pueda.

-Tu nueva Yo no diría esas cosas.

-¿Mi nueva Yo?

-La Perra Mala que quieres ser. Apuesto que en el pasado te llamaban Santa Tacy Smith de todos los Bienaventurados.

-Esto... para nada.

Phoebe levanta una ceja y se percata de inmediato que he intentado mentirle. ¿Cómo lo sabe? Todavía siento el gusto amargo por cada vez que recuerdo las veces que en la preparatoria me apodaban «Santa Smith».

Si realmente quiero cambiar mi modo de ser, caminar a un nuevo destino, debería empezar por romper esos viejos preceptos. Darle un giro a mi pasado.

-¿Cuándo... cuándo es?

-Mañana a la noche.

-¿Los jueves hacen fiestas?

-De martes a domingo, en verdad.

-¿Eso significa que dejan los lunes para estudiar?

-¡Ja! No. Se necesita de vez en cuando un descanso para la resaca. Qué me dices, entonces ¿vamos a la fiesta?

Trago saliva y pienso en cuál será el motivo por el cual la fraternidad de Go Delta monta un evento para darles la bienvenida a todos los nuevos que llegan cada semana de agosto a la IVU (antes del inicio de semestre en septiembre).

He oído sobre ritos de iniciación que se hacen para el ingreso a una fraternidad, sin embargo, me pregunto si se asemejarán a los que pueden darse para el ingreso a las residencias de los recién instalados...como yo. Como Theo.

Él también es un recién llegado.

Él entrará en esa fraternidad.

Lo cual puede significar sólo una cosa: estará ahí.

-Vale-digo con apenas un poco de voz.

-No te oigo.

-¡Yo...iré!

Mi compañera de cuarto deja de acariciar a Cochinillo y emite una carcajada.

-Será divertido-asegura-. Cambiando de tema, ¿ya te has inscrito en las asignaturas que quieres optar? No te quedes sin cupo, eh.



Desde que Theo vio mi tatuaje, me siento insegura, angustiada, completamente desamparada.

Me aparté de mis viejos amigos o al menos, los que creían serlo.

Sólo me gustaría reencontrarme con los chicos del Club de Lectura y en parte, hasta extraño los mensajes de Charlie. En mis últimas semanas viviendo en Iconic Valley, las cosas habían adoptado un rumbo muy distinto: las lecciones de Charlie, Lottie y los Glorious para enseñarme a ser una de ellos, me pulieron una coraza para devolverme la autoestima.

Ahora, en cambio, estoy sola y la aparición de Theo está resquebrajando poco a poco ese caparazón de cristal que parecía forjado en hierro.

Su reacción al descubrir el triángulo recto en mi antebrazo sólo fue un «¿Qué hiciste Tracy?» para mi estúpida respuesta de «Lo siento tanto».

Lo peor de todo es que se fue y hasta el momento, no he vuelto a saber de él.

Incluso debo luchar conmigo misma para dejar de escribirle cada hora y media las mismas palabras: Perdón, perdón, perdón.

No tienes que disculparte por eso.

Sí que debo, lo último que deseo en el mundo es herirlo más de lo que ya está.

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora