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Hay un niño llorando.

En su voz se oye la desesperación, el miedo. Su vida no tiene rumbo.

Hay un niño que golpea las puertas de esa caverna donde está obligado a vivir.

Es una personita que la vida le ha resultado demasiado cruel, demasiado dura, que lo cruzó con episodios indeseables.

«Ha consumido cocaína.»

Tuvo que crecer antes de tiempo.

No conoció el amor sino un mundo de dolor y hostilidad.

«Está en rehabilitación para controlar su adicción...»

Cada vez que sonríe, sus ojos lloran.

«...y las conductas agresivas.»

Cada vez que grita, es para calmar las voces de su cabeza.

Por eso, son sus silencios lo que en verdad me asusta.

Resultan ser señal de que puede haberse dado por vencido. Son señal de haberles permitido a sus demonios internos ganar la batalla.

-The...Theo...

Mi voz no es más que un murmullo quebrado.

Me llevo las manos a la boca, impactada por la imagen que se cruza delante de mí.

Está ahí, con la camiseta desgarrada, los tatuajes le brillan en la piel con toda su magnificencia, el rosal, las espinas, el comienzo de la frase «¿de qué lado estás?» bajo su ombligo en letras chinas.

Pero con sangre en todas partes.

Sus puños están cerrados con fuerza, goteando charcos de sangre y con cortes profundos en ambos brazos.

Tras él distingo una ventana hecha añicos cual se presenta como respuesta a mi pregunta de qué diablos hizo. No esperaba que mi presencia fuese a ocasionar esto, ¿en verdad pensó matarse o sólo lo hizo en un arranque de ira?

Es posible que la primera en verdad sólo haya resultado consecuencia de la segunda.

-No...-es lo único que alcanzo a distinguir de su voz herida.

Me ve, sus puños aflojan y caen algunos vidrios de sus manos. La expresión de su rostro lo muestra tan herido y tan demacrado que me da miedo incluso su delgadez.

Los huesos en su clavícula me dan impresión al igual que sus costillas y los pómulos se los ve más grandes de lo que recordaba. Aún así no deja de ser hermoso... no es más que un nene herido pidiendo auxilio a gritos, que calla los miedos que lo consumen y prefiere proferir gritos y crear problemas a enfrentar los traumas que lo vienen persiguiendo desde el comienzo de su vida.

-No tendrías que estar aquí-murmura. Y está llorando.

Se arrima un puño al rostro para quitarse algunas lágrimas lo cual no hace más que esparcir sangre en sus mejillas y nariz.

-Sí, Theo-me armo de valor para poder hacerle frente. Mi voz tiembla aunque pongo mi mejor esfuerzo en que no se note-. ¿No pensabas comentarme tus problemas? ¿Mejor es callarlos?

-No, mierda, no...

-Shhh, calma. Nadie va a hacerte daño.

En realidad, él es la persona más peligrosa para sí mismo justo ahora.

-Necesitas que te curen esas heridas-le afirmo-, luego me iré si quieres pero primero tienes que dejar que los médicos controlen la sangre...

-¿Vale la pena?-pregunta como infante de cinco años que quiere saber por qué el sol se esconde.

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora