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Abro la puerta con una enrome sonrisa que no logro contener.

Theo está al otro lado con su gesto inmutable y el cabello mojado, desordenado y tirado hacia atrás.

Al parecer, no soy la única quien recién sale de ducharse.

Sus ojos grises se clavan en los míos. Cierta chispa de emoción se enciende dentro de mí cuando él entra sin antes haber yo emitido juicio para que pase.

Aunque esto no sea una fiesta, la Bad House nunca fue un lugar que se caracterice por sus "modales".

Trae puesta una chaqueta deportiva, de algodón y con capucha. Todo color negro exceptuando la calavera blanca que se realza en su estampa. También lleva unos pantalones negros, deportivos aunque adheridos a las piernas; algo que varía un poco su estilo típico de chaqueta de cuero y jeans.

-Puedes dejar la comida en el escritorio.

Le señalo donde suelo dejar mi ordenador portátil y el montón de papeles que suelo andar trayendo. En esta ocasión, he dejado todo limpio para recibirlo (y sacando provecho de que Phoebe tiene a Cochinillo con todos los recados necesarios, el único problema sería el molesto chirrido que emite la rueda cuando parece que ha consumido éxtasis y empieza a rodar sin parar).

-No hace falta cubiertos-menciona.

-¿Viene con los palitos chinos? -Por lo general, así es cuando en mi vieja casa pedía delivery.

-No. Cambié el menú.

Me llama la atención su atrevimiento y vuelvo mi mirada a la bolsa que trae.

Dice "Cold Cold Ice Cream".

-¿Por qué...?

-Túmbate.

Me acerco a él y no termino de atar cabos. Theo deja las cosas sobre la mesita de noche al costado de la cama e insiste:

-Recuéstate boca arriba. Tengo algo pendiente contigo, ni creas que lo he olvidado.

No es necesario pedirle que aclare para caer en la cuenta de a qué se refiere con eso... Hace tiempo me dejó con unas enormes ganas cuando le supliqué prácticamente que me haga el amor. Algo no muy sensato que ahora debo pagar sus consecuencias.

Llevo encima una blusa mangas largas y una falda informal con lunares estampados. De pronto me planto la pregunta de qué ropa interior me he puesto, sin embargo, no importa cuántas vueltas le de al asunto. No soy una chica que guarde precisamente lencería erótica en su armario para "ocasiones especiales".

Theo saca un recipiente térmico de medio kilo con la misma inscripción que la bolsa.

Le quita la tapa e ignora las cucharitas desechables en el instante que le pasa un dedo a la crema americana y se la lleva a los labios probando con egoísmo.

Admito que verlo hacer eso hace que mis entrañas se retuerzan con una confusión de apetitos.

Acto seguido me dispongo de la manera en que él me ha pedido aunque con el pequeño detalle de rebeldía de hacerlo al revés. Con la cabeza donde van los pies.

Pero es él quien termina por sorprenderme en el instante que apaga la luz.

¡DEMONIOS!

Deja el recipiente con helado a un costado y abre la cortina conservando las hojas de cristal cerradas para que no entre frío.

Creo que pronto lo voy a necesitar.

Theo vuelve y toma el recipiente. Esta vez con la cucharita en la otra mano y cruza las rodillas alrededor de mis caderas dejándome completamente acorralada.

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora