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Tracy

Cuando despierto, me siento tan agotada que ni siquiera soy capaz de distinguir si he podido dormir.

El despertador de algún móvil se ha pronunciado pero al instante alguien lo apaga.

Cierro nuevamente los ojos mientras Juliette enciende la luz y Ky se despereza en la cama contigua.



-Oh, disculpa. No quería despertarte.

Le sonrío.

-Descuida. Ya ni sé si en verdad estoy despierta o durmiendo.

Es que no logro distinguir las pesadillas de mi vida misma.

Kyara está a punto de irse mientras se coloca crema en las manos. Ha tirado unos zapatos sobre un escritorio por accidente, hecho que me hizo abrir los ojos de sopetón.

-¿Irás a clases hoy?-me pregunta.

Sacudo la cabeza en una negativa.

-Está bien-me señala ella-. Si quieres puedes quedarte aquí y descansar. Debes reponer muchas energías para llegar con buena pinta a ver a tu madre este fin de semana.

-Puede ser-murmuro.

Me siento en la cama y Ky se acerca.

-Todo estará bien-me dice. Acto seguido me besa la frente y se despide-: Nos veremos luego.

Se va. Pero cavilo en qué posibilidades encontraría ante la idea de quedarme a dormir para siempre en el cuarto de estas chicas. No sé si son mis «amigas» estrictamente hablando, pero sí lo más parecido a personas de confianza que encontré desde mi llegada a la IVU.

Miro detenidamente el cuarto y está todo patas arriba: ropa en el suelo, cuencos de comida por todas partes, zapatos donde deberían ir los libros y libros, apuntes, fotocopias donde deberían ir los zapatos. Peor que ser mujer es ser también universitaria. Las dos cosas equivalen a «PELIGRO: DESORDEN/CAOS ASEGURADO».

No es que los chicos no lo sean sino que nosotras tenemos la extraña e imperiosa necesidad de expandirnos por todo el espacio.

Finalmente decido cuál será mi plan para hoy aunque mis sentidos se ponen en alerta cuando escucho el sonido y la vibración de un móvil.

Que está en la cama.

Levanto las sábanas, la almohada pero no lo encuentro. Seguramente Juliette ya se fue a desayunar antes de entrar a clases y se ha dejado el celular.

El aparato sigue insistiendo hasta que lo encuentro bajo la cama.

Lo tomo y miro la pantalla.

Una tal «Fanny Tys» está llamando y la pobre seguirá intentando hasta que alguien le responda.

Ese alguien decido ser yo.

-¿Buenos días? Escucha, no sé quién seas pero Jul se ha ido a clases, intenta comunicarte lueg... ¿Hola? ¿Disculpa? ¿Holaaaaaa?

Miro la pantalla.

Ha colgado.

Menuda paciencia.

Entonces la puerta de la habitación se abre y Jul aparece metida en una bata rosa, con el cabello mojado recogido en una toalla.

Tiene sus enormes gafas rosadas puestas y cuando me mira, frunce el entrecejo con demasiada extrañeza.

-¿Qué haces con mi móvil?-pregunta.

Acto seguido prácticamente me lo arranca de las manos.

-Es que te estaban llamando.

-¿Quién?-pregunta.

Revisa con prisa las llamadas.

-Una tal Fanny-le digo.

Ella me mira.

-¿Por qué tan preocupada?-inquiero-. Disculpa, no pensé que ibas a molestarte. Realmente estaba insistiendo y yo creía que tú ya te habías ido a clases.

Se muerde el labio y deja el aparato sobre la mesita de noche. A continuación me dice con una risita llena de picardía en sus labios:

-Es que nunca se sabe cuando tu profesor de Lenguaje ha conseguido tu número y está preparado para hacerte una cita.

-¡Hey!-le suelto con una carcajada.

-¿Qué? Soy una chica que nunca pierde las esperanzas.

Se queda mirando al techo con una lumiosa chispa de entusiasmo en la mirada.

Creo que Evans la hace suspirar a tal punto que su nivel de acoso es demasiado adolescente.



-Carl, amigo ¿Te parece si saco los pasajes por Internet y nos vamos esta misma noche a Iconic?

Le doy «Enviar» al audio y espero su respuesta.

Volver a mi habitación parece ser el retorno al Infierno más caótico que jamás he llegado a conocer. Cuando cruzo el umbral, Phoebe duerme como un tronco en su cama y la mía está desordenada. Aunque aún puedo percibir la presencia de Theo en el cuarto...

Anoche todo parecía ir perfecto hasta que de un momento a otro, el orden de las cosas se desestabilizó a tal punto de sentir que el mundo entero se deshizo entre los dos.

Busco la valija y la dispongo sobre la cama. Voy hasta el armario y mientras saco toda mi ropa, hago un repaso mental de lo que viene sucediendo hasta el momento.

Pues... el día que vi el vídeo en la computadora de Carl titulado «El Mal» fue nada menos que el día en que conocí la verdadera persona de Theo. La causa de ese aspecto martirizarte en su cabeza que le recuerda quién es y quién está destinado a ser.

¿Así que liberó a esas serpientes en la jaula porque no tenía más opciones? ¿Así que mató a ese hombre porque se sentía acorralado? Qué excusas más patéticas.

Mi nivel de indignación me hace querer vomitar.

Anoche cuando lo confesó pensé al principio que me estaba jugando una broma pero cuando los cabos empezaron a concordar en mi cabeza, no hice más que soltar los peores gritos de mi vida hasta espantarlo de mi cuarto mientras las palabras se atropellaban en su boca.

Ahora, lo único que siento es un odio terrible que me perfora el pecho.

Y choca con una leve vocecita que aún no se apaga. Lo dice muy bajo pero sigue ahí, insistiendo... «Debes confiar en él.» «Son ustedes contra el mundo.»

De pronto me espabilo cuando la luz de mi móvil sobre la cama se enciende y encuentro un mensaje de Carl:

-Me parece bien. ¿A qué hora salimos?

Y una pequeña luz se enciende en mi cabeza al responder:

-Oh... aguarda. Acabo de recordar que un amigo también irá a Iconic y posiblemente decida hacernos compañía.

Espero que a Stefano le agrade la idea de llevarnos.

A cambio, sólo tendría que conocer a su solitario tío que vive en el bosque.

Pero... ¿querrá saber de mí luego de cómo me comporté con él en nuestros últimos encuentros?



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BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora