▲ 136 ▼

72.8K 5.8K 1.6K
                                    

-Pueden tener una cátedra en la Universidad.

Será su voz.

-O pueden dedicarse a la Investigación de Dante, Boticelli o en cualquier otro autor del Arte Renacentista.

Puede que eso sea, es gruesa, varonil, sabe imponerse.

-Incluso no hacer nada de esto y volcarse al mercado editorial comercial para aprobar novelas de sadomasoquismo y muertos caminantes.

Dicho esto, los alumnos sueltan una carcajada y pienso que el humor también es una gran característica en él.

-Incluso trabajar para una red social que implique libros, en una plataforma virtual que los venda o en Facebook para crear anuncios con orientación al marketing. Lo cierto es que muchos aseguran que la Literatura está acabada y no es así.

Bueno, el cuello abierto en su camisa y los vellos rubios asomando son un gran detalle.

-Tengo una mala noticia para aquellos que piensan que el mundo ya no necesita de nuestro Arte, de nuestra Labor e incluso me arriesgo a decir, nuestra Ciencia.

Mmm, su barba y su pelo castaño claro con algunas canas asomando le dan su atractivo también.

-Y es que vivimos en la Era de la Información. Manipulamos todos los datos en cuestión de segundos y esto gracias a Internet, a los noticiarios, a Netflix inclusive. Sin embargo, ¿quién se encarga de ordenar toda la data suelta que pueden encontrar?

-¡Nosotros!-aseguran muchos de los estudiantes a la vez.

-¿Y quiénes enseñan a leer a los docentes que se quedaron en el anticuado prototipo de "YoGenio, TúNada"?

Silencio.

-Debían decir "Nosotros" nuevamente.

Se oyen carcajadas.

El profesor Evans avanza unos pasos aunque no estoy lo suficientemente cerca como para apreciarlo desde cerca.

Es muy atractivo, tiene unos ojos color café que quisiera poder contemplarlos a menor distancia, no obstante he decidido sentarme casi al final.

Casi.

Porque sólo hay una persona en el banco tras de mí y es Stefano, quien me recuerda su presencia con un mensaje a mi chat:

St: Tienes un hilo de baba colgando. ✓✓

Suelto una risita e intentando asegurarme que el profe se encuentre lo suficientemente lejos o al menos que no se fije en mí, contesto:

Tr: No te proyectes en mí. ✓✓

-A leer. Sí-continúa-. Porque piensan que el alumno ya no tiene deseo de aprender y esto es algo tan errado como mi ropa interior planchada.

St: Me sonrojas... ✓✓

Tr: En verdad? ✓✓

St: No. Estás igual a todas las demás, mirándolo como si soltarla éxtasis con cada palabra. ✓✓

Tr: Es agradable. ✓✓

St: Puedo leer tus pensamientos con sólo verte la postura y no creo que esa sea la palabra con la que puedas definirlo honestamente.   ✓✓

Tr: Mmm, no es mi tipo. ✓

-¿Señorita?

El corazón me sube a la garganta en el momento que siento los ojos de toda la clase volverse a mí.

¿Ejem...yo soy «Señorita»?

Levanto la mirada de a poco y escondo el móvil entre mis piernas. Los ojos de Evans tras sus gafas, se clavan en mí pero me siento incapaz de corresponderle por lo que me quedo con la vista fija en las mangas arremangadas de su camisa blanca con rayas finas color azul. Sostiene un fibrón del mismo color y éste es el objeto que termina por acaparar toda mi visión sin hacerme sentir demás incómoda.

-Se...señor Evans-murmuro.

Él se acerca. Santo cielo.

-¿Tiene algo interesante ahí debajo?

-¿C...cómo dice?

-Parece que le gusta jugar y divertirse con algo que lleva en la falda.

Algunos estudiantes sueltan risitas pero noto a Juliette en primera fila que me observa con una enorme sensación de preocupación. O bien, de celos porque estoy segura, más de una se muere por ser el centro de atención de este hombre que sinceramente, dudo que fuere mi tipo (en primer lugar, por la diferencia de edad y ahora porque soy el foco de su disgusto).

-Disculpe, señor. No volverá a suceder-le digo.

-Ya no se encuentra en la preparatoria, señorita. Puede quedarse a mi clase o irse, es su decisión. Sólo le pido que no me interrumpa, o bien, de su móvil, ¿de acuerdo?

-De acuerdo-murmuro con la cabeza gacha.

Extiende su mano y esto me asombra.

Levanto mi cabeza en gesto de «¿qué?» entonces responde a lo que permanece latente:

-Me da su móvil o me da su mano y la acompaño a retirarse.

Muchas chicas emiten un «ooohhhhh» al unísono. Estoy segura de que más de una desearía estar en mi lugar y sin duda, yo les dejaría ocuparlo de no ser que los misterios de la metafísica aún no dilucidan cómo es que una pueda desaparecer y aparecer en otro cuerpo.

Estoy a punto de entregarle mi celular cuando percibo a Stefano levantarse tras de mí y se acerca al señor Evans.

-En realidad fue mi culpa-dice frente a todos y mi quijada está a punto de quebrarse producto de la sorpresa a la vez que una pregunta se planta en mi sesera: ¿yo lo motivo a qué? ¿A esto?-. Le envié un mensaje y la distraje. Quien debería responder a su disyuntiva soy yo y no pienso entregarle mi móvil. Mucho menos tomarle de la mano cuando puedo retirarme por mis propios medios.

-¿Se va de mi clase?

-Su opción me convenció por completo.

Acto seguido sólo se escuchan las botas de cuero negro sobre el cerámico mientras Stefano camina hasta la puerta y todos permanecen callados.

Evans lo detiene justo en el instante que mi compañero está a punto de girar el picaporte para salir:

-Es usted muy honesto, señor...

-Guilty. Stefano Guilty.

-«Guilty». A mis alumnos los llamo por su nombre pero lo dejaremos ahí. Sólo por tu aporte, podría darte una segunda oportunidad.

Stefano se queda mirándolo un instante y Evans se hace a un lado en gesto de indicarle volver a su silla. Su interlocutor lo fulmina con la mirada y le da la espalda.

Abre la puerta y se va de un portazo.

Wao...

-Todo un héroe-murmura Evans. El resto de la clase no sabe si reír o seguir en silencio, no obstante yo sólo quisiera llorar a moco tendido.

El profesor vuelve al frente y me pregunta:

-¿Su novio siempre es así?

Ay, que no tengo novio, ¡por todos los santos!

-N...no, señor-mi voz sale tan aguda que podría romper un vidrio de no ser que el tono lo mantengo bajo.

-Si ustedes no fueran mis alumnos les invitaría una cerveza pero trata de convencerlo y vayan a hablar conmigo a mi oficina después de clases.

Entonces el profesor se arremanga un poco más  y retoma la clase.

Pero sus palabras quedan opacas junto con todo el entorno al descubrir... un triángulo recto tatuado permanente en su piel.

Igual que el mío.

Estamos en el mismo bando.


__________

#BADBITCH

__________

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora