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De pronto, la situación cargada de adrenalina sucede muy rápido.

El fuego es abrasador pero no alcanza a tocarnos. Parece que moriremos de calor o que Kylie me empujará a las llamas de un instante a otro. Su voz fría y monótona me amenaza:

-El fuego te matará antes de que llueva.

-¡N...No!

Y justo en el instante que creo que me va a empujar, ya me pongo firme para intentar una oposición de fuerzas. Algo que no es necesario ya que su cuerpo cae sobre el mío como un peso muerto y luego la dejo sobre la hiedra, boca abajo y distingo en su cuello sudado, un dardo clavado con una gota de sangre alrededor.

¿Qué demonios...?

Levanto la mirada y mi cabeza elabora una teoría: Stefano aún no ha muerto y en verdad ese dardo iba dirigido a mí, sin embargo, la luz de las llamas iluminan cierto rostro conocido y una mata de cabello verde.

Audrey da unos pasos hacia adelante y mi mundo pierde su estabilidad.

-Me debes la vida, Santa Smith.

-Pero... pero... ¿qué haces acá? ¿También vas a...?

-No, idiot..., no. Entiende que no soy la perra que crees ver. Sólo he venido para intentar devolverle un favor a Theodore, ni creas que lo hago por ti.

Intento emitir una risita pero el calor de las llamas y el humo empiezan a hacerme arder los ojos.

Entonces me doy la vuelta y encuentro que las llamas se han extendido hasta la puerta.

-¡Dime dónde está él!-me pide Audrey.

¿Cómo ella llegó hasta acá? ¿Cómo sabía que yo estaba en este sitio?

-¡En la casa!-le indico-. ¡Se supone que está ahí! ¡Hay una ventana rota al costado por la cual podrás entrar!-le señalo.

Audrey me mira con suspicacia y avanza hasta el punto que le indiqué.

Acto seguido la detengo para preguntarle:

-¡Aguarda...! ¡¿Vol...Volverás por mí?!

Me mira de arriba a abajo y suelta:

-A la próxima vez que intentes matar a alguien con fuego, procura que no esté por llover. Lo iré a buscar y regreso. Se viene una enorme tormenta que no va a demorar mucho. Únicamente procura tener vigilada a la perra rubia, el dardo sólo llevaba un somnífero casero en su interior.

-Descuida-farfullo. Le muestro el revolver y ella asiente.

Me quedo encima de Kylie con el cañón en su cabeza, rogando que no se despierte. Rogando que Theo esté dentro de la casa. Rogando que Audrey cumpla con su palabra y no me abandone. Rogando que Stefano no haya muerto, necesito que esté bien de lo contrario no podría vivir con el peso en mi consciencia.

Los minutos se me pasan como horas, o bien son horas que se me pasan como minutos. El punto es que el calor ya empieza a hacerme sentir que ardo...hasta que unas gotas frescas me mojan la frente.

Miro al cielo y las luces de relámpagos me llegan al compás de otros truenos alternos.

Quizá parezca demasiado conformista pero esta es la segunda gran alegría que he tenido en este día tan... particular. La primera, aunque ni yo misma lo crea, fue cuando vi llegar a Audrey y saber que no iba a matarme. La segunda es esta lluvia, que podría liberarme de mi propia trampa.

Al comienzo es sólo una leve llovizna que dudo mucho, detenga el fuego. Menos aún al considerar que las llamas se propagan a toda la casa y Audrey no aparece, demonios. Me siento tan incompetente ante esta situación que no sé qué hacer en caso que las pocas gotas que están cayendo no apaguen el fuego o bien que lo apaguen una vez que ya haya sido demasiado tarde.

Mientras el agua se acelera en caer, ya no distingo cuánto es sudor y cuánto es lluvia lo que me hace sentir empapada.

«Vamos, por favor» pido en pesamientos, «Audrey, vuelve pronto.»

¿Y si no lo encontró?

¿Y si Theo no estaba acá y Kylie me mintió?

¿Y si le molió los huesos? Posiblemente a eso se refería cuando mencionó lo del montón de huesos, con anterioridad.

¿O si la PelosVerdes halló a Theo y me abandonaron ambos?

Diviso a mis pies que la cara de Kylie se está empapando de lodo así que decido mover su cabeza para evitar que se ahogue entonces caigo en la cuenta de que la hiedra está demasiado verde, por eso el círculo de fuego no se propagó al interior sino a la madera seca de la cabaña.

Acto seguido me reincorporo y me encuentro con que las llamas han disminuido.

Además, en un lado de la casa puedo ver a Audrey quien trae arrastrando a Theo con un brazo de este rodeando su cuello.

Mi corazón palpita con fuerza al verlo intentar caminar.

Está vivo.

Pero con una herida terrible en un pómulo y un ojo amoratado. Lleva un lado del rostro ensangrentado y no puede caminar bien, al parecer su estado de consciencia no es del todo lúcido.

-¡Intenta saltar!-me dice Audrey.

Las llamas están más bajas que mis rodillas pero tampoco es que me vaya a volver loca.

-¿Tracy?

La voz de Theo me llega como un coro de ángeles. «Está bien, está bien, no le ha hecho nada demasiado grave, gracias a Dios Theo está bien.»

Su voz es el motor que necesito para dar el salto y atravesar ese anillo de fuego mientras la tormenta nos empapa a ambos.

Las llamas alcanzan mis zapatillas cuales encienden alguna que otra chispa que se apagan cuando las arrastro por el lodo.

Theo se suelta de Audrey y se tambalea mientras corre en mi dirección y me rodea la cintura.

Sus firmes brazos me levantan del suelo, se tambalea un poco hasta que logra firmeza. El revolver que llevaba en mi cintura se cae con el impacto, él lo observa pero no dice nada.

La lluvia nos moja a ambos, cae torrencial aunque no nos importa. Todo a nuestro alrededor se anula en el instante que siento el olor a menta y tabaco tan característicos de él. También me llega el olor a sudor, a sangre, a tierra mojada, a la hiedra pero esto es secundario. Sólo disfruto de su beso y de la fabulosa oportunidad que nos da el destino de poder volver a estar juntos.

Una vez más.

Mientras tres potenciales enemigos yacen en distintos puntos del bosque.

-Theo-murmuro sobre sus labios.

-Tr...Tracy-tartamudea entre los espacios libres que acontecen en nuestros besos-. No... No vuelvas a... alejarte.

-No-murmuro pegada a su boca y una corriente de aire frío nos envuelve. Lo desquiciado es que ya no soy capaz de controlar lo que digo ni lo que hago...: Te amo, Theo.

Pasa un segundo.

Pasan dos.

Sus ojos miran mis labios pero no digo nada.

Sus labios tiemblan pero yo tampoco digo nada.

Mi corazón va cayendo lentamente y las Tracys de mi interior se arrancan los pelos por mi confesión estúpida, por cada segundo, por el silencio tortuoso que vuelve a alzarse desde el Infierno.

Hasta que los ojos grises de Theo se clavan en los míos, verdes e impregnados de lágrimas. Separa los labios y confiesa:

-Qué demonios... Te amo, Tracy. Lo eres todo en mi vida.

Y nos fundimos en un beso cargado con el sabor salado de las lágrimas, de la sangre, de la lluvia, del dolor.

Es un beso que ambos nos sabe a amor.


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#BADBITCH #BADBOYS #BOYTOYS

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora