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-¿Bromeas?

-Para nada.

-Okay, es un imbécil.

La Tracy Sensible intenta atar cabos y darle una explicación a tantos recuerdos amorfos de los días más oscuros en mi pasado: Si Theo nunca admitió sentir algo por mí, si no quería una relación estable, si él nunca sería «el novio de nadie», ¿por qué se aparece esta zorra de metro setenta y cinco en su cuarto diciendo ser la maldita relación de mi ex? Bueno, mi ex que no es ex pero algo fue.

-¿Quién es un «imbécil»?-pregunta Señorita Afortunada. Por lo visto, no le alcanza con ser zorra, también es descerebrada.

-Tú novio. Por casualidad, ¿está ahora ahí?-le digo señalando la puerta a sus espaldas. O mejor dicho, la entrad a la cueva del Terror.

Tracy Malvada acaba de asestarle un pañetazo a la Sensible justo en la mandíbula y mientras intenta recuperarse, mi lado Hostil ya se encuentra afilando cuchillos que arranquen testículos de manera muy dolorosa.

-Oh, sí, lo está...-responde-, pero durmiendo. El pobre ha quedado exhausto. Tuvimos un día muy intenso.

El Infierno desata llamaradas que se alzan y me consumen desde adentro. Rebecca ha de caer en la cuenta de que echo chispas por cada uno de mis poros ya que se aparta de la puerta y se aleja unos pasos de mí.

-Te conviene que no entres ahí-me amenaza con un dedo en alto y se sigue alejando-, o llamaré a la Policía y te denunciaré por acoso. Lo digo en serio-otro paso atrás-, deja en paz a mi novio.

Y se va.

Claro, estúpida. A tu novio. Ni siquiera sabes con quién te estás metiendo.

Entonces la Tracy Sensible se arrastra hasta la Tracy malvada logrando tomarla de un tobillo para implorarle un "No lo hagas".

Justo en el instante que mi mano se alza para girar el picaporte.



Tic.

Es posible que me arrepienta...

Toc.

...por no haber entrado y marcharme sin más.

Tic.

Pero el odio y la tristeza se debaten en mi pecho.

Toc.

Sin ser capaces de tomar una decisión concreta...

Tic.

...en caso de estar cara a cara con el idiota más grande de todos los tiempos.

Toc.

Para poder llegar lo antes posible y así, marcharme con Phoebe a la maldita fiesta.

No creo que se haya ido sin mí.

Pero la imagen de Theo se vuelve mucho más imponente en la medida que mi fantasía se lo imagina revolcándose con Señorita Nalgona.

¿Realmente sería capaz de matarlo?

¿Podría cortarle las bolas y luego darme a la fuga?

El nudo en mi garganta se incrementa en la medida que bajo los escalones a trompicones y salgo corriendo de la residencia estudiantil.

Mi corazón late fuerte sin saber correctamente dónde demonios voy hasta que mi cabeza se despeja apenas y quedo de pie, atónita, como si un baldazo de agua fría me hubiere caído desde las estrellas.

Si el imbécil de Theo puede hacer de las suyas, yo también puedo.

Si yo era su problema, él no será el mío.

Ya no.

Con las manos temblando busco mi móvil y marco el número de Stefano.



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BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora