¿Se supone que debo aceptar lo que está a punto de hacer? ¿Está permitido? Que yo sepa, lo último en lo que quedamos, era que seríamos amigos. Pero posteriormente terminé masturbándolo y unas cuantas cosas más así que la etiqueta ya no se nos aplica en esta ocasión.

-Me fascina cuando te ves así.

-¿«Así»?-pregunto.

-Dócil.

Me muerdo el labio inferior para contener las sacudidas en mi pecho a medida que sube y baja sin poder esconder mi ansiedad.

-¿De... de qué sabor es?-pregunto.

Él me sonríe.

Sus ojos brillan a media luz como las pupilas de un lobo a punto de devorarse a su presa.

-¿Y si lo adivinas?

-Ammm...creo que es...

-Shhh-así no.

Coloca su dedo índice con la mano que sostiene la cuchara diminuta sobre mis labios y luego la quita.

-¿Entonces cómo?-insisto.

Theo se lleva otro poco del helado blanco a la boca y luego clava la cuchara en el interior. Con su mano libre me levanta la blusa y el frío me llega al abdomen, cruel antecesor a lo que está por suceder...

La levanta tanto que intento ayudarle pero me mira para reprenderme y no hago más nada.

-Cierra las manos contra los pies de la cama.

Sin objetar nada más, llevo mis manos donde me ha señalado antes y me sostengo de donde indica.

Sube más la blusa hasta pasarla por detrás de mi cuello y dejando expuesto mi torso. Mi ansiedad se incrementa mientras distingo la taza de mi sostén blanco subir al ritmo de mi respiración agitada.

-No te sueltes por nada del mundo-me ordena.

-Bue...bueno.

Dejo que su lado dominante salga a la luz y escarba en el helado con la cuchara. Acto seguido lo lleva hasta la zona alta de mi abdomen y los segundos que demora la crema en caer los encuentro sumamente valiosos hasta que el frío me llega como una corriente eléctrica y me muerdo la lengua para no emitir sonido. Un terrible fallo de mi parte ya que libero un ligero gemido.

-¿Puedes saber qué sabor es?-me pregunta.

-N...no...-jadeo.

Su risa llega a mis oídos y caigo en la cuenta de que lo está disfrutando tanto que una parte de mí, pese a que lo estoy padeciendo, se siente extasiada.

A continuación vuelvo mi mirada a él, donde distingo que agacha su cabeza y su lengua se posa justo donde la crema se deshace en mi abdomen.

Su calidez contrarresta el frío y una sensación alucinante me hace arquear la espalda hacia arriba. Theo sube con sus labios rozando su camino y llega hasta los míos donde siento los suyos húmedos y dulces.

-Prueba-murmura.

Se aparta y me relamo.

-¿De qué sabor es?-insiste.

-Yo... Yo...-me lo pienso bien antes de soltar la primera hipótesis-: ¿Chantilly?

-Esa estuvo fácil.

Acto seguido, Theo deja el helado a un costado de la cama y se quita la chaqueta. La misma cae al suelo y veo que lleva una camiseta blanca rasgada en las mangas dejando expuestos sus bíceps perfectamente musculados y asombrosos. Mis ojos se dirigen a la tinta de sus tatuajes desembocando en el triángulo de su antebrazo.

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora