¿Qué?

Otro paso.

Ojalá pudiera retroceder más pero tengo el lavabo y el espejo justo detrás.

-Sólo bromeo-dice.

-Tienes un humor particular-le digo. Mi abdomen tiembla al igual que mis rodillas pero pongo todas mis fuerzas para que esto no se exprese en mi voz.

Lo conozco, es una persona que le gusta ejercer temor de los demás. Esto es algo que lo alimenta, que le da adrenalina incluso para seducir.

Aunque en esta ocasión, sus aparentes intentos de seducción van fallando.

-Ves. Luego dices que me entiendes...

Me muerdo el labio interior.

Hay menos de medio metro que nos separa y durante una milésima de segundo mis ojos pasan por sus puños y recuerdo la noche en la fiesta de los Delta cuando casi le rompe un pómulo a Theo. ¡A Theo!

-¿Qué quieres?-lo enfrento.

-La última vez no terminamos en buenas condiciones.

-Tú decidiste entregar solo ese maldito trabajo.

-No lo digo por eso.

¿No?

Se acerca todavía más hasta que no queda distancia entre nosotros.

El olor a tabaco se me mete en la nariz de un modo casi invasivo.

Stefano se sujeta del lavabo a mi espalda y puedo sentir su entrepierna apoyándome en la zona alta del abdomen. Algo que genera sentimientos muy contradictorios dentro de mí.

Por un lado la Tracy Malvada quiere encajarle un rodillazo en los testículos, la buena necesita pedirle por favor algo de espacio aunque a las tres se nos cae un hilo de baba.

-Necesito...lugar-me quejo por fin.

-Por favor, Tracy. Dime que me acompañarás.

-¿Qué te sucede?

-Dime que me acompañarás este Fin de Semana Para Padres a ver mi tío.

De pronto recuerdo su propuesta.

Pero no puedo hacer eso. Quedaré como cualquier zorra que llega a ver la familia de un chico que ni siquiera es su novio; va en contra de mis ideas, de mis valores.

¿Y si ese tío suyo conoce a mi madre? ¿Y si luego me lo cruzo haciendo las compras y luego voy corriendo a los brazos de Theo? ¿Qué pensará de mí? ¿Que es todo un acting con una finalidad que desconozco?

-¿Por qué, Stefano?-le pegunto sin levantar la mirada.

La tengo en un punto fijo de un costado.

Sé que si lo miro a los ojos va a poder hacer y deshacer a gusto conmigo.

-Porque estoy demasiado solo, Tracy...

-Oh...

Después de todo parece ser más vulnerable de lo que pensaba.

-Mi tío también vive solo-continúa-, y le dará gusto recibirte. Eres muy simpática y agradable.

¿Me está halagando?

Aún así, una parte de mí insiste con que no debería ceder.

-¿Y si decido no ir?

-Habrá consecuencias.

-¿Qué consecuencias?-contraataco.

-Las sabrás una vez que hayas emitido tu juicio. ¿Qué dices? ¿Vienes conmigo o no?



Theo

Una vez que termino de tomar desayuno en la cafetería, me dispongo a entrar a clases, sin embargo caigo en la cuenta de que no he cambiado los cuadernos de hoy. Maldición.

Me quedan algunos minutos de carencia así que vuelvo a la residencia en busca de lo que me falta. Juraría que algo en mi pecho despierta en el camino ya que una vez que llego y paso la tarjeta, la entrada se destraba sin que haga falta pasarle llave.

Qué extraño.

Juraría que he cerrado con seguro.

Cuando ya he abierto y entrado, me encuentro con todo revuelto: los cajones de mi armario en el suelo, la ropa en la cama, mis pertenencias tales como perfume, desodorante, maquinillas de afeitar están tirados en el suelo y la ventana cerrada.

Quien quiera que haya entrada ha salido también por la puerta.

Mi instinto sugiere revisar antes que nada, los elementos de valor. SI alguien ha entrado, supongo que esto es lo que precisamente busca.

La sorpresa llega cuando caigo en la cuenta de que no me falta dinero, ni tarjetas de crédito ni identificaciones. Está todo.

Creo que algo así ya sucedió antes.

He decidido poner las quejas en recepción o bien, pediré que se me cambie de cuarto.

¿Qué demonios ocurre aquí?

Acto seguido, percibo que la puerta de mi baño está abierta.

Echo mano en mi mochila y saco el cortaplumas. Dejo el filo de la cuchilla expuesto y me acerco aquí.

De pronto una luz se enciende en mi cabeza y recuerdo que guardo el arma en el botiquín. Hasta hace dos semanas estaba.

Entro en el baño y enciendo la luz empuñando con fuerza el cortaplumas.

Mi corazón golpea con fuerza en mi pecho.

Hasta que todo se ilumina y...

...nada.

Abro la cortina de la ducha: tampoco encuentro a nadie.

Pero me vuelvo con desesperación al botiquín casi convencido de lo que está sucediendo... donde encuentro que el revolver ya no está.

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#BADBITCH #MARATON Día 4

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BAD BITCH #2Where stories live. Discover now