Si bien no se trata de un despacho amplio, el señor Evans tiene una biblioteca enorme. Su escritorio es bonito y algunas pinturas caras se ven en las paredes.

Una me llama la atención... se trata de una linda obra renacentista de una mujer desnuda sosteniendo una manta cual le cubre un seno y la entrepierna. En la parte inferior de los brazos pueden verse algunas inscripciones pero no les doy mucha importancia debido a que mi interlocutor habla:

-Pensé que vendría en compañía de su...amigo.

Toma asiento y me señala hacer lo propio al otro lado del escritorio. Tiene un notebook y un cuaderno con anotaciones pero los cierra y coloca las manos sobre estos en espera de una respuesta por mi parte aunque obtiene un simple No sacudiendo la cabeza.

Una vez que ya me encuentro cómoda en la silla, caigo en la cuenta de que estoy en el borde, con la columna rígida y la mirada muy enfocada (como suelo hacer cada vez que estoy muy nerviosa).

-Estuve revisando su expediente-afirma rompiendo con el silencio de apenas unos segundos que se escapa de a momentos-, y la felicito por la beca. Poca gente la obtiene por...mérito.

-Gracias, señor. Me esforcé mucho por obtener buenas calificaciones.

-Eso no lo pongo en duda. Mucho menos teniendo un triángulo recto en el brazo.

Levanto la mirada y encuentro que me mira fijamente, ahora con los codos también apoyados sobre las cosas que lleva encima del escritorio.

-Sí, el tatuaje-insiste. Santo cielo, que pare, que se detenga.

Las mangas dobladas de su camisa dejan al descubierto que lleva la misma marca que yo.

Acto seguido extiende su brazo y me muestra su marca de tinta grabada para toda la vida en la piel.

Deja de temblar, me recuerda mi cabeza.

¡No puedo!

No va a hacerte nada, después de todo, están del mismo lado.

-Es un placer, para mí, tener una cabeza tan brillante en nuestro equipo, señorita Smith.

-No sé de qué equipo me habla, profesor.

Mis ojos divagan de los suyos a cualquier punto en el espacio que pueda distraerme. Necesito con carácter urgente que detenga esta tortura.

-El mismo al que tú perteneces-asevera. Y no duda ni por un instante en tutearme, estoy tan atrapada como un conejo entre leones-. Vamos, no puedes mentirme y decir que te hiciste el triángulo justo en punta y justo en ese lugar del cuerpo por un mero capricho o con un motivo estético. ¿O me equivoco?

-No estaría...entendiendo la pregunta.

El profesor suelta un suspiro y echa el cuerpo hacia atrás. Finalmente abre el cajón de su escritorio, saca una tarjeta y la lee. Acto seguido le da la vuelta y anota algo con bolígrafo azul.

-Ten-me lo pasa-. Entiendo que niegues el bando al cual perteneces, puede que seas nueva. ¿O me equivoco?

No contesto.

Él continúa:

-El miedo en los chicos que se han integrado recientemente es característico. Y es posible que te hayan buscado y metido a esta institución porque eres valiosa.

-Nadie me metió, yo solicité...

-¿El ingreso a la IVU o el ingreso a Glroious?

Ambas.

Silencio.

Hasta que suena la alarma de su móvil y el profesor lo apaga al tiempo que entro en razón: llegó el cambio de hora.

-No te haré las cosas más difíciles, Tracy Smith. Guarda bien esa tarjeta y llámame si te quieres unir al grupo de lectura e investigación.

-¿Eso me permitirá aprobar su asignatura?-rompo con el tácito acuerdo de que no abriré la boca.

Evans se pone de pie y hago lo mismo.

-No tiene nada que ver con literatura renacentista. Al menos, no ese grupo.

-¿Y por qué me necesita ahí?

Evans clava sus ojazos tentadores como el café en los míos heridos y con miedo.

-Deja de subestimar tu intelecto-sostiene-. Te queremos con nosotros porque no somos muchos los Glorious en esta institución y necesitamos que cerebros como los tuyos no estén lejos.

-¿De qué es el grupo?-insisto y presiono con fuerza mis puños a los costados de mis caderas.

-De manipulación de datos.

-¿Qué podría hacer una...-Camina hasta la puerta-simple estudiante de letras de primer año, como yo?

-Precisamente por eso, tienes mucho que aprender aunque siempre hay algo para aportar. Además, estas oportunidades no se presentan todos los días.

Me quedo en silencio tratando de procesar su pedido.

Camino tras él y gira el picaporte en la puerta pero se detiene y añade:

-Por cierto... no creo que sea buena idea que sigas cerca de ese chico.

-¿En qué sentido lo dice?-finalmente no puedo más y lo suelto-: ¿Acaso él es un...?

-¿Glorious? ¿Uno de los nuestros?

-No. Un Bad Boy.

Silencio.

Está pensando.

Está pensando una respuesta que tarda en llegar.

Evans abre la puerta y me detiene justo contra el umbral para concluir:

-Stefano Guilty no es uno ni el otro... Sino algo mucho peor.

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BAD BITCH #2Where stories live. Discover now