▲ 132 ▼ (Primera parte)

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Es una suerte que no se haya marchado aún.

Aunque es increíble que Phoebe sí.

-Ten.

Stefano me pasa un vaso de plástico, rojo con un contenido líquido amarillezco.

-¿Qué es?

El olor a cebada me llega antes que su respuesta al recibirle.

-Cerveza. Te hará bien.

Estamos en la puerta de la residencia. Cuando le llamé, estaba a punto de marcharse aunque no lo hizo.

Ahora mismo fuma un cigarro, de pie delante de mí y yo estoy sentada frente a él tratando de distraerme con cada uno de sus sensuales tatuajes.

-Gracias-le recibo y doy un largo trago. El mal sabor se vuelve tolerable apenas atraviesa mi garganta y se planta la idea de querer ser una persona horrible con Theo. Esto no puede quedarse así. No se la dejaré pasar tan fácil. Me siento tan llena de odio que el olor a alcohol y los enormes músculos de Stefano me ofrecen una combinación perfecta para esta noche.

-No pensé que bebieras-comenta en el instante que le devuelvo lo suyo.

-Yo tampoco-admito.

-Lleva sentido. ¿Y a qué se debe tu estado de locura?-pregunta.

-No estoy loca.

Bueno, un poco sí.

-Vamos, llevas temblando desde que llegaste y no creo que tengas frío.

-Sólo es eso. Un poco de frío.

-Te puedo dar una buena calentada en mi cuarto.

-¿Qué?

-Lo que oíste. ¿Qué te parece idea?

-Yo...-mi labio inferior tiembla hasta que la tensión se deshace en el instante que suelta una carcajada y añade:

-¿En verdad crees todo lo que digo? Si fueras un poco más sensata, caerías en la cuenta de que no me fijaría nunca en una persona como tú. Aunque sería divertido.

-Idiota.

-No lo tomes a mal. Sólo bromeaba. ¿Vamos?

Me ofrece su mano pero me niego y me pongo de pie por mis propios medios.

Trato de acomodarme el cabello pensando en la explicación de que Phoebe se cruzó a Stefano y le preguntó por mí. Sin embargo, mi compañera de habitación decidió irse sin más pese a que la recepcionista no se encontraba ahí para explicarle que yo volvería pronto.

-¿Por qué eres así?-le pregunto.

Me abrazo los codos y caminamos por el camino de piedra aunque sorpresivamente, no coincidimos en las direcciones lo cual me asombra.

-¿Ser cómo? Ni siquiera me conoces.

-¿Dónde vas?-le pregunto cambiando el tema de conversación de lo importante a lo urgente.

-A buscar mi coche.

-Tengo entendido que Go Delta no está lejos de aquí. Podríamos caminar en lugar de gastar recursos. -¡Tachán! Ahora quién es el insensato, eh.

-¿Temes subir a mi auto?

-No. Temo la idea retorcida que puedas tener o a dónde quieras llevarme.

-Vamos, no te violaré.

-Podrías vender mis órganos o prostituirme.

-Suena interesante, más aún con esas tetas enormes. ¿Cuánto crees que me darían?

BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora