Antes de indignarme, caigo en la cuenta de que está al corriente de lo sucedido conmigo, de la internación, de los motivos de la misma. Hace tiempo que no lo veo pero una chispa en mi interior genera el estúpido pensamiento (pero lo genera al fin) de que si bien, nos vemos dos veces al año (con suerte), es alguien que está informado de los desastres que suceden en la vida de su hijo.

Y por este motivo es que decido bajar la guardia y colocar la voz en un matiz apenas más cuerda:

-Sólo necesito hacerte unas preguntas.

Finalmente suspira y me veo en la obligación de añadir:

-Y no montaré ninguna escena mier...

Cierro la boca antes de echarlo a perder todo, y convencido por la indignación, mi padre se hace a un lado.

Se corre dándome lugar a entrar a la casa. Por lo visto, duermen. Papá se lo ve despeinado, con una camisa y jeans azul claro. Y no son sino las pantuflas marrones lo que me indica que recién se levanta de la cama.

-¿Quieres un café?-me ofrece y señala un sofá.

Me niego:

-Sólo será un momento. Ya me marcho, no seguiré robando preciosos minutos a tu linda noche familiar.

-Theo-me reprende.

-Ya, ya. Sólo dime una cosa, papá.

-Suelta.

-¿Por qué me mentiste?

-¿En qué?-se cruza de brazos y llevo mis manos a la cintura, mirando a sus ojos de modo desafiante.

-En Jacob. ¿Me dirás de una maldita vez qué ocurrió con él?

De inmediato su gesto cambia. Casi puedo ver la cantidad de preguntas, insultos, excusas que se le deben estar pasando y se le atoran en las mandíbulas que se marcan de tanto que las presiona.

-Habla, papá. Los imbéciles de mis compañeros de casa ya me dieron los indicios que necesito.

-¿Para qué se supone que necesitas saber eso, Theodore?

-Es mi amigo. Me protegió y...compartimos algunos ideales. -Ambos desean destruir Bad Boys desde adentro.

Gracias, genio.

Puaj.

-Le debo la vida a ese idiota-añado.

-Theo... no creo que estés preparado para una respuesta sincera a lo que preguntas. Y los ideales de ese muchacho sólo son referidos a ir en contra de su sangre, del clan a la cual pertenecen tanto tú como él.

-Que tu hayas sido un cobarde y hayas elegido a ese maldito grupo antes que a tu familia, no es mi problema, padre neglig...

-¡Mide bien...-avanza unos pasos hasta quedar muy cerca de mí con un dedo en alto en modo de advertencia- lo que vas a decir!

Durante milésimas de segundo puedo sentir nuestro inspirar y expirar agitado por el matiz que acaba de tomar la situación.

-¿Dónde está?-le insisto.

-Responderte a eso implicaría más respuestas que no necesitas saber.

-¿Por qué?

-Porque aunque seas mi hijo, debo admitir que eres un imbécil, Theodore. Toda la vida voy a protegerte incluso de ti mismo.

Sus palabras me hacen enfurecer y me aparto yendo de golpe contra la puerta por la que entré (algo que nunca debería haber hecho).

-¿Dónde irás?-me alcanza su voz a mis espaldas mientras atravieso la puerta.

-No te incumbe.

-Detente ahí, demonios y dime dónde irás o llamaré a la policía. Te meterán en la clínica y no volverás a ver la luz del sol.

Un segundo.

Dos.

Cada uno con los latidos de mi corazón que resuenan en mis sienes.

Presiono los puños con fuerza, trato de que mi parte razonable le gane a mis ganas de romperle la nariz y prenderle fuego a la maldita casa.

Cuenta hasta diez.

Ni una mierda.

Giro la cabeza hacia un costado y murmuro por encima de un hombro:

-Iré a la IVU.

-Tu universidad.

-Es a seis horas de aquí. Me internaré en una maldita residencia. Supongo que será preferible a cualquier clínica de mierda.

Avanzo un paso más aunque vuelve a detenerme con su voz:

-Aguarda-¿y por qué diablos tengo que parar cada vez que lo pide?-. ¿Llevas todos los papeles que necesitas? ¿Equipaje? ¿Combustible en la motocicleta?

Hay un espacio bajo el asiento de mi movilidad cual alcanza para toda la maldita documentación que necesito.

-Sí-digo sin más-. Di...dime...sólo una cosa... por favor-cierro los ojos tratando que estas últimas dos palabras no me duelan en la garganta.

-Theo...

-¿Está bien? Responde sí o no, ¿Jacob está bien?

Pasan unos segundos hasta que su voz rompe con lo más lúgubre de esta noche y arroja una pequeña chispa de esperanza para mi vida. Tachas es el único que podría darme el auxilio que necesito para desprenderme a lo que me condené con el solo hecho de nacer:

-Hijo... Disfruta tu presente sin echar a perder tu futuro. No te acerques a ese muchacho... Él... él está bien. Buena suerte.

Y cierra la puerta.

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BAD BITCH #2Where stories live. Discover now