CAPÍTULO 74

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"Quemar, 

podría quemar la ciudad". 

Burn- 2WEI


Rhaenyra y su hermano menor Aemond se unieron durante la mañana en una divertida y catártica actividad. Una que involucraba cuchillos, golpes y cierto prisionero norteño.

Sin embargo, a media mañana, un llamado urgente los atrapó sucios con manchas de sangre en la ropa, pelo y rostro.

Interesados y decididos a no perder el tiempo, pues el mensajero mostraba prisa en su semblante, llegaron a la cámara del consejo tal como salieron de las mazmorras.

Ahora, frente a su familia, pues era una reunión mucho más íntima y privada, ambos hermanos eran objeto de miradas que rozaban el desagrado y resignación por parte de Alicent, o divertidas como la de Lucerys.

Se disculparon como era debido, como también se excusaron alegando que no era su intención hacerlos esperar.

Un sirviente les llevó trapos húmedos y cuencas con agua, y después de higienizarse precariamente, Aemond rodeó la mesa hasta sentarse al lado de su esposa y de Jacaerys. Rhaenyra se quedó en su lugar designado evaluando rápidamente a todos los presentes.

Su esposo estaba inquieto y jugaba con el pergamino en sus manos; Aegon, Jace y Hedvika compartían miradas curiosas entre ellos, y Alicent y Luke eran los más tranquilos, quizá porque estaban tan lejos de las noticias como ella y Aemond. Rhaenys y Baela, por otro lado, se mostraban igual que siempre, templadas y listas para acatar cualquier orden.

—Llegó en una paloma—dijo Harwin entregándole el pergamino. Rhaenyra advirtió la mueca molesta en él y su hermana, Hedvika—, de mi hermano Larys.

—¿Larys?—preguntó Alicent, incrédula. Se removió en su asiento y estuvo tentada a mordisquearse las uñas.

Rhaenyra, bajo la atenta mirada de los presentes, desenrolló el papel y leyó en voz alta:

"Los gajos verdes sucumben bajo el frío, querido hermano, y yo lamentablemente me he visto envuelto con ellos. Una guerra que desde un inicio estaba perdida me sedujo, más aún sigue en pie por más que no queramos. Tengo información, mi rey, información que los ayudará a concluir estas danzas que tanto se empeñan en bailar; pero bien sabe que nada es gratis, así como se pagan alianzas, se pagan las palabras. Un indulto, un perdón, y mis oraciones se elevarán en el aire".

"Te espero en El Descorazonado, Harwin. Pongamos sobre la mesa el perdón y la información. Hablemos y entendámonos".

"Ansío una respuesta antes del atardecer".

—Un indulto real a cambio de información—repitió Rhaenyra entre dientes— Deben valer oro sus palabras ¿Tú qué opinas, esposo mío?

—No le daría un indulto a Larys ni porque me recitara un millón de informes. No confío en él, y nadie debería.

—Larys siempre buscará el lado ganador, eso es obvio—intervino Hedvika—. Daeron no debe ver buenos horizontes. Se tambalea, entre la muerte de Otto y la falta de hombres...bueno, la rendición hasta puede llegar a ser una posibilidad en poco tiempo. Mi hermano no quiere quedarse pegado.

—Apoyar a un rebelde es una de sus tantas faltas, tiene un historial interesante—Aegon no iba a quedarse callado, y se sumó a la ola de negativas.

—Y a todo esto no sabemos si la información que dice tener es cierta—Harwin estaba de mal humor, destrozaba la granada como si fuera el cráneo de su hermano menor, o al menos algún que otro hueso—. Es una víbora, puede mentir y pensar que le creeremos. Yo no me arriesgaría.

Warrior, Mother and MaidenWhere stories live. Discover now