CAPÍTULO 23

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Un nuevo año comenzaba, y habían muchas expectativas en lo respectaba al cambio de calendario. Nacimientos, huevos eclosionados, matrimonios, pero lo que más esperaba Lucerys era su onomástico. Cumpliría trece en dos días.

Rhaena le prometió volver a King's Landing, y eso lo enternecía, hacía cuatro semanas que no la veía y la extrañaba. Con el paso de los años se habían vuelto cercanos, eran primos, amigos y prometidos, todo al mismo tiempo. También le emocionaba el regalo que Harwin tenía preparado para él, dijo que sería una sorpresa.

La familia, sin embargo, no estaba de ánimos para celebrar, mucho menos los adultos. Variaban las razones pero la peor era que la salud del rey decayó en tan solo unas semanas, más de uno contuvo el aliento esperando un inminente final. Su abuelo se encontraba en cama, no se permitía visitarlo tantas veces, así que tuvo que contenerse.

Los calores primaverales parecían empeorar la situación, pero gracias a los Dioses un pequeño temporal de lluvias azotaba la capital desde principio de semana.

El día previo a su onomástico, Luke fue llamado por el mismo rey, y aunque le dijeran que no, Viserys hizo pasar a su nieto a la habitación sin importar qué. Se impresionó al verlo, y aunque nunca se lo dijese a nadie, prefirió no abrazarlo. Sentía que si lo hacía podía llegar a lastimarlo.

—Luke...quince años, es una maravilla— Quiso corregirlo, pero se abstuvo debido a la circunstancia. Además, nunca fue bueno con las edades— ¿Sabes quien más nació en primavera?

—No, no lo sé.

—Mi padre. Fue apodado el príncipe de la primavera...me hubiese gustado que te llamaran así, pero ya tenías un título junto a tu nombre. Sin embargo, hay algo para ti esperando con tu dragón.

—Abuelo si interrumpiste tu reposo por buscar un regalo...

—Soy el rey, Luke, la gente hace lo que digo, puedo comandar lo que quiera desde aquí—a Luke se le escapó una risa y Viserys la atrapó convirtiéndola en suya —La montura del Príncipe de la primavera ahora es tuya. A mi padre le habrías caído bien, eres parecido a Aemma.

—Es un generoso obsequio, abuelo. Mañana mismo lo estrenaré, te lo prometo.

—Ten cuidado con la lluvia, a los dragones jóvenes no les conviene.

Después de charlas sobre las lluvias y dragones, de lo que sucedía en la corte en su ausencia y de comentarle los avances de su madre, Luke con un poco de tacto y promesas de volver, se despidió de su abuelo. Estaba ansioso por ir hablarle a Jace sobre el regalo.

Se preguntó como se conservó tantos años la silla de montar y la curiosidad le ganó haciéndolo ir a hurtadillas hasta Dragonspit. Al llegar dejó el caballo en manos de los cuidadores y se adentró en la fosa. Arrax estaba acurrucado cerca de Tyraxes, pero en cuanto sintió la presencia de su jinete se levantó empujando al otro dragón.

No tengo nada para darte, amigo, mañana te llevaré a cazar.

Arrax pareció entender y su alegría se volvió la de Luke. Pasó un buen rato mimando a su dragón, y aunque no tuviese intensiones de salir a volar se subió de todos modos a la montura. Era hermosa, poseía detalles dorados en cada borde, y el cuero era tan grueso como delicado. En la parte de adelante, escrito en valyrio, se podía leer "El príncipe de la primavera".

Contempló unos minutos más la imagen de Arrax y su nuevo ornamento, no lo veía incómodo ni mucho disgustado, más bien, indiferente.

Llegada la cena, Jace lo felicitó y dijo que lo acompañaría a volar a la mañana siguiente, Rhaenyra les siguió la corriente y hasta Joffrey quiso ir. Sin embargo la lluvia no se detuvo en toda la noche y lo más probable era que por la mañana continuara igual.

Warrior, Mother and MaidenWhere stories live. Discover now