CAPÍTULO 66

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"Me he ahogado y soñé con este momento,

Tan atrasados, les debo.

Abrumada, estoy robada,

deja que el cielo caiga"

Skyfall-Adele.




Hedvika se levantó temprano, antes de que el sol saliese, y preparó dos canastas rebosantes de comida y jugos frutales. Con cuidado, y aun estando él dormido, vistió a Heakon para salir a pasear. Como madre le gustaba mimar a su niño, y ahora mucho más porque su padre no estaba.

Sería un día de campo y naturaleza. Los maestres le dijeron que el tiempo los acompañaría y que el sol sería delicioso. Eso la motivó todavía más.


Al salir al patio, la primera brisa que sintió en el rostro la terminó de despabilar, y su rostro se ruborizó por el frío.

-¿Por qué no vamos más tarde? -preguntó Arthur-Después del mediodía, cuando ya no haga frío.

-Si vamos al mediodía no sería un día de campo sino una tarde, y le prometí a Heakon un día completo-su escudo y amigo la acompañó con el brazo como sostén para subirse a la carreta, ya dentro le siguió hablando-Anoche ayudé a hacer limones azucarados, compartiremos contigo.

Arthur se resignó y Hedvika sintió que ganó una gran batalla.



Sería un día espectacular, había empacado dos barriletes, una pelota, un cofre con los juguetes favoritos de su hijo, una caña de pescar, y dos o tres libros con cuentos. Durante el camino, Heakon dormitaba al igual que Mera, y Hedvika alternaba su admiración de ese dúo al próximo amanecer.

Llegaron al bosque real, específicamente al claro cerca del muelle. Había carpas ya preparadas porque a Harwin y a Jace les gustaba tenerlas listas por si surgía alguna cacería improvisada. Había guardias, por supuesto, pero Hedvika quería alejarse un poco del ambiente hostil y lleno de artillería.

Arthur la ayudó a instalarse en el muelle. Ubicaron una sombrilla, aunque no fuese necesaria por el momento, estiraron una manta y la llenaron de almohadones. Hedvika tuvo que luchar con Mera para que le devolviera su almohadilla favorita, y mientras se esforzaba por recuperarla Heakon reía a carcajadas limpias; después de sus padres, seguramente Mera era a quien más amaba.

-¿¡Oh le parece gracioso ver a su madre pelear, príncipe Heakon!?-Hedvika corrió lo más que pudo y alzó a su niño-Yo te daré razones para reírte.

Hedvika le hizo cosquillas en el cuello y debajo de las orejas provocando la risa más estruendosa del lugar. Cuando por fin Arthur logró sacarle el almohadón a la perra, pudieron sentarse a desayunar, aún con el fantasma de una risilla en el rostro.

Después de la comida, el pequeño principito se entretuvo un excelente tiempo lanzándole la pelota a Mera, entre tanto su madre se acostó a disfrutar del sol. Luego, cuando corrió un poco de brisa, jugaron con los barriletes; pero interrumpieron toda actividad al explotar en risas cuando Mera se lanzó de panza al lago para perseguir un pato.


Cerca del mediodía, invitaron a Arthur a comer limones azucarados y a jugar una partida de ajedrez, aunque Heakon solo quería meterse las torres en la boca.

Warrior, Mother and MaidenWhere stories live. Discover now