CAPÍTULO 34

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"No te preocupes, está bien, no eres un monstruo, solo eres un humano. Y cometiste algunos errores" 

It's Alright -Mother Mother. 

Baela y Aegon no tardaron en volver al campamento luego de la charla con Daemon. 

Aegon todavía se reía por la incredulidad de su tío pero su gracia se entremezclaba con rabia por la intromisión de Daeron en lo que no le correspondía.

¿Qué ganaría con eso? Nada en absoluto. A lo sumo el placer de verlos enfadarse.

Sin tantos rodeos enfrentaron a Daeron, y Baela amenazó con romperle un hueso la próxima que hablara de cosas que no sabía. Él lo hubiese amenazado de otra manera, pero le gustaba la metodología de su prima.

—Eres digna hija del salvaje de tu padre.

—Deja de repetir las palabras de Otto—exclamó Aegon en defensa.

—Escríbele a tu abuelo sobre como las damas no te prestan la mínima atención en lugar de las cosas que no te incumben.

Daeron se marchó enojado en dirección a las únicas personas que no discutían con él, Hedvika y su reciente amigo, un caballero llamado Petyr. Aegon creía que la chica lo toleraba por simple respeto y no por cariño genuino. Algún día trataría ese tema con ella.

A fin de cuentas su hermano lo agotaba. Aegon estaba harto de sus comentarios groseros, de sus discusiones tontas, y de las bromas de mal gusto que les jugaba. En un tiempo fue como él pero supo encarrilarse y diferenciar cuando era conveniente ser o no molesto. Ahora era un adulto que solo buscaba disfrutar los días sin escándalos. Por eso regularmente se refugiaba en la tranquilidad de la compañía de Aemond, quien en ese momento estaba más callado de lo normal.

—No es nada—respondió Aemond cuando le preguntó sobre su silencio.

—No he escuchado más de diez palabras desde que salimos de Riverrun.

—Porque todas las acaparas tú.

Quedaban tan solo unas horas para llegar al Nido de Águilas, entrarían a caballo y dejarían los dragones a una distancia prudente de las Puertas de la Luna. Principalmente Vhagar y Dreamfyre que eran los de mayor tamaño.

Aegon no se daría por vencido y le sacaría la verdad a su hermano. Podría ser considerado molesto, pero prefería serlo a que dejar que Aemond sufriera en silencio lo que sea que lo estuviera perturbando. Además, Hedvika, Helaena y Joffrey estaban preocupados por su falta de diálogo.

—¿Es porque se perdió tu caballo?—Aemond no respondió. Aegon sabía que no era eso, pero no podía atacarlo directamente con su teoría— ¿Es porque a Luke le regalaron un parche más lindo que a ti? Oh estoy seguro de este ¿Es por lo de Joffrey, verdad?

Aemond dejó cabalgar y por un momento Aegon pensó que le lanzaría con la cantimplora por la mirada mórbida que le dio.

—No quiero hablar de eso.

—Pues tendrás que hacerlo, nadie quiere verte de mal humor los próximos siete meses.

—Aegon, ya cállate.

—Hermano, no fue tu culpa, no te castigues por eso.

—¡No lo hago!

Si lo hacía. No cabalgaba con Joffrey, no los acompañaba a él ni a Hedvika a sus salidas diarias, no le seguía los juegos de luchas, no entrenaba con él, ni siquiera se atrevía a mirarlo. Aegon conocía a Aemond como si fuese la palma de su mano, sabía que se culpaba, él adoraba pasar tiempo con el niño y las evasivas no eran otras cosas que castigos.

Warrior, Mother and MaidenWhere stories live. Discover now