CAPÍTULO 47

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"Esta cosa llamada amor, simplemente no puedo controlarla, 

debo llegar a eso, no estoy listo, 

Loca cosita llamada amor" 

Crazy little thing called love- Queen. 





Entre las palabras de alegría y felicitaciones dadas por lord Strong, su padre, también yacían exigencias ridículas como la del chaperón. Hasta Lyall se sorprendió por la petición, pero aceptó las ordenes al pie de la letra. Era entendible, Lyonel quería que el matrimonio de su hija estuviese libre de rumores y demás, no pretendía sufrir los mismos problemas que con su hijo mayor.

La cosa era que ese preciso día Cregan y Alyssane se casarían y todos estaba ocupados yendo y viniendo, lo que les dio a Hedvika y Aemond la oportunidad de escaparse hacia la soledad.

Pasaron la mañana entera en un claro del bosque al sur de Winterfell. Estaban rodeados de olivos y álamos, perfectos para otorgarles una deliciosa sombra. La dama se tomó la molestia de llevar un morral con comida y sin saber nada de eso, el príncipe también había llevado sus propias provisiones para el desayuno. Comieron y mientras lo hacían charlaban de todo un poco, por supuesto en cierto punto la charla quedó a un lado y en su lugar aparecieron los besos y caricias. No harían nada excepcional, principalmente porque a Aemond no le gustaba hacerlo al aire libre, así que se quedaron acostados enredados entre los brazos del otro sumamente cómodos y tranquilos.

—Tengo algo para que luzcas esta noche—dijo Aemond.

Hedvika cerró los ojos por indicación de él y en menos de un segundo sintió el roce de sus manos correrle el cabello a un lado y dejar su cuello al descubierto. Cuando vio lo que Aemond le había puesto lo besó de inmediato.

Su príncipe le había obsequiado un hermoso collar de hilo con una apatita azul, exactamente el mismo que vio en la feria del Valle de los Arryn.

—Debo confesar que lo compré apenas vi que pusiste tu interés en el, te lo iba a dar en tu onomástico, pero me dio vergüenza.

A Hedvika se le estrujó el corazón y se abalanzó hacia Aemond para besarle toda la cara con pequeños y cortos besos.

—¡Oh por los Dioses combina con tu zafiro! No me había dado cuenta.

—Bueno, ahora sabrán que estamos juntos.

—Solo un tonto no sabría eso—Hedvika se quedó atrapada entre los brazos de Aemond, acunada y siendo blanco de delicadas caricias en su cabello—Gracias, mi corazón, es un hermoso obsequio.

—Y espera a que lleguemos a casa, habrá cientos de esos.

La mañana continuó con ella trenzándole el cabello de la misma manera que había visto en unos retratos de la fortaleza. Los hombres Targaryen usaban trenzas excepcionales y ella quiso probar con el suyo. Definitivamente se veía espectacular.

También tocaron temas respectivos a la boda, era difícil estimar cuál de los dos estaba más emocionado. Era cuestión de hacer mención de la fiesta y Aemond y Hedvika se ponían alerta en un estado de alegría inexplicable. Les pareció acertada la propuesta de los reyes de llevar a cabo una boda doble, y al igual que ellos, Cassandra y Daeron aceptaron gustosos. El vestido era lo que más le interesaba a Hedvika además del torneo, y a Aemond le preocupaba organizar un festín vasto y glorioso. Pero había algo de lo que todavía no charlaron, la ceremonia de unión.

Warrior, Mother and MaidenWhere stories live. Discover now