CAPÍTULO 48

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"Estaremos bien" 

Fine Line- Harry Styles. 


Sería hipócrita si dijese que no sabía como terminó donde terminó. Baela fue advertida, Aegon le dijo que en momentos así nadie pensaba con claridad. Y ella definitivamente no pensó, o si lo pensó no le dio relevancia a la parte de su raciocinio que le dijo que no lo hiciera, simplemente la ignoró.

Ahora estaba desnuda en su propia cama jugando con la sabana que apenas le cubría el torso. Había tenido sexo por primera vez, y dentro del nerviosismo y la completa inexperiencia, se sintió de maravilla. Pero su acompañante no parecía pensar lo mismo, y no lo culpaba.

—¿Tan malo fue como para que te bebas media jarra de vino en un solo trago? — preguntó acercándose a la mesa en busca de una copa también.

—No, fue grandioso, pero creo que si bebo lo suficiente le provocaré una indigestión a Caraxes.

—¡Por la madre que te parió Aegon, Caraxes no te comerá!

Brandon Stark nunca llegó. Para cuando Baela decidió que había sido práctica suficiente para complacer por un momento, el muchacho ya se había ido, y ellos mismo estaban a un día de partir.

Pasó los siguiente veinticinco días, entre carpas y vuelos en solitario con Aegon, practicando como besar no sólo con la boca. En palabras de él, el beso no se limitaba únicamente a la acción de los labios, sino también al del resto del cuerpo.

Tenía que confesar que su primo era buen maestro, pero jamás se lo diría porque eso le elevaría el ego.

Ya estaban recorriendo El Cuello para cuando el encuentro se hizo real. La caravana de vuelta era más rápida dado que no había tantas casas que visitar.

Volviendo a la carpa de Baela, ella y Aegon estaban sentados en la cama, con una jarra de vino y una tabla de frutas y quesos en el medio. Como si eso funcionara de barrera en caso de existieran posibilidades de que se repitiera lo de media hora atrás.

—Sé alguno trucos para fingir que sangraste.

—Toda dama sabe de esos trucos, los habidos y por haber. No te preocupes por eso.

—El té lunar, te lo conseguiré, le diré a un maestre que lo prepare.

—Yo puedo con eso, no confío en esos idiotas.

—¡Baela!

—¿¡Qué!?

—¿¡No te altera nada de esto!?

No, la verdad era que no la alteraba. Tuvo sexo, nada fuera de lo común. Su padre le habló de cómo funcionaba y fue mucho más útil e informativo que la ridiculez de pajaritos de la que le habló su septa a los once. Sí, era importante su primera vez, y si se ponía a pensar era mejor haberla tenido con alguien de confianza como Aegon, que con algún fulano.

—Arruiné tu posibilidad de conseguir un buen esposo.

Aegon parecía consternado, jamás lo había visto así, lo cual le molestó. Como si veinte minutos antes no hubiese gemido de tanto placer.

Tarado.

—Arruinamos, mejor dicho, no creas que eres el único en esto, ególatra. Además, no me conoces en nada si crees que tendré un marido que le dé demasiada importancia a la sangre que salga de entremedio de mis piernas cuando nos acostemos— Baela bebió un gran trago de vino y se comió una cereza— Lo que casualmente no sucedió aquí porque paso más tiempo arriba de Danzarina que en cualquier cosa. Mi abuela me dijo que podría no sangrar.

Warrior, Mother and MaidenWhere stories live. Discover now