26-. Menos besos, más lectura.

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Hallie guardó silencio. No podía negar algo que era verdad.

—O cuando te quedas muy preocupada y pendiente por las interacciones en tus publicaciones—seguía argumentando Zac.

Hallie siempre refrescaba la página para ver si tenía nuevas notificaciones. A veces necesitaba la aprobación de los demás.

—Es un desahogo, como un diario. Hacer tweets, o historias de veinticuatro horas, me permite liberar el estrés.

—¿Y por qué no lo haces en una hoja y papel? —propuso amistoso—, nunca serías juzgada por personas que no conoces.

—No sé—, Hallie suspiró frustrada—, compartir mis pensamientos en internet es esperanzador. Pensar que alguien en el mundo siente lo mismo que yo en ese preciso momento, me hace creer que no estoy sola.

—No estás sola, Hall—pronunció Zachary cerca de los labios de ella—. Nunca lo estarás.

Pero Hallie no lo sentía así, aunque el corazón de Zachary permaneciera conectado al de ella, sentía que la manera de pensar tan diferente, los desconectaba. La idea de no compartir con él todo lo que veía en internet le resultaba frustrante, no podía enseñarle nada. Él no comprendía lo importante que era para ella.

El internet significaba una conexión directamente a lo que quería ver y escuchar. A veces deseaba con todas las fuerzas que Zac entendiera un poco más de lo que la juzgaba. Quería mostrarle ese mundo que tanto amaba sin remordimiento por gastar largas horas allí.

Entonces liberó la frustración colocando una almohada sobre la cara, y reprimió un grito con temor a despertar a sus tíos que dormían en el cuarto de alado.

Quiso revisar la hora en su celular, y este todavía no se terminaba de cargar. La ansiedad y autosaboteo seguía en aumento, por ello, decidió caminar de puntitas al escritorio y encender la laptop, necesitaba distraerse del celular pasando a la laptop. Dejaba de usar un dispositivo para ir a otro que tenía las mismas funciones.

Dos cuarenta y siete de la mañana indicaba el reloj del portátil. Se preguntó si Zachary estaría dormido, o tal vez seguía leyendo.

No estaba equivocada, Zachary también estaba despierto, desde su habitación, alumbrado solo por la lámpara del buró, y con un libro entre los dedos. Una luz les iluminaba el rostro; a Zachary una luz cálida, a Hallie una luz fría.

Pero ambos mudaban sus pensamientos a un lugar donde emanaba tranquilidad en sus tormentas, el tiempo se agitaba, cada día era un día menos para estar juntos, un día cerca del final de semestre...

Hallie tenía que hacer algo antes de que se agotaran los días y Zachary se fuera del país, anteriormente le había comentado el chico que su madre le había mostrado los boletos de avión, y aquello confirmaba el destino separado.

No deseaba perderlo, tenía que buscar de alguna manera de que Zachary superara su fobia, o al menos llevara consigo un teléfono para mantener contacto a la distancia.

Pero sentía el tiempo encima, como si fuese un cronómetro en el celular enviando vibraciones y señales que indicaban la hora de despedida cerca de ellos.

Investigó soluciones en internet, si había respuesta para todo, el internet tenía las herramientas para ayudar a resolver la situación. Existían tantas posibilidades, solo tenía que abrir una nueva pestaña, era como organizar sus pensamientos en carpetas.

Los intentos anteriores habían sido nulos, Zac siempre encontraría la forma de destruir los argumentos a favor del internet debido a su amplio conocimiento de ciencia, biología, física, química... Incluso geografía, ella podría googlear una dirección, y él podría saber de memoria las coordenadas, conocía los caminos sin necesidad de ocupar Maps para llegar a un destino. Hallie paró un momento, sus búsquedas eran como un callejón sin salida, como una dirección inexistente.

¿Contigo sin Internet? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora