24. Pequeña sesión

18 4 0
                                    

Capítulo 24
Pequeña sesión.

Hoy por fin es la sesión de fotos, me encuentro ayudándole a Daniel a armar el fondo mientras él instala todo su equipo en el salón.

Lo bueno de mi carrera es que no hay mucha gente en ella y, por eso mismo, no hay turno vespertino, así que todos los talleres y salones están completamente libres en la tarde.

—¿Falta mucho para que llegue tu novio? —me pregunta Daniel.

¿Cómo les describo a Daniel? Es un chico muy común, delgado, moreno y de mi altura. Y yo no soy tan baja, según yo, pero tampoco tan alta, mido metro con setenta. Al lado de Jerome claramente me siento un taponcito de alberca.

—No, está por llegar —le respondo.

—Qué bien. Por cierto, ¿quién será la otra persona?

—Será Mayra, no sé si la conozcas.

—¿Mayra Mendoza? —alza una ceja y pone sus ojos blanco—. Claro que la conozco.

—¿Ya has trabajado con ella?

—Una vez. —cuenta mientras arregla un reflector—. Se la pasó coqueteándole a mi asistente.

—Oh... Pero...

—Era mi novio —explica, ahora lo entiendo—. Era... —suspira, viendo al horizonte.

Entonces, ¿sí le robó el novio?

—Ah, claro —pienso.

—Y esa amiga que tiene parece su títere —se queja—. Nunca la he escuchado decir una sola palabra.

En eso le doy la razón, Lupita nunca habla. He estado en la misma clase que ellas en lo que va del año y no, Lupita solo habla cuando debe presentar un trabajo, o solo habla con Mayra. Ahora entiendo por qué muchos decían que Mayra la tenía muy controlada.

—Ya llegó Jerome —le anuncio a Daniel en cuanto recibo su mensaje—. Iré por él.

Salgo del salón y recorro el pasillo hasta llegar a las escaleras, pues me encuentro en el tercer piso. No llego ni a la mitad cuando lo encuentro subiendo. No lo había visto en todo el día, así que aprovecho un par escalones para quedar a su altura y abrazarlo... y oler su perfume.

Dios, creo que olfatearlo fue mala idea, me recordó que llevo una semana deseando estar con él. Pensé que este fin de semana sucedería, pero Jerome respetó por completo mi decisión y no volvió a mencionar nada, y yo tampoco supe cómo decirle que sí quería.

—¿Estás listo?

Le pregunto yo y él me sonríe como respuesta.

—Más que listo.

Tomo su mano y juntos vamos al salón. Daniel se encuentra de espaldas cuando entramos. Al llamarlo y este voltear, no puede disimular cierta turbación al ver a Jerome. Se acerca a saludarlo con un choque de puños que parece muy inusual para Jerome, pero todo bien.

—... Oye, Katy, estaba checando mis cosas y me di cuenta de que no traigo mi otra batería —hace una mueca—. Tendré que ir a mi casa por ella, no vivo muy lejos de aquí, ¡iré corriendo!

Katalina I y IIWhere stories live. Discover now