52. Te amo (Final)

256 15 0
                                    

Capítulo 52
Te amo.


Reyna

Reyna en una cita con un chico lindo… Son cosas que no me imaginaba. Yo recuerdo años atrás estar rogando la más mínima atención de un hombre, después dejó de importarme y hasta ahora no me había puesto a pensar que si alguien ponía sus ojos en mí, sería alguien tan diferente.

Hemos hablado toda la semana y ha sido suficiente para descubrir la clase de sentimientos tan bonitos que tiene. Y la forma en que me hace sentir es buena en realidad, no tuve problema en compartir mis gustos con él, hasta cosas que no me agradan. Debo decir que muy distintos no somos.

Distinta yo, que hoy quise vestirme como antes por comodidad, aunque no es lo mismo sin mi cabello teñido.

Justo hoy siento que en todas partes hay parejas, serán los nervios que tengo, ni he pensado dónde iremos, creo que me imagino más un desastre donde buscamos y buscamos y al final no hacemos nada o donde resultamos no ser tan compatibles.

Necesito calmarme, pero de pronto todos mis pensamientos y tranquilidad se esfuman con una mano que se toma con fuerza a mi antebrazo. Me asusta, pero más me asusta ver de quién se trata.

—¿Qué haces aquí? —tomo su muñeca para quitarlo, eso solo lo hace ejercer más fuerza—. ¿¡Me estás siguiendo!?

—Ya sabes.

Tiro de él y no me suelta.

—¿Tú por qué le sigues haciendo caso?

—Le hago caso para no ser yo a quien regañe.

—Pues hoy tendrás que serlo, porque no voy a volver —gruño—. ¡Y suéltame! Parece que estás tratando con una niña.

—Cállate y vámonos.

Intentando soltarme, empiezo a moverme como sea, llevándolo a él conmigo en todos esos movimientos y dando vueltas como niños peleando.

—¡Oye!

Ese tono tan heroico nos detiene a los dos, y a mí me hace observar, atónita, a Antoine acercándose. Ezequiel me suelta al fin y sin inmutarse, da dos pasos hacia Antoine, serio, hasta ambos quedar frente a frente. No entiendo nada, solo se miran por segundos enteros.

Y yo, junto con otras veinte personas, quedo boquiabierta con el golpe que Antoine le da repentinamente a mi hermano. Esperaba más una charla o algo, pero ¿¡Antoine golpeándolo!?

Ezequiel cae al suelo con la mano en su nariz. Todo sucede tan rápido, y es cuando Antoine se agacha y lo agarra del cuello de su camisa para seguir golpeándolo que reacciono y siento la indudable necesidad de intervenir.

—¡Antoine! —grito.

Se detiene y me mira con tranquilidad.

—¿Si?

—¡Es mi hermano!

Sus ojos y boca se tornan una «o». Se levanta del suelo llevando sus manos a la cabeza en un gesto de arrepentimiento.

—Ay, no… —le tiende la mano para ayudarlo y Ezequiel se la aparta de un manotazo—. ¿C-cuñado?

—¿¡Cuñado!? —exclama al levantarse, sale su voz distinta gracias al sangrado de su nariz. Me mira a mí—. Ahora sí, Reyna…

Indignado, se va hasta la entrada del lugar.

—¡Espera! —corro tras él.

—¡Yo te llevo al hospital! —viene Antoine también.

Katalina I y IIWhere stories live. Discover now