Cachorro #13

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Espero que les guste~

Nota: Muchos de ustedes me preguntaron por qué no hago directamente un libro a parte de esto pero la verdad, es que hasta aquí llegaron mis ideas respecto a esto

-¿Seguro que no quieres venir conmigo a la montaña?- Macaque acarició suavemente la mejilla de su cachorro, arrullado con amor al verlo apoyarse en el toque con los ojos cerrados. -Podrías conocerlos, se llevarían bien- incluso si hay punzadas de envidia y celos que vienen del vínculo con sus monos, quería que se llegarán a conocer, estaba segura que amarían a MK.

-No, gracias- sonrió. Le gustaba la ciudad, donde podía ir a donde quería sin limitaciones, donde tenía cerca a su papá Pigsy, a Mei-Mei y a todos sus amigos. Además, no podía evitar sentirse incómodo en la montaña, rodeado del olor a durazno y sintiendo la mirada fija del deprimido dios con el que aún no había hablado. -Estaré bien aquí- sonrió, pudiendo notar como ella se relaja un poco en su lugar. Cierra los ojos al verla acercarse, sonriendo ante el suave beso que ella deja en su frente. La quiere mucho y sólo quiere que esté feliz. -¡Adiós, diviértete!- hay una punzada de celos que destello en su interior al verla desaparecer en su sombra, especialmente porque ella ha ido básicamente todos los días de las últimas semanas y no vuelve hasta que él está dormido, pero es aplastado por la felicidad pura y sincera que puede sentir venir de ella. Él no va a arruinar eso. -...adiós...- se quedó solo, mirando el punto donde antes ella había estado parado, y dejó escapar un suspiro, sacudiéndose como una especie de perro para alejar esa sensación, sin saber que crea una barrera en su vínculo, más concentrado en entrar a la tienda y buscar su mochila puesta en una de las sillas, lista y llena de lo que iba a necesitar, aunque eso no evita que revise por última vez.

-Kid...- Pigsy se mordió el interior de la mejilla, indeciso. Entiende la felicidad de la mona, especialmente luego de escuchar su historia y apenas poder imaginarse la tristeza por la que pasos, pero cree que ella se está distrayendo y contándose en sus monos, dejando al cachorro de lado, incluso si está no se queja ni dice nada. -...¿Estás bien?- decidió preguntar, porque no tenía idea de qué más decir.

-¡Estoy bien!- le mostró una gran sonrisa, sincero. -Voy a tener una pijamada con Goliath y sus hermanos, vamos a mirar películas- cerró su mochila, satisfecho de tener lo necesario. -Además, Syntax dice que tiene un nuevo juego, así que quizás podamos probarlo- se la pone en la espalda, acomodándola, su cola moviéndose con ánimo.

-¿Superaste tu miedo a las arañas?- Pigsy esta preocupado pero lo oculta tras una suave sonrisa y tono amable. Incluso si el menor se ve feliz y emocionado, especialmente teniendo en cuenta como agita la cola cual perro, aun le preocupa como pueda sentirse si la situación sigue como esta.

-No...- hizo un puchero. Justo esa mañana había encontrado una araña en el baño y casi le dio un paro cardíaco a todos a su alrededor con su grito. -...pero estoy en ello- agregó con orgullo. Al menos, ahora, ya no tiembla ante la presencia de los demonios arañas.

-¿Quieres que te acompañe?- se acercó, extendiendo su mano en un gesto claro y recibiendo una gran sonrisa como respuesta, el menor riendo mientras acepta, tomando la mano del demonio.

-¡Vamos, Pigsy!- da un pequeño salto antes de empezar a caminar y aunque llama mucho la atención, principalmente porque el demonio es bajito, ninguno presta atención. MK divaga de todo lo que va a hacer y Pigsy está contento de escucharlo.

Al día siguiente, casi al medio día, Macaque aprovecha que los monos aún duermen profundamente para irse de la montaña y volver a la ciudad, sin poder borrar la sonrisa que se dibuja en su rostro. Esta contenta. Ama tener la oportunidad de tener a sus bebés de vuelta, incluso si debe ir a la montaña cada vez que quiere verlos y tiene que ignorar la mirada sulicante del dueño del lugar. Ama la sensación que la invade, pudiendo sentir la felicidad y cariño de los vínculos que alguna vez considero perdidos.

Entró a la tienda, cerrando los ojos justo a tiempo para recibir una bola de masa cruda directamente en su rostro. Duele, en su nariz más que nada, y agita ligeramente las orejas al escuchar la masa golpear el suelo con un ruido sordo.

-¿Por qué?- abrió los ojos para mirar al responsable, pudiendo oler la harina y levantando las manos, limpiando con tranquilidad la harina que ahora mancha su rostro.

-Deberías saber por qué- Pigsy se ve furioso, amasando bruscamente y con ira la masa que ella está segura que no son para fideos. Debe estar por hacer bollos o algo así.

-Si quieres decirme algo, prefiero que seas directo- enarco una ceja, dudando unos segundos en acercarse. Macaque cree que ambos se llevan bastante bien, especialmente ahora que deben cuidar de un pequeño cachorro lleno de hiperactividad y con demasiada energía para seguir con facilidad, pero el olor ardiente y picante que viene del cerdo le da la señal de que esta molesto y tiene la sensación de que es con ella, aunque no recuerda haber hecho nada tonto para merecer ese trato.

-Escucha...- dejo escapar un largo suspiro, al parecer en un intento de relajarse, dejando a la pobre masa por unos segundos. -...entiendo que estés feliz por descubrir que tus monos están vivos y quieres pasar tiempo con ellos, no voy a culparte por eso...- en serio que lo entiende. -...pero tienes que recordar que aceptaste a MK como tu cachorro- la miró, serio. -Lo estás dejando de lado-

-Eso no es cierto- frunció ligeramente el ceño, sintiéndose algo ofendida por las palabras ajenas.

-¿Cuando fue la última vez que dormiste con él?- enarco una ceja. -¿Cuando fue la última vez que lo llevaste con Yin y Jin o con los secuaces de Spider Queen?-

-Yo...- cierra la boca con fuerza suficiente como para que sus dientes chocarán entre sí con un chasquido brusco. Se rebana la cabeza en un intento de recordar y siente un horrible frío invadirla al darse cuenta. No había estado muy presente en las últimas semanas, pasando la mayor parte de la tarde y la noche con sus monos. -...rayos...- se siente fatal y eso solo empeora cuando nota algo mas. -Él...- el horror la inunda cuando se da cuenta de que no puede sentir nada viniendo del vínculo de su cachorro. No hay felicidad, no hay confusión, no hay tristeza. No puede sentir pero aun está allí, presente. -...me bloqueo- Pigsy abre la boca en un intento de hablar pero ella no lo escucha, hundiéndose en una sombra para moverse rápidamente, usando su buena audición para encontrar a MK con facilidad y

-Oh...- parpadeo, sorprendido de verla, pero no tarda en sonreír. -¡Hola mamá~!-

-¿Estas bien, cariño?- se le acerca con grandes pasos para revisarlo. No hay heridas, lo sabe, pero aun así lo hace.

-Por supuesto que lo estoy- tiene sueño, principalmente porque no durmio casi nada, pero aun así está contento, se divirtió mucho.

-Es que...- parece indecisa, nerviosa y triste, algo que sólo confunde al menor. -...me bloqueaste, cachorro- y aunque esta dolida, preocupada por haber hecho las cosas mal, puede ver la sincera confusión en el rostro del mentó. Eso la toma por sorpresa.

-¿Lo hice?- frunció el ceño, pensativo en vez de molesto, rebuscando en su interior y tarda unos segundos en encontrar una pequeña diferencia, un suspiro de alivio saliendo de la mona cuando el bloqueo desaparece. Puede sentir la confusión y curiosidad, mezclada con la ligera pena pero ahí está. -Lo siento, fue sin querer- parpadeo.

-Esta bien, cariño- toma su rostro para dejar un firme beso en la frente ajena, para después abrazarlo con fuerza. -Lo siento mucho por no haber estado a tu lado tanto como antes- su emoción de ver a sus primeros pequeños fue tanta que se concentró demasiado en llenarlos de cariño en un mal intento de recuperar el tiempo perdido y quiere golpearse a sí misma, no quiso dejar a su cachorro solo por tanto tiempo. Macaque se sigue disculpando en susurro, apenada, y MK sólo puede abrazarla, asegurando que todo estaba bien.

~Monkie Kid~ 4️⃣Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora