Scorpion Queen

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Espero que les guste~

Nota: No me pregunten de donde salió esto pero la idea ya estaba en mi cabeza y no pude resistirme xD

Tang maldecía completamente la suerte de su antepasado, maldecía al idiota que había esparcido alguna vez el rumor de que se volverían inmortal su lo comían maldecía su propia estupidez por dejarse llevar con demasiada facilidad y dejarse convencer con algo de comida pero ella parecía una mujer amable y común, con el cabello verde y una sonrisa seductora, hasta que Monkey King apareció.

-Entonces...- él sonrió, levantando su mano sin apartar la vista de ella, quien estaba retrocediendo un par de pasos. -...¿Por qué tantas ilusiones?- chasqueo los dedos, una ola de poder dorado esparciéndose a su alrededor y golpeándola a ella, todas las ilusiones rompiéndose. El castillo en sí no se veía tan diferente, un poco menos brillante pero aún bastante limpio y arreglado, la comida de aspecto apetitoso aún estaba sobre la mesa, los sirvientes desapareciendo. Ella también se veía diferente, más grande y con su aspecto muy parecido a un escorpio.

-Eres un...- gruñó, molesta, y ahí es cuando el mono se lanzó a atacarla, ella esquivando apenas.

-¿Te quedaste por la comida?- Pigsy miró a su amigo con mala cara, frunciendo el ceño.

-Es que...es delicioso- Tang sollozo dramáticamente, metiéndose algo más de comida a la boca, quejándose cuando el demonio lo golpeó con fuerza en la nuca.

-¡Tu no lo entiendes!- hablo ella, sonando casi desesperada, sin hacer amague de atacar al dios y dando todo su esfuerzo por esquivar. -¡No iba a comérmelo, yo...!-

-¿Mamá?- todo se detuvo en ese mismo instante, toda la atención dirigida al pequeño ser que se asomaba por el pasillo. Era un niño, uno humano, de ojos oscuros y cabello castaño algo largo, vistiendo ropa limpia y cómoda, aunque tenía la cara del dios en la parte de enfrente de su remera. -¡Mamá!- avanzó a grandes pasos al verla, sin miedo alguno e ignorando por completo a todos los demás, apoyando suavemente sus pequeñas manos en una de las grandes pisas de ella. -¿Estás bien?- preguntó, genuinamente preocupado.

-Oh, mi cariño...estoy bien- y de repente, la ilusión estaba de vuelta, viéndose como una mujer con expresión suave y ojos cariñosos, extendiendo su ahora manos. -Ven con mamá, dulzura- el menor alzó los brazos, abrazándola apenas fue alzado, ella arrullando con suavidad y ternura, acariciando la pequeña espalda en lo que era un movimiento ya practicado.

-Es...¿Realmente un niño?- preguntó el de anteojos en un susurro, asombrado, sintiéndose un poco como un intruso ante la escena familiar.

-Si, lo es- Wukong frunció el ceño, confundido. No había rastros de ilusión en él, ni siquiera había algo sospechoso, sólo un niño inocente que no tenía ni idea de qué hacía allí.

-Rayos...- bufo el demonio cerdo, haciendo una mueca y sintiendo que habían cometido un error. Los ojos de Scorpion Queen se movieron ligeramente, su mirada clara encontrándose con los dorados por un segundo antes de desviar la vista y suspirar.

-¿Adivinas a quien pude traer?- susurro y ahí es cuando el menor se separó solo para ver a quien se refería, el mono sobresaltándose un poco cuando los ojos oscuros se fijaron en él.

-¡¿Monkey King?!- chillo, extasiado, sus ojos brillando de asombro y felicidad infantil. -¡Es Monkey King, mamá!- la miró a ella con la sonrisa más grande que alguno haya visto en un niño hasta el momento.

-Si, es Monkey King- ella asintió, riendo ligeramente, enternecida con la emoción ajena. -¿Quieres ir a buscar tu cuaderno para mostrarle tus dibujos?- dejo un ligero beso en la frente del niño, quien ahora estaba vibrando de emoción apenas contenida.

-¡¿Puedo?!- chillo, riendo alegremente, corriendo tan rápido como sus pequeñas piernas le permitían apenas ella lo bajó suavemente. Todos quedaron en silencio, ninguno sabiendo que decir exactamente.

-¿Por eso me trajiste aquí?- Tang rompió el repentino silencio, genuinamente curioso, estaba entendiendo un poco la situación.

-Sabía que el mono vendría si te secuestraba- contestó al instante, haciendo una mueca de culpa. -Lo siento...pero no pensé que me creerían si les decía la verdad- se les acercó a paso lento y elegante, sus ilusiones volviendo a hacer que todo a su alrededor se viera un poco más brillante y lindo. -Es tu fan...- miro al dios. -...y quería mostrarte tanto sus dibujos que cuando escuché que estaban cerca, pensé que era la mejor oportunidad-

-Oh...- pero ninguno pudo decir nada cuando el pequeño volvió, con un cuaderno algo grueso y que se le salían algunas hojas por los bordes entre sus brazos, luciendo una gran sonrisa mientras se acercaba.

-¡Hola, Monkey King!- lo miro con los ojos oscuros brillantes y esa sonrisa de oreja a oreja, su emoción presente en cada pequeño movimiento.

-Hey, Kid...- la expresión del mono no pudo evitar relajarse a algo más suave y dulce, enternecida por el pequeño. Se agachó para estar a la altura ajena, moviendo lenta y suavemente su cola, ignorando la mirada fija del demonio y el hombre. -...me dijeron que eres mi pequeño fan, ¿es eso cierto?-

-¡Lo soy!- era casi imposible pero se veía aún más animado. -¡Soy MK por Monkie Kid!- declaró con orgullo.

-¡Vaya!- rio ligeramente. -Buen nombre~- y de repente, había un pequeño cuerpo chocando contra el suyo, una regordeta mejilla apostada contra su hombro. Wukong dudo sólo un segundo, rodeándolo con sus brazos y enderezándose con el niño en brazos, sonriendo al escucharlo ahogar un chillido contra su ropa. -¿Tienes dibujos ahí?- la punta del cuaderno se le estaba clavando pero era fácil de ignorar.

-¡Dibuje tu historia!- anunció, separándose sólo para mirarlo con emoción.

-¿En serio?- la emoción ajena era contagiosa. -¡Vaya! Nunca vi mi historia en dibujos- una pequeña mentira piadosa pero al diablo, valía la pena al notar como los ojos ajenos brillaban un poco más. -¿Quieres mostrarme?- MK asintió rápidamente y el dios sonrió. -En ese caso, ¡vamos!- se acercó a la mesa para ir a la parte más vacía y se sentó con el menor en su regazo, este ya dejando su cuaderno sobre la mesa para abrirlo.

-Todo empieza aquí, con una gran piedra...- empezó a contar la historia que se sabía de memoria a estas alturas, mostrando los dibujos que había hecho para representar cada momento que pudo. Wukong tarareo, apoyando sobre la barbilla ajena para escuchar atentamente y sonriendo ante los dibujos coloridos.

-Son bienvenidos a quedarse- sonrió, aliviada de ver al su pequeño tan feliz y contenta de tener algo de compañía.

-¿Sabes que?- Pigsy sonrió. -Claro- asintió. -Puedo cocinar algo para comer- agregó al notar que la mayoría de las cosas en la mesa ya habían sido arrasadas por su amigo.

-Eso suena genial- le hizo una seña para que la siguiera para guiarlo a la cocina.

-¡E-Espéreme!- Tang se apresuró a seguirlos, sin querer estar solo o entrometerse entre el niño y el dios.

~Monkie Kid~ 4️⃣Where stories live. Discover now