Vampiro

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Espero que les guste~

Nota: Me emocione un poco con esto xD

Petición de: Lira_deamon

-Oh...- MK hizo una mueca cuando su estómago se retorcido, anunciando su hambre, temblando ligeramente con algo de incomodidad. -Pigsy, ¿puedo tomarme un descanso?- miro a su jefe, súplica en sus ojos brillantes y una sonrisa esperanzada, solo sintiendo que la sensación empeoraba. -Necesito ir al baño- uso un tono lleno de urgencia, removiéndose ante la mirada fija del mayor.

-Claro, chico- asintió el demonio después de unos segundos. -¿Necesitas algo para el estómago?- preguntó, algo preocupado al ver cómo el menor se apresura a las escaleras que lo llevaban a su departamento arriba.

-¡No, gracias! ¡Estaré bien, solo necesito unos minutos!- se aseguró de mostrarle una sonrisa sincera antes de correr hacia arriba, cerrando la puerta tras de si, dándose un segundo para ponerle traba antes de lanzarse hacia su heladera. -No puede ser- jadeo cuando abrió, mostrando que estaba vacío, sin siguiera una de las bolsas que estaba buscando y necesitaba con urgencia. -No, no, no, no, no...- y con eso, le entro el pánico y el terror. Si lo piensa bien, había estado tan ocupado en los últimos días con su trabajo y los asuntos de Monkie Kid que en realidad había olvidado reabastecerse. Se revolvió el cabello bruscamente, desesperado, solo pudiendo sentir que el vacío en su estómago se hacía más pronunciado. Debía buscar algunas bolsas, las necesitaba con urgencia, pero era consiente que salir iba a ser peligros, especialmente con tantos seres a su alrededor, llenos de aquel líquido rojizo con sabor a cobre que tanto añoraba. -¡Controlarte, MK!- se golpeó sus mejillas, obligándose a concentrarse en el momentáneo dolor pero sabía que eso no iba a durar mucho tiempo, no cuando su estómago estaba rugiendo, reclamando alimento. -¿Qué hago? ¿Qué hago?- las voces de la gente que estaban en la tienda bajo su departamento se hicieron más fuertes, resonando en su cabeza, babeando un poco ante la sola idea de seres con sangre dulce y cálida corriendo por sus cuerpos estando tan cerca. -¡No, no quiero!- corrió hacia su baño, cerrando la puerta con llave, removiéndose con desesperación y miedo, horrorizado cuando sintió sus afilados colmillos rozar su labio inferior. Necesitaba ayuda pero no su teléfono quedó abajo y no sabía si podía llamar a alguien en persona sin hacer alguna tontería de la que podría arrepentirse.

-Hey, Kid~- se tenso ante la voz familiar que canturreaba justo fuera de su baño, apoyando todo su peso en la puerta y mordiéndose la lengua con fuerza, manteniendo sus manos sobre su boca. Podía escuchar la sangre corriendo por las venas del mono, resonando en su cabeza, eso no era una buena señal. -Sé que estas ahí...- MK se tenso cuando sintió el ligero goleó contra la puerta. -...¿Todo bien?- no podía verlo pero Macaque estaba preocupado por la falta de respuesta.

-¡E-Estoy bien!- logró soltar, su voz rota por la tensión, sintiendo como su cuerpo temblaba.

-Puedo sentir tu mentira, Kid- bufo el mono, cruzándose de brazos. -¿Qué te parece si sales y me hablas? Quizás pueda ayudarte- se ofreció después de unos segundos y MK no pudo evitar sentirse extrañamente reconfortado.

-¿Puedes...?- dudo pero sabía que ya no había más opción. Si no conseguía lo que necesitaba pronto, iba a haber consecuencias y de las malas. Además, Macaque era su mejor opción, sabía que podría mantenerlo quieto si se descontrolaba o algo así. -No te asustes-

-No lo haría- se oía tan seguro de sus palabras que le dio la suficiente confianza como para decidirse a salir, avergonzado y temeroso. Se imagino que sus ojos estaba rojos y sus colmillos más visibles de lo que le gustaría, así que no le sorprendió mucho la reacción del mono. -Eres un...- los ojos dorados del mono se abrieron con asombro ante el aspecto ajeno, aunque se mantuvo quieto y no retrocedió, más preocupado de ver al menor luchar contra algo.

-¡N-No lo digas!- chillo, avergonzado, no sólo por ser lo que era, sino también por ser descubierto después de tanto tiempo. Había logrado ocultarse, esconder ese secreto de todos a su alrededor, que revelarse ahora lo hacía sentir expuesto.

-¿Qué necesitas?- frunció el ceño, serio al verlo retorcerse, luciendo al borde de las lágrimas y la desesperación.

-...sangre...- se sentía raro decirlo en voz alta. -Me quedé sin bolsas y si no tengo una ahora...- cerró los ojos con fuerza, muy asustado por lo que podría suceder si se volvía salvaje.

-Bien, esta bien- Macaque asintió, entendiendo, pensando solo unos segundos antes de decidirse por completo y ante la mirada de pura sorpresa del chico, vio como el demonio se arremangaba con toda la tranquilidad del mundo. -¿La sangre de demonio sirve?- lo pregunto tan calmadamente, como si estuviera preguntando por el clima.

-Yo...Yo no...- negó, temblando, retorciendo sus dedos con ansiedad y nervios. -No quiero lastimarte- sollozo, incluso si ya se le estaba haciendo agua a la boca, ansiado poder clavar sus colmillos y zacear su hambre.

-No lastimarías ni a una mosca- Macaque esta algo ansioso, sintiéndose un poco loco ante la sola idea de ofrecer su brazo a un vampiro hambriento pero este era MK, dulce y amable, quien le extendió una mano sin dudar a pesar de todo lo que había hecho en su contra. Le iba a dar toda la ayuda que pudiera. -Soy un demonio, unos litros menos de sangre no me van a matar- camino para sentarse en el puff que había allí, poniéndose lo más cómodo que podía en la extraña superficie fácilmente hundible e hizo un gesto para que el menor se acercara. -Además, confío en ti- y eso hizo que el menor se ablandara.

-¿Me detendrás si te lastimó?- se acercó con pasos cuidadosos.

-Por supuesto- asintió, seguro. MK decidió sentarse en el regazo ajeno, cerca para que él pudiera apartarlo si era necesario, manteniendo las manos en su regazo mientras el brazo ajeno se posaba frente suyo. -Adelante, Kid. Toma lo que necesites- el menor dudo, abriendo lentamente la boca y cerrando los ojos con fuerza mientras se inclinaba para morder el brazo del demonio, logrando perforar la piel con sus colmillos. La extraña sensación del pelaje se le olvidó por completo cuando la sangre inundó su boca y bajó por su garganta, tarareando ligeramente mientras se relajaba lentamente y alzaba las manos para sujetar el brazo del mayor. Macaque no se quejo ante el dolor punzante, ni por el peso del menor que se apoyaba rápidamente en su pecho. Se mantuvo relajado, moviendo lentamente la cola, ignorando la extraña sensación de ser alimento y tarareo una suave tonada sólo para distraerse, frotando su mejilla contra la cabeza ajena. -Pareces un gato- bufo ante el tarareo que recibió como respuesta, divertido a pesar de la extraña situación.

~Monkie Kid~ 4️⃣Where stories live. Discover now