Alma Congelada #4

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Espero que les guste~

Nota: Le di algo de rendición a Mayor xD

MK se encontró con Mayor unos días después y sintió una ola de culpa golpearlo de repente, viendo lo mal el hombre se veía comparado con la última vez, sentado sin mucho cuidado en un callejón y con la espalda apoyada en la pared, la vista perdida en la nada. Estaba más flaco, pálido y parecía tan deprimido que dolía verlo, sin moverse siquiera cuando se le acercó.

Había estado pensando mucho en el en los últimos días, intentando ver que podía hacer apara al menos intentar ayudarlo, porque si lo analizaba un poco, todo apuntaba que ese hombre había sido una víctima más. Le gusta pensar que en algún momento, la principio, él lucho por el control y por no obedecer pero la presencia de LBD era pesada y demandante, dejando tu mente débil y cansada, algo que había experimentado por su propia cuenta. Así que quizás ese hombre lucho y perdió contra su presencia, sin poder hacer nada más que seguirla y conforme pasaba quien sabe cuando tiempo, lo terminó por convertir en su fiel y vacía marioneta. Todo eso se sentía como el síndrome de Estocolmo.

Y la peor parte era que ella había hecho todo eso, lo moldeo para ser su seguidor y logró que se volviera tan dependiente que ahora que no estaba, él no tenía ni idea de qué hacer, su mente demasiado rota por tantos años de control como para pensar por sí mismo.

-Mayor...- llamó, suave y tentativo. Logró que él reaccionara, aunque apenas, sus ojos moviéndose para mirarlo.

-Ella ya no está...y yo no sé que hacer...- era una confesión, lleno de tristeza y desesperación. -...pero...mi mente está más limpia y me doy cuenta de...todo lo que hizo- eso llamo su atención.

-¿Puedes recordar?- se sentó frente suyo, sin importarle la suciedad del suelo y decidido a escucharlo.

-La mayoría...creo- hizo una mueca y al parecer, encontró algo de fuerza para moverse, solo para acomodarse un poco mejor en su lugar. -Se suponía que yo era un guerrero, tenía que proteger al jefe de la familia...- frunció el ceño, casi como si estuviera luchando por recordar exactamente lo que había pasado en el pasado. -...pero ella...necesitaba a un infiltrado...y era el único que había sobrevivido a su primer ataque...- sus ojos se abrieron con horror de repente. -...se metió a mi mente...sus voz era demasiado...no pude luchar...- se veía devastado, arrepintiendo.

-Puedo imaginarlo- su sola presencia se había sentido pesada y dominante aquella vez que se metió a su mente, no puede imaginarse cómo debió sentirse para el hombre en aquella esposa, mucho menos cuando ella estaba viva y con mucha más fuerza. -¿Qué vas a hacer ahora que eres libre?- esa era la pregunta de toda la vida.

-No sé- negó. -Ha pasado tanto tiempo desde que pude decidir algo por mí cuenta...ni siquiera puedo recordar qué me gusta y que no- y eso sonaba tan mal en tantos sentidos pero era la verdad, su mente había estado tan debilitada y no había tenido la opción de elegir en tanto tiempo que ahora no sabía que hacer, sintiéndose extraño por la repentina libertad.

-Puedo ayudarte- porque no era lo suficientemente malo para dejarlo así, no después de escucharlo. Él tenía razón, él lucho. -No soy LBD, no quiero un sirviente o un servidor pero puedo ofrecerte algo de ayuda...- sonrió ligeramente. Él mismo se estaba curando, todos lo estaban haciendo, y uno más que se uniera no debería ser un problema. -...veremos que te gusta y que no, buscaremos algo que te guste hacer, encontraremos algún pasatiempo-

-¿Y eso de qué servirá?- gruñó antes de poder detenerse. -Perdí toda mi vida, perdí años...ella me los arrebato- estaba tan enojado, aunque la tristeza aún estaba presente. La había idolatrado, la había seguido, había obedecido todo que lo ella le decía pero nada fue con su consentimiento, nada fue de manera inconsciente, y eso era lo que más lo molestaba.

-Quizás...- asintió, porque no había manera de que le devolviera el tiempo perdido. -...pero puedes vivir lo que te queden de años, disfrutar de todo lo que puedas. Es lo mejor que te puedo decir- vivir bien era la mejor venganza, según una frase que alguna vez escucho. Mayor se mordió el labio inferior pero sabía que no podía revolcarse en su odio y tristeza por mucho tiempo. Suspiro y tomó la mano que le ofrecía y, aunque él toque era tan frío como el de ella, había una amabilidad en toda la situación que lo hacía sentir reconfortado de una manera única. Se dejo levantar y guiar, algo de esperanza empezando a crecer en su interior. Se sentía como un comienzo de algo nuevo.

~Monkie Kid~ 4️⃣Where stories live. Discover now