Niño Raro

846 124 13
                                    

Espero que les guste~

Pigsy puede recordar perfectamente cuando conoció a MK.

Se suponía que era un día normal, haciendo los mejores fideos para servirlos a quienes se lo pedían y cobrando, disfrutando de las sonrisas que podía ver de vez en cuando que se dibujaban en los rostros de la gente en su tienda. Ese era uno de sus momentos favoritos, quitando el tener que golpear la mano intrusa de Tang, quien intentaba robarle comida. Así que si, era un día típico, hasta casi una hora después de cerrar.

Estaba limpiando cuando lo vio, parpadeando un par de veces solo para asegurarse de que no se estaba imaginando al niño desnudo y cubierto de lodo parado frente a su negocio. Fue extraño, especialmente por su aspecto pero adorable por los enormes ojos oscuros que miraban si cartel brillante con asombro puro. Dudo varias veces, esperando que quizás alguien viniera, que alguien se llevara al chico mientras lo reprendió por lo sucio que estaba o por su estado de desnudez, lo que sea que le dijera que ese niño no estaba solo y abandonado como pensaba...pero nadie llegó y su paciencia se agotó.

-Hey- salió, mostrando la sonrisa más amable que pudo cuando esos ojos oscuros se fijaron en él. Debería preguntar qué hacía allí o algo parecido pero él gruñido, ligero pero audible, uno que pudo reconocer llamó más su atención. -¿Quieres algo de comer?- ofreció, porque nadie en su presencia iba a pasar hambre. El niño parpadeo, confuso, tocando su panza como si estuviera sorprendido del sonido que escucho pero terminó por asentir después de unos segundos. -Ven, puedes darte un baño mientras yo cocino- extendió su mano, paciente, viendo como la pequeña mano lentamente se acercaba y tomaba la suya, sus cortos dedos dando un apretón, luciendo maravillado con el simple toque.

Pigsy solo pudo verlo por unos segundos, aquellos ojos llenos de asombro y las pequeñas manos que se aferraba a la suya, como si fuera la primera vez que tenía un toque amable pero decidió pensar en eso más tarde, quitando con toda la amabilidad que tenía hacía dentro de su local, cerrando la puerta tras él e ignorando las obvias marcas de pisadas llenas de tierra que el menor estaba dejando. Lo empujó suavemente al baño, enseñándole rápidamente como funcionaba la ducha y señalando lo que debía usar ante su mirada confundida, dejando la ropa que debía usar sobre la tapa del inodoro. Dejó la puerta entreabierta, solo por seguridad y miedo de que algo le pudiera pasar, sintiendo la repentina realización golpearlo.

-Por todos mis fideos...- hizo una ligera mueca, sin tener idea de que hacer a partir de allí. Limpio rápidamente las huellas de lodo que el menor había dejado a su paso y luego, se dispuso a cocinar, atento a cualquier sonido que podría venir del niño y es por eso que no se sorprendió cuando esté apareció después de un tiempo, con toalla en mano, su cabello mojado goteando y la ropa prestada quedándole grande, aunque al menos se veía más decente que antes. -Ven aquí- se acercó. El menor lo miró fijamente y después de un poco, alzó los barcos con algo de duda, un sonido de sorpresa saliendo de su boca cuando el demonio engancho sus manos bajo sus brazos y lo alzó para sentarlo en la silla más cercana.

Seco rápidamente su cabello antes de dejar la toalla sobre el respaldo de una silla vacía, colocando su chaqueta sobre los pequeños hombros porque tenía la sensación de que debía tener frío después de estar quien sabe cuanto afuera, y luego le sirvió, colocando el plato lleno en el mostrador frente a él.

-Adelante, come- sonrió ligeramente, un poco más tranquilo mientras lo veía empezar a comer, sus dedos topes mientras sujetaba los palillos y ensuciando a su alrededor pero al demonio no le importo, contento con verlo comer, decidido a dejar los detalles para después.

Se suponía que era un día normal pero terminó con un niño desconocido en su vida. Que raro que había sido todo eso, aunque también fue uno de los mejores momentos de todos.

~Monkie Kid~ 4️⃣Where stories live. Discover now