Cachorro #2

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Espero que les guste~

Nota: Se supone que solo la carne roja es peligrosa para los demonios, así que supongo que pollo aun pueden comer

Despertar para MK es usualmente un proceso rápido y de golpe, siempre apurado, a veces asustado por el repentino ruido de la fuerte alarma que tenía para ir al trabajo pero en esta ocasión, es un proceso mucho más tranquilo, lento y perezoso. No tiene fuerzas ni ganas de levantarse o siguiera abrir los ojos, así que se acurruca, muy cómodo y cálido en donde sea que estuviera recostado, enterrando medio rostro en la almohada más mullida que había sentido hasta el momento. El aroma a mango aún flota a su alrededor y sólo lo guía para volver al mundo de los sueños.

-¿Cachorro?- se mantuvo en su lugar, quejándose entre dientes al sentir una mano en su hombro y gruñendo cuando es ligeramente empujado. Es suave y amable, diferente a cuando su jefe lo despierta a gritos y tirándolo de la cama o cuando su mejor amiga lo aplasta para despertarlo. -Es hora de despertar, cachorro. Necesitas comer algo- la voz es dulce, cariñosa, pero igual, no es un impulso para moverse, solo lo arrulla.

-...5 minutos más...- bostezo, amplio, sin hacer amague de abrir los ojos aún.

-Te dejaría pero necesitas comer, dormiste la mayor parte del día- la voz femenina es insistente y muy pronto, hay un par de manos que lo sujetan obligándolo a salir de su pose para enderezarse. Se queja durante toda el proceso pero se queda sentado incluso cuando lo sueltan, apenas quejándose ante la sensación de una toalla húmeda limpiando suave y cuidadosamente su rostro. La sensación es fría, así que lo ayuda a despabilar un poco y al fin, junta las fuerzas para abrir los ojos, parpadeando lentamente unas cuantas veces para enfocar su vista. Se siente como si fuera un domingo perezoso, cuando se despertaba por cuenta propia sin temor de enojar a su jefe. Se despereza, estirándose todo lo posible, satisfecho ante el pequeño sonido que hace su espalda y hombros, pasando sus manos por su cabello que apenas nota que está suelto y caído. -Hola cachorro- saluda con una suave sonrisa apenas los ojos oscuros se fijan en ella.

-...hola...- parpadeo, su cerebro aún medio dormido. -¿Quién eres?- porque ningún nombre se le viene a la mente.

-Soy Macaque- parece divertida, alzando su mano para pasarla por el cabello castaño oscuro, sonriendo cuando lo siente apoyarse en el toque.

-...hola Macaque, soy MK...- bostezo nuevamente, haciendo una mueca ante el sabor seco y feo que tiene en su boca. Necesita lavarse los dientes, en serio que si. -Espera...- su cerebro se pone al día de repente y todo rastro de sueño se desvanece mientras la mira con los ojos bien abiertos. -...¿Dormi...la mayor parte del día?- la mona asiente y solo entonces, una oleada de pánico lo golpea. -¡MI TRABAJO! ¡PIGSY!- se lleva las manos a la cabeza, despeinado de manera brusca, su cuero cabelludo quedando algo sentido ante eso. Hay una ventana allí, con las cortinas corridas a un lado, y es entonces que puede ver el exterior. No es de noche aún pero si es tarde. -¡Rayos, va a matarme!- perdió horas de su turno. Lucha para salir de donde está, sus pies enredados en sábanas, un grito saliendo de su boca cuando tropieza. Esta a punto de besar el suelo, una cola envuelta alrededor de su cintura evitando eso.

-Creo que es muy tarde para eso- bufo Macaque. Se siente un poco mal por el menor, quien como cualquier humano de su edad tenía un trabajo de seguro, pero él también es un cachorro y necesitaba el descanso. -¿Quieres algo de comer?- y de repente, MK esta en una silla y frente a la mesa, su estómago gruñendo con necesidad y hambre ante la vista de bollos, junto con lo que está seguro son alas de pollo fritas.

-¡Comida!- jadeo, encantado, su preocupación anterior quedando en último plano mientras extendía las manos. La escucha reír, ligera y divertida, aunque está más centrado en el bollo que logró agarrar. Lo muerde, tarareando de alegría y placer ante el queso derretido que lucha para que no se le caiga. Es cálido y delicioso. -Es tan rico~- el amor de Pigsy por sus fideos y su reusó por comprarle a la competencia le había limitado mucho sobre sus comidas, así que probar algo que no fuera sopa y fideos era un enorme placer, especialmente después de tanto tiempo. -¡Alitas de pollo!- agarro una apenas pudo terminar con el bollo, sus sonrisa en aumento. -Son picantes~- no lo suficiente como para ser insoportable y querer llorar. Era ligero, apenas se sentía, y delicioso.

-¿Gaseosa?- ofreció, ya vertiendo el contenido de una lata en un vaso.

-Por favor~- se limpio las manos para poder agarrar el vaso, dándole un largo trago. Otra cosa que tampoco había tenido mucho, principalmente porque Tang siempre empujaba un té a sus manos. Miró de reojo a Macaque, quien tenía le estaba dando una mordida a una hamburguesa, a la cual podía identificar cómo se pollo por la caja que usaba como plato. Supone que debería estar asustado, principalmente porque no la conocía y estaba seguro que toda la situación era alguna especie de secuestro, pero en realidad, se sentía tranquilo y muy cómodo. Además, había tantas preguntas corriendo por su cabeza y no tenía idea de por dónde empezar.

-Puedes preguntar- bufo ella, divertida.

-¿Viste mi teléfono?- porque si estuvo desparecido durante horas, ya podía imaginar el pánico de sus amigos. Estaba seguro de que tenía al menos 50 llamadas perdidas y muchos mensajes.

-Yo...- Macaque se tenso, haciendo una mueca. -...lo rompí, lo siento- hizo una mueca, luciendo culpable mientras señalaba el pequeño montón dejado en un rincón de la mesa. -No dejaba de sonar- MK hizo un puchero, aunque no estaba molesto.

-Lo siento- el sonido estridente del intro de un anime que Mei básicamente había configurado y nunca cambió de seguro fue demasiado, especialmente si había estado sonando tanto como estaba pensando. -Adiós campera nueva, hola reparador de teléfono- sollozo con tristeza. Tanto que había estado ahorrando.

-No te preocupes, conozco a alguien que puede arreglarlo- fue rápida en decir. -Ahora, relájate y come. Lo necesitas, cachorro-

-Sigues llamándome así- tarareo, pensativo. -¿Por qué?- no le molestaba el repentino apodo, le sonaba dulce y lo hacía sentir cálido, pero aun así tenía curiosidad.

-Es...complicado- principalmente porque no tenía idea de cómo explicarlo para que sonara simple y fácil.

-Tengo que prepararme para el largo sermón que voy a tener que escuchar...- se estremeció al solo pensarlo. -...así que tengo tiempo- hizo un gesto, sonriendo. Lo que sea para para retrasar lo inevitable y saciar su curiosidad.

~Monkie Kid~ 4️⃣Where stories live. Discover now