-No porque no se va a ver por tu flequillo- negó, dejando a su jefe resignado para acercarse al de anteojos. Él deja escapar un suspiro, sacándose los anteojos sólo porque Mei había dejado marca de besos en los vidrios la última vez.

El siguiente y más cercano es Sandy.

-Hola Sandy~- sonrío, viendo de reojo como su amiga abraza a los gatos más cercano que se dejan agarrar.

-Hola pequeña amiga~- el de piel azul le devuelve la sonrisa, tan dulce y amable como siempre. -¿Nuevo labial?- ella asintió. -Te queda muy bien- es tan sincero que hace que su sonrisa se agrande, sintiéndose halagada.

-¿Te importa...?- extendió las manos, saltando ligeramente por la emoción. El de piel azul se rio, inclinándose para alzarla en brazo y manteniendo su sonrisa mientras ella le dejaba un beso en la frente, abrazándolo con cariño.

Luego, van al gran y muy cálido castillo por su siguiente víctima, Red Son.

-¡Suéltame, loca!- Red Son esta furioso, aunque las mejillas rojas dan señales de que esta avergonzado y nervioso, luchando contra ellas.

-¡Déjate besar!- ninguna de las dos se rinde, con Mei sujetándolo sin mucho esfuerzo y sin siquiera importarle las llamas a su alrededor.  MK los esta mirando con preocupación, sin estar muy confiada para meterse en esa situación demasiado caliente para ella.

-¿Qué está sucediendo aquí?- todos se detienen, volteando a ver a la mujer parada en la puerta, luciendo tan seria y elegante como siempre.

-¡P-Princesa!- suda ante su presencia, algo temerosa de haberla molestado. -Nosotras solo...- no tiene idea de que decir.

-¡Queremos dejarle una marca de beso pero no se deja!- responde Mei, seria mientras afirma su agarre en su amigo.

-¡Madre, ayúdame!- súplica, removiéndose en su lugar en un intento de liberarse del agarre de la heredera de los dragones. Iron Fan tararea, pensativa y analizando la situación que está presenciando.

-Quédate quieto, hijo mío- él luce traicionado ante la orden de la demonio, quien se está acercando con una sonrisa divertida y algo burlona.

-¡Madre!- esta furioso y ofendido, mientras las dos chicas ríen con victoria.

-¡Gracias!- se lanza, dejando un beso en cada mejilla y otro en la frente, alejándose de un salto antes de que él pudiera quemarla.

Va con si siguiente víctima por si sola. Nezha.

-¡Nezha!- llamó con una gran sonrisa, contenta al verlo. -¿Puedo hacerte una marca de beso en la cara, por favor?- decide preguntar amablemente, especialmente porque sus amigo aún se esta adaptando a la amistad de su pequeño grupo.

-¿Marca de beso?- frunció ligeramente el ceño, aunque se ve más confundido que molesto. -¿Cuál es su propósito?-

-No tiene propósito, tonto- no puede evitar reír ligeramente, divertida. El príncipe se toma todo demasiado en serio. -Solo quiero dejar un beso en ti~- sonrío, dulce y cariñosa, alzando sus manos en su dirección.

-Oh...- y después de unos segundos, se inclina, la emoción de ella en aumento al poder tomar su rostro entre sus manos y decidía a no comentar lo cálidas que están las mejillas de él, de seguro por los nervios y la vergüenza. Deja un firme beso en su frente, en medio y un poco más arriba de las marcas rojas que él tiene.

El siguiente en su lista, y a quien encuentra por pura suerte, es Macaque.

-¡Macaque, por favor!- de seguro se estaba viendo como una loca, suplicando con las manos extendidas al techo, dando pequeños saltos pero tiene mucha suerte de que están alejados de la mayoría.

-Conozco tus intenciones- bufo. -Veo y escucho todo, ¿recuerdas?- señaló sus orejas, enarcando una ceja.

-¡Por favor, son sólo besos!- hizo un puchero, sin césar su intento de alcanzarlo. -¡Por favor, por favor, por favor!- esta rogando ahora. El mono la mira y suspira, desapareciendo en su sombra pero antes de que ella pudiera quejarse, él aparece frente suyo de repente. Está cruzado de brazos y tiene los ojos cerrados, algo que la hizo sonreír. Lo abraza y él solo tararea, sin quejarse mientras ella marca sus mejillas y frente, riendo porque el rojo resalta mucho más de lo esperado.

El último y más alejado es Monkey King.

-¡Monkey King!- sonrió, enorme y animada al ver a su maestro allí.

-¡Hey, Kid!- él sonrió de igual manera, bajando de un salto de su nube para acercarse. -Te ves bien, lindo color- señaló al notar sus labios pintados.

-Awwww, gracias~- sonrío, su felicidad en aumento. -Monkey King, ¿puedes cerrar los ojos, por favor?- preguntó, decidida a no ser completamente directa, especialmente para ver su expresión.

-Seguro- se ve confundido pero de igual manera obedece, cerrando los ojos con total tranquilidad, quedando quieto incluso cuando ella sostiene su rostro con suavidad. Lo inclina un poco, besando firmemente una de las mejillas de su maestro, riendo entre dientes al ver que la marca quedó como quería. -¿Me marcaste?- abre los ojos para mirarla cuando lo suelta, luciendo confundido, solo rozando con la punta de sus dedos la marca de su rostro.

-Sip~- está orgullosa y no tiene motivos para esconderlo. Se sorprende mucho cuando de repente está rodeada de monos, quienes chilla mientras hacen grandes gestos hacia sus rostros, algunos saltando pero todos luciendo igual de emocionados y exigentes. -¿Ustedes también quieres?- esta un poco sorprendida ante los chillidos llenos de emoción que recibe como respuesta. Al final, cada pequeño tiene un beso marcado en la frente, todos luciendo contentos mientras se miran entre ellos.

-¿Esto sale?- preguntó con curiosidad, señalando las marcas de sus pequeños.

-Con un buen lavado~- asintió, dando un pequeño salto para abrazarlo y marcando su mejilla antes limpia, riendo alegremente. Él sólo puede parpadear, confundido con toda la situación.

~Monkie Kid~ 4️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora