Capítulo 53.

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Capítulo 53. Ley del Talión.


23 de junio, 2011.



Neal Hardy.

El entrenamiento ha sido difícil.

Aunque bueno, podría ser peor.

Al menos no me ha ido tan mal como al tipo que lo hicieron correr por todo el enorme campo mientras sostenía unos ladrillos.

Suspiré con pesadez, ajustándome la toalla alrededor de las caderas. Salí de una de las duchas y me dirigí a mi casillero para tomar los pantalones cómodos y grises. Me los puse y después colgué la toalla sobre el mueble.

―Muero de hambre ―Resopló Landon: el primer amigo que hice al llegar a este lugar.

Un tejano que por lo que sé, abandonó su corta carrera de modelaje porque su sueño es ser un agente especial de la FEIIC. O eso fue lo que me contó.

―Mejor morir de hambre de una vez, que morir mañana por un disparo.

―Pesimista ―Me acusó.

Reí bajo.

―No tanto ―Suspiré con pesadez―. Date prisa, ya casi es hora de la cena y recuerda que los últimos en llegar se llevan las sobras.

Hizo una mueca.

―La última vez en el desayuno solo alcancé medio cereal sin leche ―Me respondió.

Estamos separados por grupos. Cada grupo se queda en un solo recinto con capacidad para veinticinco soldados. Tenemos nuestros horarios para entrenar, para ducharnos y para estudiar. La única parte del día en la que nos juntan con los demás grupos, es en el desayuno, el almuerzo y la cena.

Son cuatro grupos en total.

Cien soldados hambrientos buscando alimento todos los días.

Los últimos en llegar al comedor, siempre se llevan las sobras, lo que quedó al final ya que todos los demás tomaron su comida.

Me ha pasado tres veces gracias a Landon.

Es una puta tortuga.

Me coloqué mi camiseta gris y finalmente cerré el casillero.

―¡Suéltame! ¡Déjame en paz! ―Ambos giramos a las regaderas cuando escuchamos una voz femenina proveniente del interior―. ¡Que me dejes en paz!

Fruncí el ceño cuando vi la puerta de uno de los cubículos abierta por lo que se ven dos personas por completo y no solo sus cabezas y piernas. Es un chico y una de las dos chicas que hay en nuestro grupo. Sí, de veinticinco personas, solo dos son mujeres. Seguro se sienten incómodas rodeadas de tantos tipos.

Y sobre todo después de ver esto puedo confirmarlo.

El chico que está con ella, intenta quitarle la toalla que la cubre. Su cabello está seco, por lo que deduzco que ni siquiera ha podido ducharse.

Su cabello es negro, igual de negro que el mío. Es largo, lacio y...de perfil se parece tanto a mi hermana.

Savannah.

El chico la sacó del cubículo y en cuanto lo hizo, tiró de la toalla y se la quitó, dejando a la pobre chica completamente desnuda. Todos los demás comenzaron a reírse mientras ella intentaba cubrirse con las manos. Su rostro naturalmente lechoso, comenzó a tornarse rojo por la verguenza y el enojo.

Corrompiendo a tus demonios [Destructiva Obsesión #2] ✔✔Where stories live. Discover now