Corrompiendo a tus demonios [Destructiva Obsesión #2] ✔✔

Capítulo 45.

Este capítulo contiene material sensible y actitudes que bajo ninguna circunstancia deben tomarse como ejemplo. Si eres una persona sensible, te recomiendo no leerlo.
Y lo más importante: Este capítulo NO incentiva al consumo de drogas.

02 de febrero, 2010.

Neal Hardy.

Me relamí los labios cuando la pelirroja cubrió mi glande con su boca. Succionó antes de alejarse un poco y descender por toda mi longitud, pasando su lengua y dejando un rastro de humedad por mi piel. Alejó la cabeza para dejar que la rubia hiciera lo mismo. Me sonrió justo antes de comenzar a mamarmela. Igual que su amiga.

Suspiré de gusto y me acomodé mejor contra la cama, disfrutando el tener a los dos turnándose. Mientras una se concentraba en mi polla, la otra lamía y succionaba lentamente mis testículos.

Joder.

Tomé a la rubia del cabello para alejarla y para incorporarme. Jadeó cuando la tiré boca abajo en la cama. Tomé el condón sobre la mesa de noche, rasgué el empaque y después me lo coloqué.

La pelirroja se tumbó boca arriba sobre el colchón, flexionó y separó las piernas, justo frente al rostro de la chica que ahora tomo de las caderas para ponerla en cuatro.

―¡Por Dios! ―Gimió con fuerza cuando comencé a follarle el culo. Se removió ansiosa y comenzó a intentar seguirme el ritmo rápido y brusco.

Eso al mismo tiempo que le comenzaba a comer el coño a la pelirroja. Esa misma que también se encuentra gimiendo.

―Joder ―Gruñí, entrando y saliendo con mucha más brusquedad que antes.

―Sí, así. Dios ―Comenzó a formular, alzando la cabeza.

La pelirroja la tomó de la nuca y le volvió a acercar el rostro a su coño.

La puerta de la habitación se abrió de golpe y entonces comenzó el escándalo, los gritos que me aturdieron por completo. La pelirroja saltó para salir de la cama y la rubia me empujó para que saliera de ella y así poder cubrirse con las sábanas.

―¡Eres un cabrón de mierda! ―Vociferó Jasmine, dando zancadas rápidas para acercarse a mí―. ¡Maldito hijo de puta!

Parpadeé, aún más aturdido cuando me abofeteó, cuando comenzó a tirar golpes a mi pecho.

―¿Qué carajo te pasa? ―La tomé de las muñecas para detenerla―. ¿Qué coño te metiste ahora?

Rió secamente.

―¡Y todavía eres un descarado! ―Bramó en medio de su llanto―. ¡Ayer me estabas follando y ahora te tiras a mis amigas! ¡Eres un cabrón! ¡Y ustedes unas putas!

Las señaló.

La rubia se vistió con rapidez y a tropezones salió de la habitación. La otra se quedó, después de todo es su casa.

―¿Y a ti qué te importa a quién me follo? Hasta donde yo sé, no somos nada ―Le aclaré―. Que a veces follemos cuando estamos drogados, no significa que seamos algo. Nos quitamos las ganas y ya, ¿te queda claro?

Otra bofetada.

―¡Eres un imbécil! ―Volvió a gritarme con la voz entrecortada―. Te coges a toda la que se te insinúa y a mí me haces pensar que lo nuestro es especial.

―Yo no te hice pensar nada, tú sola te ilusionaste cuando desde el inicio te dije que no quería una relación. Fui claro contigo, que hayas pensado otra cosa ya no es mi asunto, Jasmine.