Capítulo 62.

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Capítulo 62.- Testamento.


24 de septiembre, 2022.


Neal Hardy.


Desperté de golpe y me moví rápido sobre el suelo para enfocarme. Tuve que parpadear dos veces y llevarme la mano a la cabeza por el jodido dolor insoportable en ella.

Solo la confusión al mirar el lugar en el que estoy, disfrazó un poco el dolor.

Una celda.

Una jodida celda.

Y no es la única, hay muchísimas más en todo el lugar y casi todas tienen una persona dentro. Todos están sucios, decaídos, con una expresión de sufrimiento.

―Joder ―Mascullé.

―Ah, ya despertaste.

Giré para encontrar esa voz. Está justo a mi lado, en la celda junto a la mía.

Es Célie.

Está sentada sobre el suelo, con las piernas estiradas y la espalda apoyada en la pared que tiene detrás. Está golpeada, tiene varios cortes y heridas en el rostro como si la hubiesen golpeado.

―¿Dónde estamos? ―Le preguntó.

Entornó los ojos.

―En casa, querido ―Soltó irónicamente―. Que bonita está tu sala por cierto.

Bufé.

―¿Qué fue lo que te pasó? ¿Por qué te golpearon?

―Por no decirles tu nombre ―Se encogió de hombros―. Los turcos no tienen tanta paciencia, así que bueno...

Se señaló el rostro.

―¿Por qué no les dijiste mi nombre?

―Porque en esta isla no somos Célie y Neal. No con estas personas que seguro con solo decirles nuestro nombre real, nos reconocen y nos hacen de lo peor ―Me explicó―. Las cosas que descubrí cuando los investigué, son demasiado horribles. No nos conviene que sepan quienes somos.

Me incorporé para acercarme a donde está. Unos barrotes de acero macizo nos separan, pero sí nos permiten vernos a la cara. Ella imitó mi acción y con dificultad, se levantó debido a la herida que tiene en la pierna.

―Dime, Evans ―Recalqué la última palabra; su apellido falso―. ¿Qué fue lo que descubriste de ellos? ¿Qué es?

―Lo sabes, por eso llegaste aquí, ¿no? Sabes lo que hacen ―Habló bajo―, sabes que experimentan con personas.

Suspiré con pesadez.

―Sé que lo hacen, pero aún no me queda claro qué usan, qué mierda están inyectándole a las personas.

Ella recargó la frente contra los barrotes.

―Empezaron hace años. Aún no consiguen encontrar la fórmula final y por eso siguen intentando e intentando, matando a muchísimas personas a su paso sin importarles nada más que su mierda ―Formuló, de nuevo mirándome―. Están creando una enfermedad mortal peor que todas las que existen, pero eso es lo de menos.

―¿Una enfermedad mortal es lo de menos? ―Inquirí, soltando una risa seca.

―Están creando una cura para ella. El que quiera vivir, entonces debe tomarla antes o cuando se infecte, la cura te sana, es un hecho para ellos, pero...―Negó con la cabeza―. Es adictiva desde la primera aplicación, tu cuerpo te la pedirá todos los días aunque ya no la necesites, más que una cura, es una jodida droga. Niños, ancianos o personas que jamás en su vida probaron alguna, se volverán adictos. Se venderán millones todos los días en todo el mundo. Se harán ricos a costa de la salud de toda la población mundial.

Corrompiendo a tus demonios [Destructiva Obsesión #2] ✔✔Where stories live. Discover now