Capítulo 34.

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31 de octubre, 2009.


Neal Hardy.


Derek soltó un grito exageradamente alto y Mason resbaló en un escalón cuando un tipo vestido con un horrible disfraz, salió de una esquina. Lleva un hacha y unas cadenas que arrastra por el suelo.

―¡Hijo de puta, levántate! ―Vociferó Derek, tomando a Mason del brazo para ayudarle a incorporarse―. ¡Tú deja de reírte, cabrón! ¡Dios, santo, se está acercando!

Se echó a correr, dejándonos al malnacido y a mí solos. Él se levantó del piso y al igual que Derek, también corrió en dirección a la salida de la casa de terror. Yo me quedé recargado contra la pared, intentando controlar la risa que no pretende cesar.

El tipo me pasó por un lado cuando notó que no podía asustarme, simplemente aumentó su paso para ir detrás de esas personas que no paran de gritar y huir despavoridas, mis amigos entre ellos.

―¡Por Dios...! ―Intenté formular en medio de la risa.

Es divertido. Tres personas cayeron, otras dos lloraron durante todo el trayecto, un niño se golpeó contra una pared y bueno, muchos gritaron como si los estuvieran asesinando.

Pasados un par de minutos, los gritos cesaron y el tipo de las cadenas regresó hacia acá. Cuando me miró aquí, se quitó la máscara que llevaba puesta.

―Hijo, ya salte. Ya se acabó el recorrido, hay más personas que esperan entrar.

Asentí varias veces.

―Lo lamento, lo lamento ―Me disculpé―. Estuvo genial el recorrido.

―La salida es al fondo ―Gruñó, de nuevo colocandose la máscara y acercándose a la esquina en donde se esconde.

Fui a la salida y una vez ahí, me coloqué los lentes de sol para cubrir el rasguño que la jodida gata me hizo cerca del ojo.

La odio.

Es una maldita abusiva, agresiva y cuando se le da la gana, le gusta ser melosa y enfadarme.

Por suerte Sav ya se la llevó a su nuevo apartamento.

Ya no tengo que soportar que invada mi cama. Pero eso sí, ayer Sav la llevó de visita para "que no me extrañe" y la maldita gata me arañó el rostro cuando mi hermana me obligó a cargarla.

―Joder, que intenso estuvo todo allá adentro ―Resopló el malnacido―. Casi sufro un infarto cuando el puente comenzó a moverse como loco por las personas de abajo que lo movían para atraparnos. A la señora a mi lado le jalaron los pies y se cayó. Pobrecita.

Reprimí una risa.

―No fue para tanto. En realidad, todo el trayecto esperé a ver algo que realmente me asustara, pero simplemente todo me dio risa.

―Es que tú estás medio loquito, nada te da miedo ―Señaló Derek, moviendo su índice en círculos cerca de su oreja―. Yo sentí que me cagaba cuando salió el tipo de las cadenas.

Eso también me causó gracia.

―El tipo de las cadenas fue lo menos aterrador de toda la casa.

―Yo sé que sí te asustó, solo que te la quieres dar de valiente.

Formé una sonrisa de suficiencia.

―Estatuas y personas vestidas de fantasmas no me asustan.

Es verdad.

He pasado cosas peores en casa como para que cualquier cosa con máscara me asuste.

Corrompiendo a tus demonios [Destructiva Obsesión #2] ✔✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora