Ash y Sky, dos reconocidas estrellas de cine, están en medio de un proceso de divorcio.
El desgaste, la distancia, la falta de comunicación y la sospecha de una posible infidelidad, han llevado a Sky a concluir el por qué del desenamoramiento de su...
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Caminé a toda prisa por los pasillos, mientras mi pecho sentía el dolor agonizante y mis pulmones luchaban por llenarse de aire. Ni siquiera era consciente de todo lo que las personas decían a mi alrededor, ya que solo una frase resonaba en mi cabeza.
Ash sufrió un accidente mientras grababa una escena de acción...
—Sky, debes calmarte —Irene me detuvo, tomándome del brazo. —. Mírate, estás temblando...
Las piernas me flaqueaban y mi corazón parecía estar a punto de estallar. El rostro de Ash era noticia en todas partes, y Oliver había estado llamándome durante todo el día.
Tomé el primer vuelo hacia Los Angeles, y ahora estaba desesperada por encontrar la habitación en la que él estaba registrado.
—¿Familiares de Ash Lowell? —el doctor estaba cruzando la puerta.
—Soy su ex-esposa... —contesté con mi voz fallándome en el camino.
No sabía si me permitirían entrar ya que no habían vínculos formales entre nosotros. Sin embargo, aún así él me dejó ingresar y agradecí al cielo que tuviese la oportunidad de verlo con mis propios ojos.
En cuanto entré, lo primero que vi fue la figura de Ash recostado en la camilla y su cuerpo siendo cubierto por las vendas. La mascarilla de oxigeno cubría la mitad de su rostro, y los moretones y heridas eran aún visibles en su piel.
Todo mi mundo se detuvo para enfocarse en la imagen frente a mí, escuchando una y otra vez el mismo sonido, oliendo el aroma del hospital y viendo las nubes grises al otro lado de la ventana. Al instante sentí la fuerte presión en mi pecho al detallarlo y un nudo enorme se instaló en mi garganta.
—El señor Lowell cayó de un vehículo en movimiento y fue golpeado por otro vehículo que lo seguía... Al parecer tuvo fallos con el arnés—dijo el hombre a mi lado, mientras me derrumbaba a su lado, perdiendo el aliento. —. Lamentablemente sufrió una conmoción, fracturas y desgarres en la cara.
Fue como si algo chocara fuertemente contra mi tórax, comprimiendo mi pecho hasta el punto de quebrarme. Era evidente el daño, y lo peor... Lo peor era que temía con todo mi ser que él no volviese a despertar nunca más...
—Debido a sus lesiones, tendremos que someterlo a cirugía —continuó.
—¿E-Estará bien? ¿va a recuperarse, verdad? —temí por la respuesta.
—Para su tranquilidad, el señor Lowell está fuera de riesgo vital —indicó provocando que mi corazón volviese a latir con normalidad.
Me giré nuevamente hacia él, aferrando mis dedos a los suyos.
Ash estaría bien... Por supuesto que así sería.
—No vuelvas a asustarme así ¿oíste? —murmuré en voz baja, depositando un beso sobre sus nudillos magullados.
