Capítulo veinte

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Ash

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Ash

Dejé mis camisas colgadas en el extenso armario, sintiendo el peso de ver el vacío al otro lado. Allí debería estar la ropa de Sky, pero no había nada de ella en su interior. Así como en el resto del apartamento... 

Se había llevado todo lo suyo. Igual a como yo lo había hecho hace un tiempo atrás... 

Su anillo colgaba de la cadena alrededor de mi cuello. Eso era lo único que me quedaba de ella, aquí, conmigo. 

No estábamos en malos términos. En realidad, las cosas entre nosotros avanzaban bastante bien, sin embargo, ella seguía estableciendo esa barrera para que las cosas avanzaran lentamente hasta que todo estuviese completamente resuelto. 

Mis pisadas resonaban alrededor, haciendo eco en la habitación. 

La enorme cama estaba frente a mí y nuestras fotografías seguían colgadas en la esquina de la pared; viajes, cenas, momentos felices en donde sonreíamos a la cámara, abrazándonos, besándonos...

Tener esas fotos allí, me hicieron extrañar su presencia aún más. 

Marqué a su celular, esperanzado en que me respondiera y que de alguna forma ella tomara la decisión de regresar conmigo. 

—¿Sí? —contestó. 

—¿Dónde estás? —pregunté afligido.

Pensé que al regresar al apartamento, me encontraría con Sky aquí, e ingenuamente imaginé que todo volvería a ser como hace años atrás. Que idiota al creer que de un día para otro, ella me aceptaría devuelta...

—Compré una casa —contestó y no pude evitar preocuparme de inmediato. —. Decidí buscar algo más cómodo y abierto. El apartamento ya no era suficiente para mí... 

—Te gustaba estar aquí antes... —pasé saliva. 

—Tú mismo lo dijiste. Antes —murmuró. —. Pero ya no me hacía feliz estar allí...

—¿Qué quieres hacer entonces... con el apartamento? —respiré hondo. 

—Puedes quedarte con él, Ash. 

—Pero es nuestro. 

—Sin embargo, no deseo volver allí. No me trae buenos recuerdos y desde hace mucho que dejé se sentirlo como mío. 

Sus palabras dolieron, pero no por el hecho de que ella ya no quisiese regresar, sino por escuchar como se sintió luego de que me fui. Y era exactamente a como me sentía yo ahora mismo. 

Estar aquí no era lo mismo sin ella. Porque Sky le daba vida a este lugar, su perfume siempre impregnaba la habitación, su risa siempre hacia eco en los pasillos, e incluso extrañaba las pisadas de sus tacones resonando contra el mármol. 

Todo eso me pesaba y hacia falta. Y dolía saber que no recuperaría nada de eso nunca más. 

—Vale, lo entiendo... —suspiré. 

El divorcio de mis sueños ✔️Where stories live. Discover now